El Manchester City de Pep Guardiola está pagando caro la falta de cambios de ciclo | OneFootball

"El fútbol son ciclos. Y cada ciclo, de tres o cuatro años. Difícilmente más. Esa fecha de caducidad incluye también a las plantillas que rinden y obtienen premios", escribió Johan Cruyff en una columna en el diario La Vanguardia en febrero de 2007. En ese momento, 'El Flaco' hacía referencia a la plantilla del FC Barcelona, dirigida por cuarto curso consecutivo  por Frank Rijkaard. Dieciocho años después, esas líneas redactadas en el periódico catalán, aplicadas en su pasado como entrenador, siguen vigentes y el mejor de los casos para verlo es el Manchester City de Pep Guardiola.

El técnico de Santpedor, extensión del 'Maestro' en el campo y discípulo desde la banda, fue el ideólogo de uno de los mejores Barça que se recuerdan. No obstante, la situación en el cuadro británico le está superando. "No soy lo suficientemente bueno", aseguró tras la derrota de sus pupilos ante el Real Madrid en el Etihad Stadium (2-3). Es decir, el segundo entrenador más laureado en la historia de este deporte con 39 trofeos, solo por detrás de los 49 de Ferguson, dice no dar la talla para reconducir la situación. Perdóneme, Pep, pero está usted equivocado, pues es sorprendentemente bueno.

"El fútbol son ciclos"

Hace dos cursos, en la temporada 22/23, todo el Manchester City estaba centrado en conseguir el triplete: Champions, Premier y FA Cup. La especial obsesión era la 'orejona', un título que se se le resistía a Pep desde 2011. Tal era el hambre de títulos que llegó al vestuario 'sky blue' un Erling Haaland de 22 años que prometía romper todos los récords anotadores. El ariete noruego no es el perfil de futbolista que le gusta a Guardiola, pues es un futbolista con pocas capacidades asociativas, pero es un artillero de alto calibre. Como los goles son lo que cuenta en el fútbol, fue el delantero centro del conjunto inglés, aunque con Julián Álvarez como auxiliar. El objetivo se cumplió, pues el trío de trofeos acabó en las vitrinas 'cityzens'.

Tras siete cursos al frente del elenco británico, el objetivo de la campaña 23/24 era ganar los títulos a los que no había tenido acceso, el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa, así como tratar de mantener el nivel. Terminó con ambos torneos con el City como campeón, al igual que la Premier League. El camino en la máxima competición continental de clubes se les acabó en cuartos de final, ante un Real Madrid que terminó levantando el título. La temporada se puede catalogar como buena. La plantilla era idéntica a la del curso anterior, a excepción de bajas sensibles como Gündogan o Riyad Mahrez y alguna incorporación, como Josko Gvardiol.

Este año, con la misma columna vertebral que las pasadas temporadas, lógicamente más envejecida e incluso incompleta en algunas zonas, el Manchester City lo está pasando muy mal. Guardiola lleva tiempo sin aplicar los cambios de ciclo que pregonaba Cruyff. De hecho, incluso ha repescado a un Gündogan que buscó su cobijo ante la invitación a la salida del FC Barcelona. La media de edad en la alineación de la derrota de este martes ante el Real Madrid era de 27'7 años, aligerada por Savinho (20), Gvardiol (23) y Haaland (24). El resto, quitando a Rúben Dias que tiene 27, se mueven en la treintena.

Johan insistía en la necesidad de reestructurar las plantillas, incluso las ganadoras, para mantener la competitividad y el hambre de títulos. Si bien es cierto que el cuadro 'sky blue' cuenta con varios futbolistas jóvenes recién llegados, no tienen el impacto necesario para considerar que el cambio de ciclo se ha ejecutado. No es que Pep no sea bueno, sino que se está olvidando de una importante lección.