Aitor Ruibal, el comodín perfecto que todo entrenador desea | OneFootball

Aitor Ruibal no suele acaparar focos ni portadas. No es un futbolista de estadísticas llamativas ni de highlights virales cada fin de semana. Pero anoche, ante el Getafe, el destino quiso hacerle justicia. Dos goles, decisivos, oportunos y cargados de simbolismo para un jugador que representa como pocos el espíritu del Real Betis. Un doblete que no solo decidió un partido, sino que volvió a poner sobre la mesa una pregunta recurrente entre los aficionados béticos: ¿es Aitor Ruibal el mejor “futbolista número 12” de la historia verdiblanca?

Ruibal es ese jugador que no siempre aparece en el once inicial, pero que siempre está cuando se le necesita. Da igual el contexto, el rival o la posición. Lateral, extremo, carrilero, interior o incluso punta en momentos puntuales. Aitor no protesta, no se esconde y no negocia el esfuerzo. Sale al campo y cumple. Y en un fútbol cada vez más dominado por los egos y los discursos individuales, ese valor es oro puro para cualquier entrenador.

Manuel Pellegrini lo sabe bien. Por eso confía en él una y otra vez. Porque Ruibal entiende el juego, interpreta los momentos y asume su rol con una naturalidad admirable. No necesita continuidad para rendir ni minutos para entrar en calor. Es el futbolista que todo técnico quiere tener en su banquillo, el comodín que soluciona problemas y equilibra equipos.

El doblete ante el Getafe no fue casualidad. Fue el premio a una actitud constante, a años de trabajo en silencio y a una mentalidad siempre colectiva. Ruibal no marcó desde la ansiedad ni desde el protagonismo forzado, sino desde la convicción. Estuvo donde debía estar, atacó el espacio justo y definió con la serenidad de quien sabe que su momento puede llegar en cualquier instante.

Hablar de Aitor Ruibal es hablar de compromiso. De alguien que ha entendido lo que significa vestir la camiseta del Betis más allá del brillo. No será el más talentoso ni el más mediático, pero sí uno de los más fiables. Y eso, en la historia de un club, deja huella. Porque los títulos y las grandes noches también se construyen desde el fondo del banquillo.

Quizá nunca se le recuerde como una gran estrella, pero sí como un futbolista imprescindible. Como ese jugador número 12, aunque lleva el 24, que elevó el nivel del grupo y nunca falló. Y anoche, con dos goles y una actuación completa, Aitor Ruibal volvió a demostrar que el Betis es mejor cuando él está cerca. Aunque no siempre empiece jugando.