
La Galerna
·2 July 2025
El arte cinematográfico en Miami

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·2 July 2025
Miami es conocida mundialmente como lugar de ensueño, paradisíaco, segunda residencia de numerosos millonarios, el sueño de miles y miles de hispanos que la consideran el Eldorado del siglo XXI.
Ciudad cinematográfica por excelencia, allí fue donde Fredo Corleone gestó su caída en desgracia ante su hermano Michael y donde Tony Montana, el Scarface de los años 80, se creía el amo del mundo.
Nunca fue Miami una ciudad futbolera en Estados Unidos, está a gran distancia de Los Ángeles y también de otras pioneras como Seattle o Portland. En el mundo del deporte, Miami tuvo un gran equipo exitoso en los años 70, los Dolphins —que ejercerán próximamente de local en el Bernabéu ante los Commanders de Washington—, campeones de la Superbowl en 1972 y 1973, y ya en este siglo los Heat lograron tres anillos de NBA (2006, 2012 y 2013) a los mandos del mago Pat Riley —primero como entrenador y luego como máximo dirigente—, con figuras estelares como Shaquille O'Neal y, sobre todo, Dwyane Wade y LeBron James.
Que no sea futbolera por tradición no significa que no guste el fútbol —soccer por aquellos pagos—, de hecho, aparte del nuevo rico Inter de Miami (fundado tan solo en 2020), son unos apasionados del Real Madrid desde siempre, sobre todo desde las giras americanas de los merengues. Ha contrastado sobremanera los llenos que ha logrado el Madrid en el Hard Rock Stadium (home of the Dolphins) respecto a asistencias de otros equipos en ese mismo recinto. Comparaciones más odiosas que nunca. El Real Madrid vende y enamora allá por donde aparece, los demás equipos están a años luz.
Como bien se dijo en DAZN, durante el partido de octavos Real Madrid-Juventus, posiblemente la proporción de madridistas versus juventinos era de 98 a 2. Estadio lleno y blanco, a veces ni siquiera en el Santiago Bernabéu se ve dicha proporción. Entusiasmo total y gente feliz luciendo sus zamarras de Mbappé, de Modric, de Cristiano, de Jude.
El amo del mundo, en Miami, no era por supuesto el mafioso Tony Montana. El amo del mundo de la tarde en Florida era una vez más el mejor, el equipo de las 15 Copas de Europa, el club de los 600 millones de seguidores en redes sociales
El partido tardó en arrancar por parte merengue, con un par de despistes defensivos que propiciaron alguna tímida ocasión de Kolo Muani, lanzado por el mejor bianconero, el turco Yildiz. A partir de ahí, poco a poco, fue marcando el equipo madrileño el ritmo del partido, calentaban motores Valverde y Bellingham, empezaba a culebrear Vinícius. Aunque al descanso se fue con empate a cero, había un equipo claramente superior al otro, y el meta Di Gregorio ya había evitado varios platos rotos.
En la segunda parte, los primeros 25 minutos fueron una sinfonía interminable de ocasiones blancas, comandados por una dupla excepcional, Valverde-Bellingham y con unas incursiones de Vinícius que rememoraron las mejores intervenciones del carioca en la temporada 23-24, la mejor de su carrera. Apenas se sufría en defensa, con un Tchouaméni convertido cada día más en el jefe absoluto, y los carrileros Fran y Trent, empezaban a volver locos a los piamonteses.
Precisamente tras una serie de bombardeos sobre Di Gregorio, Alexander-Arnold puso un centro en la línea del área pequeña y allí surgió, cual el Puma Santillana, el joven Gonzalo García, que suma cuatro titularidades consecutivas y en cada una de ellas una acción de valor gol: 1 asistencia de lujo a Güler ante Pachuca y un gol en cada una de las contiendas ante Al-Hilal, FC Salzburg y Juventus.
Hubo más ocasiones mientras que Courtois tuvo que hacer su hazaña de cada día, evitando un tiro de Conceiçao como el que espanta un moscardón molesto. Valverde incluso estuvo cerca de marcar de chilena, y Tchouaméni a punto estuvo de anotar el 2-0, aunque lo evitó una intervención primorosa de Di Gregorio, que mereció el sueldo que alguno de sus compañeros de defensa no se ganaron a pulso.
El amo del mundo, en Miami, no era por supuesto el mafioso Tony Montana, víctima de sus propios pecados y de su decadencia moral. El amo del mundo de la tarde en Florida era una vez más el mejor, el equipo de las 15 Copas de Europa, el club de los 600 millones de seguidores en redes sociales. El que llena los campos y el que realmente es el motor de esta competición, el Mundial de Clubs, al que se puede augurar desde ya que va a tener una notable continuidad. La imagen en el palco con Infantino, ufano por el espectáculo merengue, al lado de un más que satisfecho presidente Florentino Pérez, es posiblemente una de las imágenes de este torneo. No hacen falta City, ni Inter, finalistas recientes de finales de Champions.
Miami fue como una sustancia con fines medicinales, no como en los tiempos de la serie que hizo famoso a Don Johnson, Corrupción en Miami, o, mejor dicho, Miami Vice en versión original. Y es que el Real Madrid, incluso tras una temporada mediocre, sigue siendo no una droga, sino un fármaco benigno, una adicción saludable que nos hace vibrar y olvidarnos de los 40 grados perennes en la capital.
Ya estamos en cuartos de final, y el sábado a las 10 de la noche habrá muchos millones de espectadores de todo el mundo para ver el film bélico protagonizado por el Real Madrid y el Borussia Dortmund. Esto es cine, queridos, de acción y de emociones. Y la secuela de la película de Miami se va a rodar nada menos que en la capital del mundo, Nueva York, quizás la urbe más veces filmada en la historia del celuloide. Con un actorazo de primer nivel de protagonista: el Real Madrid Club de fútbol.
Getty Images