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·19. Dezember 2025

Ceuta: sanción ejemplar por vivir al límite en el banquillo

Artikelbild:Ceuta: sanción ejemplar por vivir al límite en el banquillo

Hay entrenadores que dirigen desde la pizarra y otros que lo hacen desde las entrañas. José Juan Romero, del Ceuta, pertenece a este segundo grupo. Vive el partido como si aún tuviera botas puestas, como si cada decisión arbitral le atravesara el pecho. Esa forma de entender el fútbol, tan humana como peligrosa, le ha pasado factura.

El Comité Disciplinario ha sancionado al técnico de la AD Ceuta con dos partidos de suspensión y multa, en aplicación del artículo 52 del Código Disciplinario, por protestar al árbitro, salir del área técnica gesticulando y dirigirse posteriormente al cuarto árbitro con una frase que resume el momento de tensión: “¿Me vas a echar a mí?”.


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El castigo: reglamento frío para una escena caliente

La resolución es clara y está respaldada por el marco normativo. El artículo 52 del Código Disciplinario contempla sanciones por protestas reiteradas, actitudes de desconsideración hacia el equipo arbitral y abandono del área técnica. En este caso, el acta arbitral recoge la secuencia completa cometida por el técnico de la AD Ceuta: protestas visibles, gestos ostensibles y una interpelación directa al cuarto árbitro.

Dos partidos de suspensión y multa económica. Ni más ni menos. Una sanción que, desde el punto de vista reglamentario, encaja con lo estipulado. Desde el punto de vista emocional, deja un vacío importante en el banquillo ceutí.

José Juan Romero: carácter, identidad y riesgo

Hablar de José Juan Romero es hablar de un entrenador que ha construido identidad allí donde ha ido. Su Ceuta es un equipo intenso, competitivo, que no negocia el esfuerzo y que entiende el fútbol como un pulso constante. Ese carácter tiene ventajas evidentes: conexión con el vestuario, energía contagiosa y un mensaje claro.

Pero también tiene riesgos. En una categoría como LaLiga Hypermotion —y por extensión en el fútbol profesional— los árbitros aplican el reglamento con lupa y el margen para la protesta se reduce cada temporada. El fútbol moderno exige control emocional también en los banquillos.

Cómo afecta al Ceuta: más que dos partidos sin su técnico

La ausencia de Romero no es menor. Dos partidos sin el primer entrenador suponen alterar rutinas, mensajes y dinámicas. El Ceuta pierde a su líder visible, a la voz que ajusta durante el partido y al gestor de emociones en momentos críticos.

En categorías tan igualadas, donde cada punto tiene peso específico, no contar con tu entrenador en la banda es una desventaja real. El cuerpo técnico deberá asumir ese rol, pero el impacto psicológico existe, tanto para el rival como para los propios futbolistas.

El eterno debate: ¿dónde está el límite?

La sanción vuelve a poner sobre la mesa un debate recurrente en el fútbol español: ¿hasta dónde puede llegar un entrenador? ¿Se castiga la protesta o la forma de protestar? ¿Se protege suficientemente al árbitro o se está cercenando la pasión?

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El reglamento no entiende de contextos emocionales. Castiga hechos. Y en este caso, los hechos están reflejados en el acta. La pregunta no es si la sanción es legal, sino si el fútbol está sabiendo convivir con entrenadores que sienten el juego como una extensión de sí mismos.

Aprender sin perder la esencia

José Juan Romero no necesita domesticar su carácter, pero sí canalizarlo. Su energía es parte de su éxito, pero el equilibrio entre intensidad y autocontrol marcará su crecimiento como técnico. El Ceuta lo necesita en la banda, no en la grada.

Dos partidos pasarán rápido. La lección, si se asimila, puede durar mucho más. Porque en el fútbol actual, tan táctico como emocional, ganar también implica saber cuándo callar.

Una sanción que deja huella

La imagen del técnico gesticulando y preguntando si iba a ser expulsado resume un instante de tensión, de frustración y de pasión desbordada. El castigo ya está dictado. Ahora queda lo más importante: volver más fuerte, más consciente y con la misma ambición.

Porque el fútbol no solo se juega con balón. También se juega con cabeza. Y en ese terreno, cada decisión cuenta.

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