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La Galerna

·19 January 2025

4-1: Mbappé, dios del fútbol

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Tras sendos tropiezos de Atleti y Barça, el Madrid comparecía en el Bernabéu con la oportunidad de colocarse líder al final de la vigésima jornada de liga. Para ello, no podría contar con Modric, malo para los amantes del fútbol; ni con Tchouaméni, malo para los amantes de los pitos; ni con Vinícius, malo para los amantes de volcar sus frustraciones en los demás. El Madrid no desaprovechó la ocasión y se impuso de manera contundente, a pesar de un comienzo preocupante.

Carletto optó por un once previsible en él con los mimbres que disponía, con Valverde y Rodrygo en el lugar de los ausentes Aurélien y Vini. Además del primer puesto de la clasificación, uno de los alicientes del choque era un Mbappé que llegaba en una dinámica francamente positiva. Otro aliciente, la posible vuelta a los terrenos de juego de Alaba más de un año después. Ambas expectativas se vieron cumplidas y colmadas.


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Quintero González pitó el inicio del choque a las siesta y cuarto, sin duda el mejor horario para jugar y ver fútbol. De hecho, el comienzo del partido pilló al Madrid dormido y a Lucas Vázquez en un sueño más profundo que el de la Bella Durmiente. Silva le cogió la espalda y anotó el 0-1 a placer a los 26 segundos de partido. Caraja con una precocidad récord.

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El Madrid respondió inmediatamente: a Brahim le regalaron sus compañeros un balón que solo tenía que empujar cerca de la portería y sin marca. Lo echó fuera. A los cuatro minutos, otra ocasión meridiana: Silva pudo anotar de nuevo colándose por ese triángulo de las Bermudas defensivo que hay en el flanco derecho de la retaguardia blanca.

Dicen que en el fútbol un buen centro del campo es capital. El Madrid, de nuevo, había comenzado a jugar el partido sin él. Mbappé, no obstante, pudo empatar a los 7 minutos, pero entre Cillessen y el palo evitaron el gol. Para colmo de males, Bellingham se resentía de su hombro.

Poco después del cuarto de hora, Rodrygo ingresó en el área rival por su esquina derecha y Sandro lo derribó con claridad. Penalti claro. Señalado sin VAR ni nada, hecho harto extraño cuando del Real Madrid se trata. Un Mbappé distinto a aquel Mbappé sin confianza de hace semanas que lanzaba los penaltis agarrotado trincó el cuero y lo coló con facilidad en la meta rival. 1-1. Quedaba un mundo para terminar de resolver el desaguisado inicial.

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Brahim pudo adelantar a los blancos después de una dulce cucharita de Kylian, su chut atravesó un bosque, y llegó manso a las manos del guardameta tras chocar contra varios árboles. Poco después, de nuevo Mbappé: chutazo desde la esquina exterior del área que desterró a córner Cillessen con una palomitera manopla. El arquero salvó otro gol de Rodrygo con una táctica diferente: sobriedad absoluta. El Madrid ya se había despertado y aceleraba a ritmo vertiginoso bajo la batuta de Ceballos.

En el minuto 32, una decisión poco habitual en el futbol de hoy terminó en gol. En lugar de jugar una y otra vez con el portero, Asencio decidió girarse hacia adelante, romper una línea y dar salida al balón. Mbappé, tras control y conducción sublimes, descerrajó otro trallazo made in Kylian que obligó a Cillessen a realizar otra gran estirada. El rechace se lo cedió Lucas a un Brahim que esta vez sí acertó a marcar. 2-1. La Bella Durmiente había despertado del todo.

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El jugador más determinante del mundo se encargó de sacar petróleo de una nueva recuperación de Valverde y marcó el 3-1 de primeras dentro del área tras asistencia de Rodrygo. Segundo de un Mbappé completamente desatado que anotó el cuarto a los 41 minutos, pero a Quintero González lo llamó Figueroa Vázquez (no confundir con Vázquez Figueroa, aunque ambos ayuden a construir relatos) desde el VAR, debía decidir si la pose de estatua de Kylian influyó en el inicio de la jugada, más o menos cuando el nueve se estaba haciendo la foto para los recordatorios de la primera comunión, ya que el francés se encontraba unos milímetros más adelantado que el defensa amarillo. Obviamente, el trencilla interpretó que Mbappé influía. Gol anulado.

Antes del descanso, poco faltó para que Kylian marcara otra diana. A los vestuarios en modo festival después de un inicio benzodiazepínico y con un Mbappé en modo dios del fútbol.

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Los de Ancelotti reanudaron el partido con la misma intensidad que habían acabado la primera mitad. Un pase excelso de un gran Ceballos no lo convirtió Jude en gol por el canto de una tele moderna.

El Madrid tenía el partido en el bolsillo, pero habida cuenta de su facilidad para complicarse la vida era perentorio no relajarse y, a poder ser, no cometer errores groseros.

A los 12' de la segunda, el Madrid marcó de nuevo el cuarto. En esta ocasión no encontraron nada punible en el neolítico de la jugada y el gol de Rodrygo subió al marcador después de otra buena jugada coral del Madrid.

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En esas andábamos cuando Benito decidió darle una coz con los tacos a Lucas Vázquez. Quintero González no anduvo fino. Primero, dejó seguir porque Rodrygo se colaba con peligro en el área. Cuando el brasileño se disponía a chutar, paró el juego para mostrar amarilla, que no roja, a Benito, luego sí había visto la jugada, y evitó una clara ocasión al no aplicar la ley de la ventaja. Después, el VAR lo llamó y tras ver la entrada animal de Benito cambió la amarilla inicial por la roja directa. Lucas acabó con el cuerpo marcado, del mismo modo que Varane años ha después de que Lenglet le clavase los tacos en el área sin que ni colegiado ni VAR moviera un dedo.

Por Las Palmas saltó al terreno de juego McBurnie, futbolista con nombre de hamburguesa en promoción, y por el Madrid se preparaba para volver al césped Alaba. Mientras tanto, Jude marcó el quinto. Pero Quintero González decidió que sí había quinto malo y lo anuló de nuevo tras revisarlo en el VAR. Los motivos no importan. Si no es uno, encuentran otro.

Ovación de gala, con el banquillo en pie, para Alaba cuando se incorporó al partido. Qué buena noticia su vuelta. Mientras tanto, a Rodrygo se lo llevaron puesto en área rival, pero estas jugadas solo se pitan si es Asencio quien las protagoniza. Aplausos continuos también para Ceballos, que estaba cuajando un partido soberbio y el Bernabéu no dudó el corear su nombre en varias ocasiones ni en despedirlo en pie cuando fue sustituido por Chema.

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Güler también había sido puesto en liza por Carletto y filtró un exquisito pase a Lucas, quien la colocó en el área pequeña, pero Bellingham le quitó el hat-trick a Mbappé al rematar un balón que Kylian ya saboreaba.

Y Fede cogió su fusil y la incrustó mágicamente en la escuadra. Pero Quintero González quiso firmar su particular hat-trick de goles anulados y lo invalidó por fuera de juego de un Lucas que a continuación fue sustituido por el debutante en liga Lorenzo.

En el minuto 90, el árbitro no se vio obligado a anular el gol de Bellingham porque su disparo lo despejó Cillessen.

No hubo tiempo para más. El Madrid jugó, goleó a lomos de un Mbappé diferencial y acabó líder, como tantas otras veces desde hace más de cien años.

Getty Images.

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