IAM Noticias
·23 October 2025
Con Courtois empieza todo

In partnership with
Yahoo sportsIAM Noticias
·23 October 2025
El Madrid se impone con justicia a la Juventus, pero necesita de otra actuación milagrosa de su portero. Decidió un gol de Bellingham tras una gran jugada de Vinicius.
El Madrid completó el pleno en Europa y llega aritméticamente feliz al pulso frente al Barça. Otra cosa son el juego y las sensaciones. El chequeo preclásico no arrojó un diagnóstico muy diferente al que se intuía viendo la temporada blanca en general. El derbi dejó un suspenso que derivó en suspense y ahí sigue el equipo: buen orden, una primera presión decreciente y menos eficaz de lo prometido, dominio mecánico, falta de continuidad en fase ofensiva y un torrente de remates (27) sin correspondencia en el marcador. Esa combinación de blancos y negros acaba necesitando casi siempre de Courtois, de largo lo mejor del nuevo proyecto.
Un gol de Bellingham después de la mejor acción de Vinicius mantuvo al Madrid en el grupo de cabeza de la liguilla con cierta justicia. Estuvo un punto por encima de la Juventus, pero necesitará escalar varios pisos para sobrevivir al Clásico y a la parte alpina de esta Champions.
Arda Güler y Bellingham, juntos. Dos mediapuntas obligados a jugar de centrocampistas puros con las renuncias que ello implica (no ser el centro del universo) y los sacrificios que se exigen (presión y salida de pelota con criterio y sin riesgo). Esa es la gran obra encomendada a Xabi Alonso, que no tiene a Kroos ni Modric pero debe fabricar algo parecido partiendo de otro molde. Lo probó en el Metropolitano y hubo derrumbe. Cabría achacarlo a la falta de punto del inglés, que regresaba de una larga inactividad. Para la convivencia se modificó la geometría del equipo: Güler como segundo mediocentro junto a Tchouameni y, a distinta altura, Bellingham como mediapunta a la espalda de Mbappé. Atrás mantuvo Xabi a Valverde, un día más condenado a trabajos forzados como lateral. Y en la derecha colocó a Brahim, que aún no se sabe si es suplente con pretensiones por diferente o tercer plato.
Enfrente, la Juve opuso un 3-5-2 estrecho. Venía escaldada de Como, donde cayó con una defensa de cuatro, e Igor Tudor, que vive en el alambre, quiso comprobar si el problema fue el dibujo. Lo cierto es que la primera puesta en escena del equipo bianconero fue excelente. Magnífico sorteo de la presión del Madrid, velocidad en la salida y culminación de las jugadas. Courtois, esa tarifa de último recurso, hubo de sacar dos remates rasos de McKennie y Gatti, más picante el segundo que el primero.
A ese primer Madrid le faltaron velocidad e imaginación, llaves maestras en un ataque posicional ante defensas bien ordenadas. Tampoco aparecía el desborde de Vinicius, que ha dejado de ponerse pesado con sus marcadores. En definitiva, se echaba en falta ese contagio emocional que hace tan peligroso al Bernabéu, cuyo público es más reactivo que propositivo. Necesita razones para desatarse.
No obstante, con el paso de los minutos empezó a calentarse el Madrid y a enfriarse la Juventus. En definitiva, una situación más natural viendo la trayectoria reciente de unos y otros. Sin demasiada claridad, el equipo de Xabi Alonso fue encadenando disparos. Uno de Brahim y otro de Tchouameni, los de más peligro. Después de un partido en Getafe hasta el peor otoño parece primavera, pero lo cierto es que el Madrid tampoco acababa de echarse sobre el área de Di Gregorio.
La Juventus enjauló a Mbappé, siempre redentor, y le obligó a jugar de espaldas. En la única en que se vio en ventaja, tras pase en bandeja de Brahim, no cruzó el tiro para hacerlo letal. Lo sacó Di Gregorio. Su segunda gran intervención fue orfebrería. Tres regates al mismo defensa en una baldosa para entregarle un balón de oro que Militao mandó al fondo norte. El tiro cabe calificarlo de desconsideración.
También se cubrió bien la Juve en las bandas, protegiéndose del uno contra uno, de tal modo que solo Güler ofrecía cierta soltura en la creación. Por Bellingham, en cambio, no pasaba el tráfico. La buena noticia era que el equipo de Tudor había desaparecido en campo ajeno y resultaba insignificante Yildiz, media naranja de Güler en la selección turca y principal activo de una Juventus más trabajadora que creativa.
Sin embargo, a vuelta del descanso, Vlahovic, que fue un verdadero incordio para la defensa blanca, se procuró la ocasión soñada. Le ganó el forcejeo en carrera a Militao y, sin oposición, estrelló su disparo en Courtois. El belga ganó su medio partido de cada semana. El otro medio comenzó a salvarlo Vinicius en su única acción notable hasta ese momento. Hizo dos quiebros en el área para cruzar su disparo al palo. El más vivo para el rechace fue Bellingham, que remató casi a puerta vacía. Ese instinto que desarrolló cuando Ancelotti le volvió nueve no lo ha perdido.
Decidió entonces Tudor ganar una banda, la derecha, con Francisco Conceiçao, extremo microondas, estupendo para un partido ya a campo abierto, más con el gol de Bellingham.
Esa agitación le iba mejor al Madrid, que en un minuto encadenó tres magníficas oportunidades. Dos salvó Di Gregorio, el otro ángel de la guarda del partido, a tiros de Mbappé y Brahim; en la tercera le tiró un cable Gatti cerca de la línea de gol. Para la acometida final cambió a todo su ataque Tudor. Al partido llegaron dos goleadores, Openda y Jonathan David, a los que Asensio estropeó el postre con una intervención providencial antes de la última de Courtois, a tiro de Kostic. El belga también le hizo perder ese último tren a la Juve. La deuda del Madrid con él se dispara.
AS
Live
Live
Live