Fondo Segunda
·3 November 2025
Alberto González iguala a Rubén Albés con 13 partidos menos

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·3 November 2025

Hay entrenadores cuya lucha no es solo contra el rival de cada fin de semana. También lo es contra la percepción pública. Alberto González está viviendo esa batalla silenciosa en Albacete. El técnico andaluz, sereno, metódico, partidario de construir desde la calma, ha igualado ya el número de victorias que logró Rubén Albés durante su etapa como entrenador del Albacete Balompié. Y lo ha hecho con una contundencia que debería pesar más en el análisis: 13 partidos antes.
La estadística, fría como el invierno en el Carlos Belmonte, ilumina una realidad que no casa con parte del ruido exterior. Mientras algunos sectores de la afición cuestionan su propuesta, los números se empeñan en sostener una verdad incómoda: el Albacete compite, suma y crece.
Desgranemos los hechos, porque en el fútbol, aunque la emoción lo empape todo, las cifras ayudan a entender el camino.
El Albacete de Alberto González ha encontrado estabilidad en un campeonato exigente como LaLiga Hypermotion. El equipo solo ha perdido uno de sus últimos ocho partidos ligueros, una dinámica que le ha permitido respirar tras un arranque irregular y asomarse de nuevo a la pelea por objetivos más ambiciosos que la mera supervivencia.
Más allá de resultados, se aprecia evolución. Solidez defensiva creciente, lectura táctica más rica y una plantilla que, poco a poco, parece haber interiorizado el mensaje del técnico andaluz. Jugadores como Agus Medina o Escriche han elevado su rendimiento esta temporada. Una señal más de que el equipo va cogiendo el pulso competitivo justo cuando la temporada pide madurez.
Comparar entrenadores es un ejercicio tan habitual como injusto. Rubén Albés marcó una etapa ilusionante con un Albacete atrevido, vertical y alegre. Canalleta. Devolvió ilusión, conectó con la grada y colocó al club en un escenario competitivo reconocible.
Pero el fútbol no es lineal. Cada proyecto tiene su tempo, su identidad y sus obstáculos. Alberto González ha necesitado adaptación, ha manejado lesiones, ha reformulado ideas y ha construido desde la base. Su Albacete quizá sea menos eléctrico que aquel de Albés, pero presenta una identidad más pragmática, sólida y madura. La estadística que ahora los empareja en victorias evidencia que, aunque el camino se perciba distinto, el destino apunta al mismo lugar: competir y crecer.
El cuestionamiento viene de una mezcla de factores. Nostalgia del ciclo anterior, menor brillo ofensivo, resultados ajustados y una conexión emocional aún por consolidarse. Albés dejó un listón sentimental muy alto. Y en el fútbol, el corazón tarda más que la clasificación en aceptar los cambios.

Pero los proyectos que perduran no se construyen desde la inmediatez, sino desde la convicción. Y es ahí donde el club debe reflexionar. Si el equipo propone, suma y evoluciona. ¿Tiene sentido alimentar la duda o es momento de blindar la estabilidad?
Si el Albacete consolida esta línea de resultados, el debate acabará por rendirse a la evidencia. La regularidad no es casualidad: es fruto de trabajo, metodología y confianza. Alberto González está demostrando que sabe navegar en aguas revueltas y construir mientras se exige puntuar.
El fútbol premia a quien sabe resistir cuando el viento sopla en contra. Y si el Albacete mira al horizonte con calma, puede que descubra que tenía entre manos un proyecto más sólido de lo que algunos quisieron ver.
Quizá la mayor victoria de Alberto González no sea igualar a Albés en triunfos… Sino convencer a la grada de que él también puede escribir un capítulo memorable en el Carlos Belmonte.
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