El Real Valladolid tiene un gran mal | OneFootball

El fútbol a veces se explica en paradojas. Y el Real Valladolid es ahora mismo un ejemplo perfecto de ello. El conjunto pucelano, con un arranque de curso lleno de contrastes, se ha convertido en el equipo de LaLiga Hypermotion que más ocasiones claras genera —23 en total—.

Y al mismo tiempo en el que más falla. Porque son ya 16 oportunidades desperdiciadas. Una montaña rusa de sensaciones que refleja la capacidad creativa de los de Almada, pero también su ineficacia en el remate.

Una estadística que habla por sí sola

Los números invitan a la reflexión. Son 74 disparos realizados, 36 de ellos a portería, para solo 8 goles. Y si afinamos aún más, el dato revela un problema mayor. 6 de esos tantos llegaron concentrados en solo dos partidos, ante Almería y Ceuta. En el resto de encuentros, el gol ha sido un bien escaso. Un recurso que parece ser esquivo al equipo pese a la insistencia.

Este desequilibrio convierte al Valladolid en un equipo tan temido como vulnerable. Porque el rival sabe que va a sufrir su asedio, sí. Pero también intuye que la falta de puntería puede ser un aliado inesperado. La presión alta, recuperación y transición aprietan, pero no ahogan.

Necesidad de respuesta de los atacantes del Valladolid

El plantel blanquivioleta cuenta con nombres de peso en ataque. Jugadores como Latasa, Marcos André o Biuk han demostrado en el pasado su capacidad para marcar diferencias. Pero aún no han alcanzado la regularidad que exige un equipo con aspiraciones de ascenso. El estilo de Almada construye escenarios ideales, pero el desenlace no siempre está a la altura de la obra.

La pregunta que sobrevuela Zorrilla es clara. ¿Problema de confianza o de calidad en el último toque? Lo cierto es que en el contexto de una competición exageradamente igualada, cada gol es un tesoro de valor incalculable. Y regalar tantas oportunidades puede salir caro en el camino hacia el objetivo final.

Mejorar, una asignatura troncal

El Valladolid vive atrapado entre la abundancia y la sequía. Produce como un aspirante, pero define como un equipo en construcción. La temporada es larga y Almada confía en que la puntería terminará por alinearse con el volumen de ocasiones.

Si lo consigue, el conjunto pucelano será una amenaza difícil de sostener. Si no, corre el riesgo de quedar preso de su propia paradoja. La de dominar la generación de peligro y marcharse sin el botín más valioso, el gol.