30 de septiembre de 1995: El día que Maradona volvió a Boca | OneFootball

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·30. September 2025

30 de septiembre de 1995: El día que Maradona volvió a Boca

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El 30 de septirmbre 1995. En un rincón del planeta alejado de La Bombonera, el amor por la camiseta azul y oro cruzó fronteras. Ese día, en Seúl, Corea del Sur, Diego Armando Maradona volvió a jugar con Boca Juniors. No importó la distancia, ni el carácter amistoso del encuentro. Para los hinchas, el 10 estaba de regreso. Y eso era todo lo que importaba.

Boca Juniors enfrentaba a la selección de Corea del Sur en un amistoso internacional. Lo que parecía una parada más en una gira terminó convirtiéndose en un hito. Maradona volvía tras 15 meses de suspensión por dopaje, luego del Mundial de Estados Unidos 1994. Fue su reencuentro con el fútbol, con su gente, con su identidad.


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Boca ganó 2-1 con goles de Carlos “Colorado” Mac Allister y Sergio “Manteca” Martínez. Los locales descontaron con Ha Seol Ju. Pero nadie recuerda el marcador: todos recuerdan a Diego, vestido de azul y oro.

Maradona jugó 87 minutos, fue reemplazado por Walter Pico y lució un look que sería icónico: cabello oscuro con un mechón rubio. Cada toque suyo desató emociones. Desde Argentina y desde las tribunas coreanas, los ojos estaban puestos en él. Maradona no volvió como una sombra del pasado, sino como un símbolo renovado.

El partido en Seúl fue el prólogo. Una semana después, Diego hizo su reaparición oficial en torneos locales, en La Bombonera ante Colón de Santa Fe. Pero fue en Asia donde el mundo volvió a verlo con los colores que lo definían. Ese 30 de septiembre fue un nuevo comienzo. Un grito de identidad. Un recordatorio de que Maradona y Boca son sinónimos.

El vínculo entre Maradona y Boca va más allá del césped. Es un sentimiento, una herencia emocional. Diego representó la garra, la pasión, el orgullo xeneize. Cada vez que se vistió con la azul y oro, lo hizo como un hincha que cumplía un sueño. Hoy, 30 años después, su regreso en Corea sigue siendo un momento imborrable para quienes entienden que el fútbol también se escribe con el corazón.

Aquel día no se jugó solo un amistoso. Se vivió un reencuentro. El regreso de Maradona a Boca fue una celebración de la pasión, la fidelidad y la memoria colectiva de un pueblo que nunca dejó de esperarlo. Cada 30 de septiembre, los xeneizes no solo recuerdan un partido: reviven el latido de un amor eterno.

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