
La Galerna
·11 May 2025
4-3: Adiós a la liga

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·11 May 2025
En un partido con trazas de correcalles, en el cual el Madrid desperdició lastimosamente una ventaja de dos goles al principio del partido, los de Ancelotti han dicho adiós a una liga marcada por la inicua inquina del CTA y por sus propios errores. Que cada cual reparta las culpas como quiera entre ambas variables.
Antes de que se cumpliera el minuto 3, gracias a una muestra de endeblez de Cubarsí, Szczcesny cometió el penalti más claro en la historia del postnegreirato, hasta el punto en que Hernández Hernández no tuvo más remedio que señalarlo. No tenía por qué el polaco, dado que Mbappé avanzaba hacia el córner y podría haber aguantado la posición. No desaprovechó la gentileza el propio Kylian, convirtiendo uno de esos goles que en el Madrid siempre dan la sensación de llegar demasiado pronto. No sería excepción.
La sensación pareció reforzarse con una oportunidad de Lamine, a la que respondió un atento Courtois. No se descompuso el club cliente de Negreira, pero el Madrid parecía decidido a aprovechar la alta línea defensiva de los culés. Vinícius metió uno de los escandalosos pases con el exterior que ha aprendido de Luka Modric para dejar solo a Mbappé, quien a pesar de tener todo el tiempo del mundo para definir no se puso nervioso. El equipo cliente de Negreira, más equipo cliente de Negreira que nunca, se quejó por una presuntísima falta a Lamine Yamal en el inicio de la jugada. El fingimiento de la joven estrella culé fue como para arruinar para los restos su prestigio como deportista. Gran jugador, lamentable sujeto. Le queda el pretexto de la juventud.
El Madrid, lamentablemente, encajó con increíble bisoñez el verse 0-2 tan temprano, y a un par de grandes paradas de Courtois en tiros lejanos siguió un córner pésimamente defendido en el que marcó Eric García tras toque de cabeza de Ferran Torres en el primer palo.
Los de Flick se echaron adelante con el arrojo y la creatividad ofensiva que acostumbran, a lo cual el Madrid opuso nervios a granel, lo que se tradujo en peligrosas pérdidas de balón, seis córners allá por el minuto 25 y alguna que otra ocasión clara. La sensación, de pronto, era que los blancos se habían descompuesto, a la par que los blaugrana se venían arriba sin tomar nota de lo amenazante del marcador. Las dos características principales de ambos equipos a lo largo de la temporada se daban súbitamente la mano. Curiosamente, ni uno ni otro equipo se han comportado así históricamente. Más bien a la inversa.
El hecho es que pasó lo que nos temíamos, y antes aún de lo que nos temíamos. Y de manera más grave. Lamine Yamal empató con uno de sus característicos remates esquinados. La jugada estuvo precedida por una mano como un castillo de De Jong, aunque el cronista ignora si se trataba de la misma jugada.
La descomposición absoluta de los blancos en apenas 20 minutos la selló Raphinha enseguida. Para celebrar, se señaló la venda sobre la que cunden tantas especulaciones. Esta gente no ofrece explicaciones. Prefiere jactarse de los rumores que les rodean. Muestran en el campo la misma insolencia que en los despachos. Y además juegan muy bien.
Los de Ancelotti han dicho adiós a una liga marcada por la inicua inquina del CTA y por sus propios errores. Que cada cual reparta las culpas como quiera entre ambas variables
Quedaba más de medio partido por delante, pero las sensaciones eran pésimas. Ceballos y Güler ni la olían, Bellingham estaba desconocido y la defensa achicaba aguas como buenamente podía. Raphinha remató de cabeza, fuera por poco, un espectacular pase con el exterior de Lamine, marca de la casa. Vimos un rayo de esperanza en el penalti que pitó Hernández por caída de Mbappé tras entrada de De Jong, pero el VAR lo invalidó por fuera de juego previo de Bellingham y, a renglón seguido, un catastrófico error de Lucas Vázquez fue de nuevo aprovechado por Raphinha. Duele escribir esto, pero cuesta imaginar algo más vergonzoso que dejar escapar una ventaja de dos goles y encajar cuatro en un abrir y cerrar de ojos. Los azulgrana no habían necesitado, casi, ni despeinarse. El Madrid era borrado del mapa. El equipo de Negreira, que por desgracia también es el de Flick, empezó a marearles entre los olés de la culerada. Con un gol justamente anulado a Mbappé por fuera de juego, concluyó un primer tiempo vergonzoso por parte de los blancos.
Al descanso, Ancelotti sustituyó a Güler y Ceballos por Brahim y Modric. Continuaba no obstante el buen juego culé, complementado por sus modales patibularios. Las caras de los jugadores blancos denotaban una laxitud desconcertante. Dani Olmo y Lamine dispararon fuera sin ser apremiados por defensa alguno. También Mbappé, el mejor madridista hasta el momento, estuvo cerca de marcar tras perfilarse en el área. El francés hacía la guerra contra todos. Vini no se la entregó de la mejor manera en una jugada en la cual se iban solos los dos. Fue la perfecta metáfora de un equipo en el que, por no haber, no había ni comunicación.
Sin embargo, en el minuto 69, el Madrid volvió a conectarse. Sin perder de vista la defensa adelantada de los de Flick, Modric metió un buen balón a Vinícius que esta vez, solo ante Szczeny, sí supo ver a Mbappé, quien marcó el 4-3 a puerta vacía.
Afortunadamente, Courtois paró otro tiro de Lamine y Raphinha falló bajo los palos. Ancelotti no reaccionaba y no terminaba de meter a Endrick, cosa que podría haber hecho antes considerando que no había nada que perder y la liga estaba en la basura. Quedaban menos de quince minutos y el Madrid estaba obligado a lanzarse a por todas. Por falta de fuerzas, o por la razón que sea, no terminaba de hacerlo. En el minuto 80, en una mano de Tchouaméni, de las que a veces se pitan y a veces no, Hdez Hdez ignoraba lo indicado por el VAR, lo que parecía ser una señal del destino para intentarlo con más ahínco. A todo esto, Endrick había entrado al fin al campo en lugar de Lucas Vázquez. También salió el canterano Víctor ante un Vini muy disminuido físicamente, tal vez lesionado. El chaval tuvo el 4-4 nada más salir al campo, pero la lanzó a las nubes.
Hdez descontó 6 minutos en los que pasó de todo, en línea con el correcalles del partido. Mbappé tuvo también el cuarto, pero tiró flojo. Se anuló un gol de córner de Tchouaméni por fuera de juego del propio Mbappé. Iñigo Martínez fingió miserablemente ante Víctor. Por último, Fermín marcó pero el gol fue anulado por mano previa.
El Madrid perdió el partido, y la liga, en una vergonzosa gestión del 0-2 que tuvo de ventaja en el primer tiempo. En esos 20 minutos de bochorno, se acabó la temporada. Por supuesto, se podrá aducir que se acabó mucho antes, en errores de acción y omisión de todos los responsables. Que la liga habría sido otra de no haber sido esquilmados de puntos por el CTA, declarado enemigo de los blancos, es algo que tampoco admite excesiva duda.
Getty Images
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