DaleRojo
·9. Juni 2025
Salió criticado del Junior y hoy es la figura del Medellín

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·9. Juni 2025
Parce, la vida da muchas vueltas, y si no, que lo diga Homer Martínez. El man salió de Junior entre críticas, sin bombos ni platillos, como quien se va por la puerta de atrás. Pero a veces es necesario que te cierren una puerta pa’ que entres como un berraco por otra. Y Homer la rompió entrando al Medellín, casi que en silencio, pero con el alma llena de fútbol y ganas de demostrar.
En el DIM no llegó con reflectores, ni lo recibimos con alfombra roja. Era uno más, uno que venía a sumar. Pero los que vemos esto con el corazón y la lupa, empezamos a notar algo distinto: ese man no se esconde, no camina la cancha, no se achica. Se puso la camiseta del poderoso y empezó a meter como si hubiera nacido en el barrio Antioquia.
Hoy Homer es más que un volante, es el alma del medio campo. El famoso “box to box”, ese que recupera como un perro de presa y aparece en el área como un 10. Corre, marca, juega, lidera. Es el primero que habla, el que ordena, el que grita y el que también escucha. Es un verdadero patrón en el camerino y fuera de él. No es cualquier refuerzo, es un hallazgo.
Y como si todo eso no bastara, el man se la tenía guardada al Junior. En el Metropolitano, ese mismo estadio que antes lo vio pasar, Homer se paró con carácter y clavó el gol que hoy tiene soñando a medio Medellín con la final. ¡Qué joya de gol, parceros! Un derechazo con rabia contenida, con historia detrás, con mensaje claro: “no era que no servía, es que no sabían cómo usarme.”
Ese gol fue más que un gol, fue un grito del alma, fue justicia poética. Fue Homer hablando con los botines, diciéndole al fútbol que acá está, más vigente que nunca. Fue una cachetada de talento a los que lo subestimaron. Fue una caricia para el hincha poderoso que hoy lo quiere como si llevara años defendiendo estos colores.
Homer se ganó el respeto a punta de sudor, huevos y talento. No pidió aplausos, se los ganó. No habló de más, dejó que su fútbol hablara. Y ahora el hincha lo reconoce: es nuestro capitán sin cinta, nuestro motor, nuestro gladiador. En un equipo lleno de obreros con corazón, él es el ingeniero que coordina la obra.
Honor a quien honor merece. ¡Honor a Homer Martínez, el mejor box to box del FPC! Porque en el Medellín no solo encontró una camiseta, encontró un hogar. Y nosotros, parcero, encontramos en él a un crack silencioso, pero letal. Un verdadero líder rojo. ¡Vamos DIM, que este sueño es con él al mando!
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