Abel Caballero insiste en la candidatura de Balaídos para el Mundial 2030 | OneFootball

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha vuelto a alzar la voz para reclamar que el Estadio Municipal de Balaídos sea una de las sedes del Mundial de Fútbol de 2030, torneo que organizarán conjuntamente España, Portugal y Marruecos. El regidor considera que la exclusión de Vigo en el proceso de selección no responde a criterios objetivos y denuncia irregularidades en la gestión de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

Caballero defendió que la ciudad cuenta con un proyecto sólido para adaptar Balaídos a las exigencias de la FIFA, con una capacidad prevista de 43.500 espectadores. Según explicó, este planteamiento sitúa al estadio vigués en mejor posición que otros recintos ya seleccionados, algunos de los cuales —afirmó— ni siquiera han iniciado las obras necesarias para cumplir con los requisitos del Mundial:  "Tenemos un proyecto para un aforo de 43.500 espectadores. Hay un gran número de estadios que no lo tienen y que ni siquiera han empezado a solucionarlo"El alcalde fue especialmente duro con el procedimiento seguido por la Federación. Recordó que España dispone de 11 sedes asignadas, pero que únicamente se presentaron diez candidaturas oficiales tras la retirada de Málaga. En este contexto, Caballero considera incomprensible que Vigo no fuese incluida, y calificó la situación como “grotesca”, al entender que la lógica indicaba que la ciudad gallega debía ocupar esa plaza vacante.Además, el regidor vigués abogó por ampliar el número de candidaturas para evitar problemas futuros. A su juicio, lo razonable sería presentar al menos 11 sedes definitivas, ya que existe una alta probabilidad de que alguna de las seleccionadas pueda caerse durante el proceso. En ese escenario, tanto Vigo como Valencia , ciudad por la que también mostró su apoyo,  deberían tener una nueva oportunidad.Con este posicionamiento, Abel Caballero reafirma su intención de seguir defendiendo la inclusión de Balaídos en el Mundial 2030 y mantiene la presión institucional para que la RFEF reconsidere su decisión y revise el reparto de sedes en España.