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Un 10 Puro

·16 September 2025

Cura de adelgazamiento

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Se llama Olympique de Marsella, pero el equipo de La Reina del Sur (así es conocida la localidad mediterránea en Francia), fue otra cosa. El Ozempic de Marsella. Porque el Real Madrid, ante el equipo de De Zerbi, se sometió una contundente cura de adelgazamiento, algo así como la de Mbappé (que sigue siendo la mejor noticia del equipo esta temporada, pese a que sus dos goles fueron de penalti) con su afección estomacal en el Mundial de Clubes de julio.

Fue una cura de adelgazamiento para el ego desaforado que tiene Arda Güler. Les voy a ser sinceros: yo sigo sin encontrarle el gustirrinín al otomano. ¿Que tiene calidad? Es obvio, no se puede llegar a Chamartín siendo un tuercebotas. Pero también es desesperadamente escamoteador de esfuerzos, que queda más fino que llamarle escandalosamente perezoso. No empezó mal, pero es que se le olvida la palabra "solidaridad" demasido pronto en cada partido: sobre todo, desde que un error suyo le costó a su equipo el 0-1.


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El Bernabéu, sobre todo en la segunda parte, vio que se dedicaba a trotar pese a que el equipo estaba partido, dejó abandonados a Tchouameni y Valverde en tareas defensivas y no se puso ni un poquito colorado, pese a que se llevó alguna ración extra de silbatina. Xabi Alonso, con buen criterio, le mandó al banquillo. Toque de atención más que claro.

Fue también una cura de adelgazamiento para el lateral derecho del Real Madrid. Lesionado muscularmente Trent nada más empezar (al inglés todo le sale al revés desde que llegó, mala señal), Carvajal se autoexpulsó con un gesto ante Rulli, un amago de cabezazo que no se puede hacer nunca, porque si te pillan te vas a por agüita a Cibeles. Y le pillaron. Así que agüita. Habrá que ver qué se inventa Alonso para el próximo par de partidos europeos para ese costado, ante el Kairat, allá donde el viento da la vuelta, y frente a la Juventus en el Bernabéu.

También fue un buen día para ver cómo Rodrygo y Vinicius empiezan a entrar en vereda porque padecen en sus propias carnes que su peso en el equipo ya no es tan trascendental como antes. El primero, que volvía a la titularidad, se empleó a fondo hasta defensivamente. Ahora toca sacar todo lo que se guardó el curso pasado. El segundo volvió a tener una ración de caldo de banquillo tras su transparente contribución en lo que se lleva de temporada, y parece que captó el mensaje: aquí no hay intocables.

El que no adelgaza y engorda cada día más su impacto en el equipo es Mastantuono. Ese chico tiene algo, lo que yo no logro verle a Güler. Esa sinvergonzonería de potrero argentino que deja al rival desmadejado en el suelo y con el bailón azuleño bailando un tango. Le falta, de momento, puntería (lo cual llamándose Franco provoca más de un chascarrillo), pero en cuanto pierda la timidez y se le retuerza el colmillo... Ojalá sea pronto. Mientras, el Madrid de XA sigue ganando con sufrimiento. Salvo en Oviedo, va con la lengua fuera, también es verdad que dos veces seguidas jugando en inferioridad. Pero va, que no es poco.

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