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·31. Juli 2025

La historia del arquero que se formó en Boca y hoy brilla en Almirante Brown

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Bruno Galván, actual arquero de Almirante Brown, es un nombre que resuena en el fútbol argentino por su destacada trayectoria y, en particular, por sus raíces en el Club Atlético Boca Juniors. El carismático guardameta, apodado “El Loco” desde sus inicios, compartió detalles fascinantes sobre su paso por las inferiores Xeneizes, su experiencia con la Selección Argentina juvenil y sus vivencias junto a grandes figuras del fútbol mundial.

Los primeros pasos y la llegada al Xeneize

La historia de Bruno en el arco comenzó de manera inesperada. A los 4 años, en el Babi Fútbol de Jóvenes Deportistas, era delantero. Un día, el arquero faltó, le propusieron atajar, le gustó y no hubo vuelta atrás. Su estilo particular, saliendo gambeteando, pateando tiros libres y hasta yendo a cabecear en el área, le valió el apodo de “El Loco” y el uso de la camiseta número 22.


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A los 10 años, casi en pre-novena, Galván dio el gran salto a Boca Juniors. El club ya lo seguía desde su filial en Parque. Siendo hincha, su alegría fue inmensa cuando su técnico le propuso ir a probarse. El primer día en Boca fue recibido por Ramón y Gastón Madoni, quienes le revelaron que lo venían buscando hacía dos años, pero le advirtieron que tenía “seis arqueros por delante”. A pesar del desafío, Bruno decidió quedarse, luchar por su lugar y aprender a atajar en cancha de 11. Gracias a su esfuerzo, logró convertirse en arquero titular desde pre-novena. Sus padres fueron clave en la preservación de reliquias de esa época, como sus primeras camisetas y guantes que les daba Boca.

La Selección Argentina y el contrato soñado

Su talento lo llevó a vestir la camiseta de la Selección Argentina juvenil. Participó en el Sudamericano de Ecuador, donde quedaron terceros, y en el Mundial. Si bien en el Mundial no le tocó jugar inicialmente, en octavos de final fue titular en el empate 0 a 0 contra Inglaterra, con figuras como Pickford y Sterling, y aunque perdieron por penales, fue una gran experiencia.

El paso por la selección fue un trampolín que le dio la posibilidad de firmar contrato con Boca Juniors a los 17 o 18 años, un “gran objetivo cumplido” y un “sueño”. Esto fue especialmente significativo porque, según Galván, existía una frase muy arraigada: “No, los arqueros de Boca no llegan, los arqueros de Boca no llegan”. Esta percepción, lejos de desmotivarlo, lo “alimentó demasiado” y lo impulsó a querer “romper esa racha”. El club puso sus ojos en él, y tras el Mundial, firmó su contrato.

El Vasco Arruabarrena y el debut en Primera

La carrera de Bruno en Boca continuó ascendiendo. En un momento, el Vasco Arruabarrena, entonces técnico, decidió que no quería más arqueros de Primera bajando a Reserva, sino que necesitaba arqueros jóvenes y formados en el club para ser el tercer arquero del plantel profesional. En una competencia con otros arqueros como Matalía, Budinho, Carlos Márquez y el Monito Martínez, Galván fue elegido para ser el tercer arquero. Incluso, tuvo la oportunidad de debutar en un amistoso de fin de año, el mismo año en que salieron campeones de liga y de Copa Argentina.

Un vestuario repleto de líderes y la amistad con Paredes

Bruno tuvo el privilegio de compartir plantel con “grandes figuras” de Boca, como Carlos Tevez, el Cata Díaz, Agustín Orión y Fernando Gago. Recordando esos momentos, destacó la presencia de “mucho líder” y cómo aprendió muchísimo de ellos en el día a día. Orión, en particular, fue un referente en el arco y lo ayudó no solo en lo profesional, sino también en problemas personales que Galván atravesó en ese momento.

Una de las amistades más valiosas que el fútbol le regaló a Bruno fue la de Leandro Paredes. Compartieron muchos años en el club, y su vínculo perdura hasta hoy. Galván describe a Paredes como una “persona extraordinaria”, “superhumilde” y alguien que “nunca perdió esa humildad”, un rasgo que, según Bruno, lo llevó a ser “grande de verdad”. Leandro, incluso como campeón del mundo, mantiene su esencia, llamándolo y ayudándolo con botines cuando lo necesita.

Además de la amistad, Galván compartió anécdotas de los famosos “picados” que Paredes organizaba en vacaciones, con equipos llenos de estrellas como Rodrigo de Paul, Matías Pérez Acuña y Dreusy. Bruno recuerda con cariño que nunca perdió jugando en el equipo de Paredes. Incluso, viajaron en chárter a Uruguay para jugar un partido contra el equipo que armó Marcelo Tinelli, un encuentro que también ganaron. Estas experiencias demuestran la competitividad de Paredes y el gran ambiente que generaba.

El camino después de Boca

A los 21 años, Bruno Galván dejó Boca. Tuvo una prueba frustrada en Tigres de México debido a los derechos de formación. Tras un período difícil, que incluyó trabajar como Uber y pensar en dejar el fútbol, su “resiliencia” lo llevó a volver a intentarlo. Pasó por clubes como Deportivo Morón, Deportivo Maipú, Atlanta y JJ Urquiza, hasta llegar a su presente en Almirante Brown, donde está feliz por la oportunidad de ser titular.

La historia de Bruno Galván es un claro ejemplo de la perseverancia y el talento que se forjan en las canteras de Boca Juniors. Su carrera, marcada por el desafío de romper esquemas y la convicción en sus propias capacidades, sigue siendo un orgullo para el semillero Xeneize.

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