La Galerna
·26 December 2024
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Tengo una honda necesidad de conocer cuál ha sido exactamente el pecado mortal que ha cometido Vinicius Junior, qué delito le ha convertido en el mayor villano del mundo del fútbol, mereciendo el acoso sin descanso de aficiones rivales y con especial virulencia de la prensa. No recuerdo muchos precedentes de un futbolista o entrenador con el que haya habito una persecución similar. Y no es casualidad que todos los ejemplos que se me ocurren compartan una única condición; que todos ellos han pertenecido o pertenecen al Real Madrid.
Vinicius Junior no es un jugador violento. De hecho, las poquísimas veces en las que ha tenido una reacción punible a nivel agresivo siempre han sido como consecuencia de haber recibido antes una considerable cantidad de patadas, agarrones o empujones, en muchas ocasiones ante la pasividad de unos colegiados a los que se incita a proteger el talento, pero solo si viste una determinada indumentaria. Es llamativo al menos que hayamos tenido recientes y no tan recientes ejemplos de jugadores que sí han agredido a compañeros de profesión, como Luis Suárez o Diego Costa, sin levantar ni una ínfima parte de animadversión que la que despierta Vini. Estos y otros muchos siempre han gozado de respeto y simpatía en los medios de comunicación, que destacaban su raza y nobleza y jamás les señalaron como apelativos como mal deportista, incluso cuando pusieron varias veces en riesgo la integridad física de compañeros de profesión.
tengo una honda necesidad de conocer cuál ha sido exactamente el pecado mortal que ha cometido Vinicius Junior, qué delito le ha convertido en el mayor villano del mundo del fútbol, mereciendo el acoso sin descanso de aficiones rivales y con especial virulencia de la prensa
El brasileño protesta a colegiados, en infinidad de ocasiones con toda la razón, porque no se está aplicando con él lo que figura en el reglamento, y sin diferencia alguna con respecto a lo que hicieron centenares de jugadores antes y siguen haciendo muchos ahora. Vinicius celebra sus goles bailando, algo que tampoco podría considerarse que hace precisamente en exclusividad y no se calla cuando se trata de enfrentarse con los improperios que recibe de los aficionados rivales. Nada de esto es distintivo, y mucho menos justifica la increíble cantidad de barbaridades que se le dedican en los estadios que visita el Real Madrid, y tampoco el vejatorio trato de una inmensa mayoría de periodistas deportivos, que solo con él son capaces de encontrar justificación hasta a los insultos más abyectos. No hay ninguna diferencia razonable para que Vini sea el futbolista más odiado del fútbol español. Con un simple cambio de camiseta, lo que hoy son encendidas polémicas se vestiría de pasión y magia brasileña.
El relato, el mismo que ha convertido el 2024 del Madrid en una sucesión de problemas, con cinco titulillos de nada cazados por el camino, y ha pintado una capa de euforia en rivales que solo han abierto sus vitrinas para limpiar en el último año, necesita antagonistas, figuras a las que se invitará a odiar. Por supuesto, para ello hacen falta profesionales de la desinformación sin escrúpulos y un público crédulo y con pocas luces deseando tragarse la mercancía defectuosa. Pero de eso andamos sobrados aquí, algo que ha quedado más patente que nunca en el caso Barça-Negreira. Después de conocer que el número 2 de los árbitros ha recibido millones de euros del Barça, y que casi ningún periodista detectara la corrupción y sus consecuencias deportivas en todos esos años, nos intentan hacer creer los mismos periodistas están capacitados para contarnos la realidad, cuando lo único que han demostrado ha sido una hipocresía descomunal.
No hay ninguna diferencia razonable para que Vini sea el futbolista más odiado del fútbol español. Con un simple cambio de camiseta, lo que hoy son encendidas polémicas se vestiría de pasión y magia brasileña
Quizás contagiado del espíritu navideño, tiendo a compadecerme de la legión de ‘haters’ de nuestro Vini. Ya lo han pasado bastante mal en los últimos años, pero no les auguro un futuro mucho más halagüeño. El brasileño es una bestia competitiva imparable, que devoró críticas y mofas, digiriéndolas y convirtiéndolas en combustible deportivo. La oleada de odio que ha vuelto a recibir en los últimos meses, y que supuso a la postre que se le privara de ganar un más que merecido balón de oro, solo anticipa que el fuego combativo que aloja su pecho refuljirá con más intensidad que nunca. Y, en el caso del 7 madridista, esta película suele acabar siempre igual; con su sonrisa infinita posando junto a otro trofeo más.
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