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La Galerna

·14 January 2025

El ciclo del cambio

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La vida tiende al ciclo y el fútbol, y más en concreto el Real Madrid, que es lo más parecido a la vida misma dentro de este deporte, no iba a ser menos. A lo largo de la historia, el madridismo ha gozado de la inmensa fortuna que supone contar con dos personas que han entendido mejor que nadie cuándo los diferentes ciclos llegaban a su fin y se anticipaban a los mismos con el objetivo de lograr colocar al Real Madrid por delante de sus adversarios en el territorio continental y, por ende, mundial.

Santiago Bernabéu y Florentino Pérez han sido más que probablemente los dos mejores presidentes de una entidad deportiva de toda la historia, y lo han sido precisamente por poseer una visión que les capacitaba para obrar de manera prematura a acontecimientos venideros que ningún otro esperaba. La construcción del estadio, la creación de una nueva competición continental disputada por los campeones de Europa, los fichajes de los galácticos, la creación de una ciudad deportiva o el cambio de la política de fichajes para encontrar y moldear a los futuros cracks mundiales son algunos de los ejemplos que ilustran la habilidad de estos dos “seres superiores” para comprender la necesidad del cambio en un momento en el que cualquier otro se hubiera acurrucado cómodamente en su butaca y hubiese seguido pulsando el mismo botón de manera rutinaria.


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No seré yo quien exhorte directamente a nuestro presidente, pues él ha demostrado sobradamente tener una visión que yo ni aspiro a albergar, pero los acontecimientos actuales sí que denotan que la deriva que lleva nuestra plantilla requiere de una mano diferente a la que ahora mismo ase el timón. Los defensores a ultranza de Carletto alegan con cierto tino que es el entrenador más ganador de la historia, lo cual inevitablemente lo convierte en el mejor.

En este punto me permito disentir, porque considero que los méritos de cada entrenador, circunscritos cada uno a sus propias circunstancias, no son fácilmente ponderables. Mucho menos ordenables. ¿Es mejor Guardiola por haber reinventado el fútbol y trasladarlo a proyectos ganadores con los que obtiene resultados difícilmente cuestionables? ¿O se podría argüir que es más meritorio obtener sendas Champions con el Porto y un Inter en horas bajas como consiguió José Mourinho? ¿Habría ganado alguno de ellos la Premier League que obtuvo Ranieri con el Leicester City? Dado que estas preguntas me resultan complicadas de responder de manera satisfactoria, prefiero concluir con la solución que me dicta mi sentido futbolístico: en la élite del fútbol no existen mejores o peores entrenadores, sino entrenadores más o menos adecuados para determinados proyectos, jugadores o circunstancias.

El Real Madrid está lejos de mostrar la fortaleza requerida para pelear por la principal competición europea y necesita de aquello que tanto se ha preciado nuestro líder de realizar antes que nadie: cambios

Carlo Ancelotti ha sido, y esto tiene un mérito enorme, el entrenador adecuado para el Real Madrid en dos etapas diferentes, tremendamente exitosas y en las cuáles demostró saber adaptarse a las diferentes circunstancias aplicando los cambios necesarios en cada momento, con dos libretos totalmente diferentes atribuibles a Paul Clement en su primera etapa y a su hijo Davide y su equipo en la segunda. Di María de interior, Cristiano de segundo delantero, Bellingham como mediapunta o la variedad de posiciones del propio Vinícius han sido algunas de las variantes con las que el italiano ha mostrado su mutabilidad a lo largo de los años.

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Sin embargo, lo que antes funcionaba ya no parece hacerlo, y desgraciadamente el veterano entrenador parece haberse obcecado en los errores que ya le condenaron en el pasado, cuando la ausencia de rotaciones y falta de confianza en su segunda unidad se acabaron llevando por delante las opciones de títulos y el puesto de trabajo de Carletto. La excesiva confianza de Carlo en jugadores a los que obliga a jugar fuera de posición ha restado solidez al equipo y mermado una línea defensiva despiadadamente acosada por la plaga de lesiones.

El equipo, que parecía haber salido de las crisis en la que se hallaba precisamente tras el anterior mal llamado clásico, ha vuelto a mostrar su peor versión y no parece ser capaz de mostrar la competitividad que se le exige al rey de Europa frente a sus principales aspirantes a derrocarlo. Desconozco el panorama que contempla nuestro presidente, pero el que parecemos atisbar el resto de mortales no es precisamente halagüeño. El Real Madrid está lejos de mostrar la fortaleza requerida para pelear por la principal competición europea y necesita de aquello que tanto se ha preciado nuestro líder de realizar antes que nadie: cambios.

Lo que antes funcionaba ya no parece hacerlo, y desgraciadamente Ancelotti parece haberse obcecado en los errores que ya le condenaron en el pasado

Los más evidentes los dicta la debilidad defensiva personificada en unos jugadores que han sido tan nombrados en las últimas horas que prefiero no sumarme al enrojecimiento de sus oídos: ustedes ya saben quiénes son. El equipo necesita un central y un lateral derecho con urgencia. La opción de Rafa Marín, cedido recientemente al Villarreal, no habría sido mala para oxigenar una posición tan maltratada por las lesiones a la espera de ver el estado de Alaba, pero al no ser ya viable, quizá no sería mala opción buscar la compra de un jugador que pueda jugar en ambas posiciones y quedar en rol de central conforme recuperemos a los lesionados y lleguen los presumibles fichajes de junio.

El otro cambio a abordar es el más complicado y evidente: el entrenador. Pese a que ya recuperó al equipo hace unos meses, este nuevo contratiempo parece haber demostrado que Carletto ya no es el entrenador más adecuado para esta plantilla, a la que no está sabiendo sacar el enorme potencial que tiene. El poco uso de la cantera contrasta con el que está ejerciendo el más indigno de nuestros rivales, haciendo las delicias de los más ventajistas que, no sin razón, apuntan a que Asencio sería titular en el equipo negreiro por lo ya mostrado en el verde, como lo son Casadó y otros tantos que han surgido en estos tiempos más por necesidad que por virtud.

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Los cambios son necesarios y Carlo no se atreve con ellos. Florentino tampoco parece darse por aludido, ya que no resulta fácil cambiar de inquilino en el banquillo en mitad de un año que el club blanco tenía marcado desde hace tiempo en el calendario ante la posibilidad de ganar dos títulos tan atractivos como la Champions League y el nuevo Mundial de clubes. El presunto ansiado técnico no llegaría hasta junio y las opciones que se barajan no parecen convencer más que un Carletto que hoy no tiene más a lo que agarrarse que a su historia, y resulta que estamos frente al deporte que más desprecia a la misma, como bien demostró el domingo.

Parece demostrado que Carletto ya no es el entrenador más adecuado para esta plantilla, a la que no está sabiendo sacar el enorme potencial que tiene

Yo no soy quién para hurgar de mala manera en la herida de Ancelotti, pero el propio fútbol, que no tiene integrados en su ser los conceptos de piedad o de memoria, es el primero en recordar a base de golpes que a esto se gana con fútbol y trabajo, y no puedo decir nada más doloroso sobre Carlo en este momento que es precisamente de lo que carece ahora mismo el Real Madrid. Este equipo dista mucho de estar bien trabajado: la defensa hace aguas, no se presiona bien, la salida de balón luce por ausencia y la principal arma ofensiva del equipo consiste en enviar balones largos y confiar en la velocidad y calidad de los de arriba. Igual que en 2010 fue necesario un entrenador que actualizara de arriba a abajo el sistema táctico del equipo, en este momento esta plantilla demanda como el comer una base sólida sobre la que asentarse y dominar a los rivales imponiendo la superioridad que ahora mismo no son capaces de exhibir.

La opción de esperar a que se suceda una serie de buenos resultados ante rivales asequibles y parezca que de nuevo el equipo está en una senda positiva resultará estéril cuando el equipo se dé de bruces ante la realidad, reflejada en el próximo rival de entidad que se cruce en nuestro camino. Hasta ahora Carlo no ha sido capaz de competir contra este tipo de equipos y poco o nada parece indicar que esto vaya a cambiar en esta temporada. Cierto que si hay un equipo capaz de revertir drásticamente una situación o sensación como esta es el Real Madrid, pero el trabajo de Carletto de este año no invita precisamente a ser optimistas. Este equipo necesita urgentemente un cambio. Y Carlo los suele hacer demasiado tarde.

Getty Images.

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