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La Galerna

·4 March 2025

2-1: El Madrid, en la adversidad, golpea primero

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Una genialidad de Brahim en los peores momentos merengues permite al Madrid llegar con ventaja al Metropolitano después de saldarse el primer tiempo con sendos golazos, primero de Rodrygo, y después de Julián Álvarez, en un euroderbi capital, sufrido y sufriente, con las espadas, aún, en todo lo alto.

Y eso que salivaba la España antimadridista con una debacle blanca en el Bernabéu y así lo reflejó la prensa de la denominada caverna donde abundan los cavernícolas, sí, pero colchoneros. Así, desayunábamos unos scrambles de Rüdiger y Valverde “al límite”, para después merendarnos un bocata de Ancelotti “enfadado” y Simeone “tranquilo”. Muchas ganas de ver palmar al Madrid, desde luego.


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Al otro lado, en los prolegómenos del partido, motivos para la esperanza, desde vislumbrar juntos a Kylian y Vini atarse las botas en el túnel de vestuarios, hasta el espectacular tifo del Bernabéu con la leyenda “Yo te quiero ver campeón”, coronada por el escudo y una cifra, 15, que son las Copas de Europa que acumulan ambos equipos sobre el verde del coliseo blanco. Un bonito detalle con el Atleti.

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Un optimismo merengue desde luego impregnado por la tristeza del minuto de silencio dedicado al castillista Javier Dorado, campeón de la Octava, ominosamente interrumpido por la hinchada rojiblanca y afortunadamente sepultado en aplausos por la parroquia blanca. Un chaval de 48 años, víctima del cáncer, subrayamos. No lo podemos entender, desde luego.

Once esperado de Carletto dadas las circunstancias, con añoranza, quién lo diría, de Dani Ceballos, con el actual Camavinga con galones en el centro del campo que vendría a ser como entregarle una pistola a un bebé, y Asencio, junto a Rüdiger, en el eje de la defensa cual general Custer en territorio comanche. Enfrente, la falange de pretorianos del Cholo.

Tanto dio a los cuatro minutos. Lo que tardó el Madrid, infiel a su costumbre de sestear en los primeros compases, en deshacer el cerrojo de Simeone. Valverde, feliz titular de nuevo en el lateral derecho, rompió toda línea defensiva con un pase interior profundo para Goes, que se fue fácil, dejando al patibulario Javi Galán en el molde, superando en diagonal a Lenglet y batiendo con fantástico zurdazo a Oblak. No se podía empezar mejor. O sí.

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Máxime si el árbitro francés Clément Turpin —pruebe a pronunciarlo— hubiera pitado inmediatamente después un agarrón del propio Galán de nuevo sobre Rodrygo en el que, todo un galán, el lateral derecho del Atlético parecía querer llevar al altar a Goes. Acostumbrados a los incendios que brotan de pitos ligueros, alguno se sorprendió de que no se señalara pena máxima. En Europa no suelen pasar estas cosas, salvo en Stamford Bridge, dicho sea de paso.

Ante la crecida merengue, el Atlético de Madrid trató de anestesiar el encuentro, tanto que casi se durmió, tras despejar Giménez con el tobillo un disparo franco de Vini taconazo de Brahim mediante. Mientras tanto, Giuliano, el Cholito, pifiaba una volea, mandaba un centro a Aranjuez y Lino piscinero daba siete vueltas de campana por una falta imaginaria.

Pintaba bien la cosa.

Una genialidad de Brahim en los peores momentos merengues permite al Madrid llegar con ventaja al Metropolitano

Un envenenado centro, esta vez sí, de Simeone Junior, que sacó Fede casi bajo los palos con problemas, fue el preludio del cambio en la dirección del derbi. Con Mbappé ausente, Vini hasta entonces desafortunado, y Camavinga con más peligro que un cable pelado en un charco, el Atlético comenzó no sólo a controlar los cada vez más exiguos embates del Madrid, sino amenazar a Thibaut. Así, a los 32 minutos, Álvarez, tras porfiar y ganar un balón dividido a Camavinga en la esquina del área, se sacó un impresionante disparo enroscado al palo largo de Courtois frente al que no había absolutamente nada que hacer.

Empate… y poco más en un primer tiempo donde el Madrid fue diluyéndose cual azucarillo en café malo de maquina de oficina a 90 céntimos de euro.

No sabemos qué dijo Ancelotti en el vestuario, pero su equipo compareció afectado e inoperante en la reanudación frente a un Atlético con el vigor renovado merced al gol, más sólido e incisivo. Sólo Mendy, que achicaba agua desesperado, y Modric, que calentaba en banda, parecían saber qué se esperaba de ellos el Bernabéu… ellos… y Brahim Díaz, claro.

A los 54 minutos, el malagueño —no lo olviden— recibió precisamente de Mendy en la misma zona donde empatara Julián Álvarez. Allí, rodeado de contrarios, caracoleó y caracoleo hasta que finalmente, y para sorpresa de todos, cruzó al palo más alejado de Oblak. Giménez, retratado, quedaba en ridículo escorzo con el moño tieso.  2-1, golpe del Madrid cuando menos lo merecía, y Brahim, salvado por la campana. Modric volvía a sentarse en el banquillo, para poco después levantarse, pero para sustituir esta vez a Camavinga en un sabio cambio de Ancelotti.

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Estoico en el dolor, como buen sufridor, el Atlético se resistía a la descomposición. Griezmann, flojo pero bien colocado, ponía a prueba a Courtois con un palmeo sobre la línea, el señor francés del silbato —oh la la— amonestaba a un miembro del cuerpo técnico de Carletto, Vini se metía en líos con la cheerleader de Messi, un tal Rodrigo de Paul, y Mendy, de nuevo Mendy, probaba a Oblak desde su casa con la derecha. A ver si Ferland va a ser diestro, como se rumorea en los mentideros de la red social de Elon Musk, enamorado de Marte y las motosierras. El Bernabéu, que también juega, enseñaba los dientes.

También jugará el Metropolitano en una semana. O así lo debió pensar el Cholo. Simeone, como hiciera en Milán en la prórroga de la Undécima con medio Madrid acalambrado, decidió ir valiente a por el partido mediante un cambio ofensivo: Le Normand por Griezmann.

Justo es decir que en el último cuarto de hora entrarían el tallo nórdico Sorloth y el menudo Correa, el mismo que se quedó pasmado en el banquillo de San Siro en el tiempo extra.

Ancelotti, por su parte, le daba al chicle, para, mascando, meter a Lucas y Endrick en los últimos minutos. En el descuento hubo una doble ocasión de Mbappé, Vini y Modric donde estuvo la eliminatoria. O no.

Lo veremos en un Metropolitano que dictará sentencia. Será con ventaja merengue.

Sufriremos, sufrirán… y pasaremos.

Es el lado bueno de la historia.

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