Ojo parce porque Aguerre se jugará una final en Barranquilla | OneFootball

Parceros, este domingo en la caldera del Metropolitano no solo se define un favorito para ser finalista… también se juega una final personal Washington Aguerre, el arquero del DIM. Y no es carreta. Esos partidos que marcan la vida, que definen si te vas silbado o aplaudido, si sos leyenda o pasás de agache… bueno, este es uno de esos para el charrúa.

¿Se acuerdan del todos contra todos contra? ¡Uf! Ese error increíble frente a Teófilo Gutiérrez todavía nos da vueltas en la cabeza. Un regalo que costó el partido, los puntos y que nos dejó rumiando bronca. Fue un golpe duro para el equipo de Alejandro Restrepo, y para el propio Aguerre que lo sintió más que nadie.

Y en estos cuadrangulares, parce, la cosa tampoco ha sido fácil. Contra América y Tolima también se le han ido jugadas que no pueden pasar en este nivel. Cositas que parecen detalles, pero que en partidos cerrados pesan como un ladrillo. Y sí, la crítica le ha caído con todo, pero también hay una realidad que no se puede ignorar: Washington tiene una cita con su destino este domingo.

Porque el fútbol es mágico, mi hermano, y da revanchas. Y si hay una plaza brava pa’ sacar pecho y volver a ganarse la hinchada, es la Arenosa, contra Junior, con el país entero viendo. Este partido es la final de Aguerre. Y él lo sabe. Lo va a sentir desde que pise la grama hasta el último pitazo.

Pero les voy a soltar un dato que a muchos nos tiene ilusionados: cuando a este equipo lo han puesto contra las cuerdas, responde. Y si el DIM llega con chances es porque todos, incluso Aguerre, han puesto. El momento es ahora, y una gran atajada este domingo puede cambiarlo todo. Puede ser el inicio de una redención épica.

Parce, no se trata de negar lo que ha pasado, se trata de creer en lo que viene. Y si hay un arquero que tiene con qué ponerse la capa de héroe, ese es Aguerre. Porque ha tenido errores, sí, pero también ha tenido reflejos felinos, personalidad y ganas de reivindicarse con esta hinchada que no deja de soñar.

Así que ya saben, mi gente poderosa: este domingo no solo se juega el Medellín. Se juega Aguerre. Y ojalá, Dios mediante, salga ovacionado del Metropolitano, con las manos arriba, los guayos llenos de gloria, y los corazones poderosos reventando de orgullo. ¡Vamos con toda, Washington! Esta es tu final, parcero.