
La Galerna
·18 October 2025
Entrenadores del Real Madrid (XII): Scarone

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El Real Madrid decidió dar un volantazo en la parcela técnica a comienzos del año 1951. Firmó a Héctor Scarone, el primer técnico sudamericano de la historia blanca, y cuyo libreto e ideas eran antagónicas respecto al entrenador saliente, el inglés Mr. Keeping. El uruguayo era una leyenda del fútbol por su carrera como jugador, puesto que su experiencia previa en los banquillos era escasa hasta la fecha. En el equipo blanco pasó algo menos de temporada y media y la apuesta que se hizo con él no salió como se esperaba.
Scarone con Helenio Herrera
Nacido en Montevideo el 26 de noviembre de 1898, en su época estuvo considerado como uno de los mejores jugadores del mundo y todavía hoy figura entre los futbolistas más destacados de la historia uruguaya. Scarone, apodado el Mago, era un medio o interior que brillaba por su técnica, su habilidad, su rapidez, su extraordinario dribbling, su visión de juego, su inteligencia y su poderoso chut a puerta. Una vez colgó las botas, su palmarés era extraordinario, con un Mundial de fútbol (Uruguay’30), dos medallas de oro olímpicas (París’24 y Ámsterdam’28), cuatro Copas de América, ocho Ligas uruguayas o tres Copas Aldao, entre otros títulos. Jugó en tres etapas distintas en Nacional y al final de su carrera también en Montevideo Wanderers. En Europa vivió tres experiencias, una en el Barça, disputando partidos amistosos en 1922, y las otras dos en el calcio italiano, vistiendo las camisetas de la Ambrosiana (Inter de Milán) y Palermo.
Scarone en su etapa de jugador
Después de dejar el fútbol, pasó un tiempo hasta que ejerció como entrenador. Primero fue crupier en el Casino de Montevideo y luego abrió una tienda de comestibles. Su actividad en los banquillos comenzó tras la II Guerra Mundial y su primer equipo fue Millonarios de Bogotá, al que entrenó entre 1947 y 1948, en la transición del fútbol aficionado al primer torneo profesional del conjunto colombiano. Después regresó a su país para dirigir en la cantera de Nacional de Montevideo, compatibilizándolo con ser funcionario del Estado en la capital uruguaya.
Héctor Scarone
La paciencia del Real Madrid con el inglés Michael Keeping se agotó después de dos temporadas y media y tras llevar un mes discurrido de la temporada 1950-51. Albéniz ejerció como interino hasta la llegada de Scarone, que se retrasó unas semanas más de la cuenta cuando parecía que aterrizaría en la primera semana de febrero. El uruguayo tenía unas ideas futbolísticas completamente distintas a las de Mr. Keeping, al que el cuadro madridista trajo para implementar la táctica de la WM recomendada entonces por la Federación Española de Fútbol. Scarone no era partidario de este sistema. Además, el club blanco contaba así con un técnico que hablaba castellano, algo que el inglés solo chapurreó algo en su último tramo como técnico en la capital.
Echániz con Scarone en un café de Buenos Aires
El delegado especial del Real Madrid, Pepe Echániz, aprovechó un viaje particular a Sudamérica en los últimos días de 1950 para intentar realizar varios fichajes y contratar a un técnico tras el encargo de Santiago Bernabéu. Pronto envió noticias sobre el acuerdo por los refuerzos de Imbelloni, extremo derecho del gran San Lorenzo, Roque Olsen, atacante de Racing, y Vizcaya, un chico de origen español pero nacido y criado en el fútbol argentino. Finalmente, la contratación de Vizcaya se cayó y no vistió de blanco. Para el cargo de entrenador, Echániz pensó en el charrúa Héctor Scarone, con el que se reunió en Buenos Aires. El día 24, Echániz regresó a Madrid y el diario Marca al día siguiente publicó unas declaraciones suyas en las que decía que “Scarone ya es entrenador del Madrid” y que “llegará la próxima semana”. Además, daba su opinión sobre el técnico uruguayo: “Para mí no tiene más que ventajas. Primero, la fuerza moral que supone contar con el concurso de un jugador mundialmente famoso, que ha sido el supremo consejero técnico del equipo uruguayo, campeón del mundo en Río, y, en fin, que es un supertécnico especializado en algo tan importante como el descubrimiento, formación y tutela de valores juveniles, de los que en Uruguay ha sacado un partido espléndido. Pero todavía hay algo más: la ejemplar caballerosidad de Héctor Scarone dentro y fuera del campo y su limpia historia deportiva, donde no hay ni el más ligero desplante, creo que encajan perfectamente en el estilo, en la tradición de nuestro Club”.
Al final, el entrenador uruguayo no aterrizaría hasta el día 28 de febrero. Lo hicieron algunas fechas antes Olsen e Imbelloni. Así, el club blanco daba un lavado de cara al equipo con un entrenador nuevo y dos jugadores de mucha categoría y un nivel contrastado. Las primeras palabras de Scarone en Madrid fueron: “Yo vengo encantado. El vuelo ha sido magnífico. Y tenía una gran ilusión por volver a España. A esta España que tanta influencia tuvo en nuestra conquista del Campeonato del Mundo de fútbol porque en los encuentros que celebramos aquí pudimos acoplar el cuadro que más tarde conquistara el título olímpico”. Luego habló de fútbol y de sus ideas. La primera cuestión que quiso dejar clara es que “no soy partidario de la WM. Al jugador hay que dejarlo en libertad, sobre todo si es inteligente”. Su librillo era contrario al de Keeping, porque apostaba por una táctica elástica, enemiga de la rigidez que quita espectacularidad y eficacia al ataque.
Primer entrenamiento de Scarone. Temporada 1951-52
El charrúa debutó como entrenador en partido oficial en la jornada 24 frente al Atlético de Bilbao. Un empate a dos fue su primer resultado. Una semana más tarde, la afición blanca se llevó una gran decepción con una dura derrota contra el Atleti a domicilio por 4-0. Scarone se escudó en las bajas de Molowny y Hon, puesto que con ellos “hubiera sido otra cosa” y también se lamentó de “aquel tiro de Montalvo que dio en el poste y pudo cambiar el resultado”. Los blancos resurgieron con dos triunfos consecutivos y cogieron dos puntos de margen respecto a la promoción. Pero las últimas tres jornadas ligueras no conocieron la victoria. En el choque que cerraba la Liga se recibía al Málaga, que también peleaba por evitar la promoción. Con un empate a uno al descanso y ganando el Depor claramente al Murcia, un gol malagueño mandaba a los blancos a disputar la promoción. En los últimos minutos hubo miedo en Chamartín y pitos cuando Bazán tuvo un gol claro. El partido terminó en tablas y el Real Madrid se salvó con un noveno puesto final.
El Madrid salva la promoción ante el Málaga
El técnico uruguayo había explicado que en unos dos meses tras su llegada se vería a un gran equipo y esas fechas coincidían con la Copa. El equipo arriba era potente y veía puerta con facilidad, pero atrás era un conjunto muy débil y que recibía muchos goles. En la primera eliminatoria, el Real Madrid, con la incorporación de Gabriel Alonso y Sobrado, ilusionó ganando con mucha superioridad al Valencia, sobre todo en Mestalla por 1-5. A continuación, llegó una dura piedra de toque con otro derbi capitalino. En la ida en el Metropolitano, el entrenador uruguayo preparó “bien el partido, con un equipo en plena forma, con mejor forma física que hacía unos meses y en el que se advierte la mano del entrenador porque sabe desenvolverse con serenidad, y con una tranquilidad admirable que permitió capear las ofensivas rojiblancas para lanzarse al ataque aprovechando las menores oportunidades que se le presentaban”, según se pudo leer a Ramón Melcón en Marca.
Plantilla 1951-52
El argentino Imbelloni anotó de cabeza tras un buen centro de Cabrera y los blancos ganaron por la mínima. En Chamartín, unos días más tarde, los madridistas aguantaron a su eterno rival de la capital y empataron a uno. El club y los aficionados empezaron a ver con esperanza salvar la temporada con la Liga, pero en semifinales tuvo lugar una gran decepción al caer con la Real Sociedad. En Atocha los donostiarras vencieron por la mínima y, aunque los madridistas confiaban en dar la vuelta a la eliminatoria en casa, volvieron a caer (0-3), después de no penetrar al gran cerrojo que montó Benito Díaz. Scarone se mostró decepcionado, manifestando que “hoy nos hubiese ganado cualquier equipo. Por dos tantos de diferencia, no; pero merecieron el triunfo”. Así terminaba otra campaña merengue para olvidar.
Gol de Imbelloni al Atleti en Copa. 1951
En verano, el uruguayo veraneó en la Costa Brava junto a Roque Olsen, con el que entrenó de forma individualizada, y también disputó algún partido de exhibición. Scarone habló para el Semanario Gráfico de los deportes de Marca en el hotel donde se alojaba. Lo primero que declaró es que “solo Dios y yo sabemos cómo he pasado esos dos meses de angustias continuas con el fantasma de la promoción. Usted no sabe la de veces que me agarré de los pelos y las horas amargas que he llegado a consumir”. Respecto al futuro, opinaba que “tengo mucha fe en los jugadores. La próxima temporada el Real Madrid hará un buen papel en los Campeonatos. Yo lo pretendo, porque debo corresponder al trato tan cariñoso que me han dado los madrileños”. Por último, explicó su fichaje por los blancos: “El señor Echániz me convenció en el propio Montevideo porque yo no quería salir de allí. También el ministro del Interior de mi país, señor Guichón, y el de Industria, señor Rompani, del que dependo en mi calidad de funcionario del Estado, me recomendaron que viniera a España, a la madre patria, como ellos expresaron, para poner todo mi saber al servicio del fútbol español. Todos me hicieron comprender que no podía negarme, y al final me entusiasmé con la idea”.
Scarone con Olsen. Verano de 1951
El equipo blanco se reincorporó a la actividad de cara a la nueva campaña 1951-52, la del cincuentenario del club, el 16 de agosto en Chamartín. Entre las caras nuevas se podía ver a Joseíto, Gausí, Cantero, Greus o el joven Zárraga, que llegaba desde abajo, del Plus Ultra. Por el contrario, abandonaron la entidad hombres como Azcárate, Macala, Luciano, Nemes e Imbelloni. Scarone habló para decir que “espero que este año el Madrid ocupe en el fútbol nacional el puesto que le corresponde. Confío en el material que se me ha entregado, y a poco que los muchachos respondan, puede hacerse un magnífico papel. Además, como ha dicho el señor presidente, hay que conmemorar en todos los terrenos las Bodas de Oro del Club”. La presidencia y la junta directiva, el staff técnico con el dúo Scarone-Albéniz y los jugadores eran conscientes de que estaban ante una temporada muy importante por el simbolismo que significaba medio siglo de vida de la institución madridista.
Scarone en el banquillo blanco
La Liga dio su pistoletazo de salida el 9 de septiembre y el cuadro blanco consiguió dos victorias en las dos primeras jornadas. Se esperaba hilvanar una racha positiva que le aupase a lo alto de la tabla, pero fue todo lo contrario. En los siguientes seis encuentros solo se logró un triunfo y, además, dos empates y tres derrotas. Scarone estaba desnortado, no daba con la tecla, el equipo no sabía a qué jugar y no paraba de hacer cambios en las alineaciones de semana en semana. Llegó a tal punto de medidas drásticas el uruguayo, que amenazó a los jugadores a excluir a todo aquel del once que no pusiera todo el entusiasmo en el terreno de juego. A partir del choque con el Valencia en casa, cuando se gana por 3-1, hubo brotes verdes y el técnico uruguayo consolidó un once. La entrada del joven Zárraga fue fundamental y atrás ganaron peso Gabriel Alonso, Hon, Navarro y Muñoz. En ataque siguió con pruebas, porque faltaba eficacia de cara al gol, hasta que el frente ofensivo formado por Molowny, Olsen, Pahiño, Joseíto y Cabrera se asentó.
Scarone con Navarro
Scarone con el francés Hon
El mejor tramo del curso se produjo entre la jornada 9 y la 20, donde los blancos se mantuvieron invictos, dando muestras de un equipo sólido y eficiente. En ese periodo, se goleó al Barça por 5-1 en Chamartín, se ganó con claridad también a Sevilla, Las Palmas y Español, se empató en San Mamés y se venció en el derbi por la mínima al Atleti. Los blancos alcanzaron el liderato en solitario y se mantuvieron arriba hasta la jornada 24 tras haber caído en Valencia y en un Atocha embarrado. En la jornada 25 llegó un momento crucial de la Liga con la visita a Les Corts. Barça y Real Madrid compartían el primer puesto y el que ganara asestaría un golpe de cara al título. En la previa, el técnico uruguayo era “optimista”, pensaba que el choque “será una lucha muy disputada hasta el fin” y avanzaba que no habría juego defensivo “ni 3-3-4 ni 1-2-3… Los cinco delanteros en busca de goles es, para mí, el mejor freno que se puede oponer al ataque endiablado de los primeros veinte minutos, que dicen que será el recibimiento con que nos obsequiará el Barcelona”.
5-1 al Barça. Campaña 1951-52
El partido fue igualado y vibrante y se lo llevaron los catalanes por 4-2 gracias a su mejor puntería. Para Scarone “el encuentro no ha sido tan difícil como esperaba la mayoría y la clave de todo estuvo en el tercer gol del Barça, pero los azulgranas no son tan temibles”. La derrota minó la moral del cuadro madridista, que no se recuperará. Antes del Torneo de las Bodas de Oro intentaron aguantar el tirón culé, pero no lo lograron e incluso bajaron hasta el tercer puesto de la clasificación. La Liga a falta de dos jornadas era una quimera.
A finales de marzo y principios de abril se jugó un triangular para conmemorar los 50 años del club. La organización llevaba preparándose meses y los dos invitados fueron los colombianos de Millonarios y los suecos del Norrköping. La Comisión Organizadora trató de traer a un equipo inglés y otro argentino sin éxito. El destino quiso que llegara Alfredo di Stéfano con el cuadro colombiano e impresionase a Bernabéu. Los aficionados presentes en las gradas se preguntaban “¿quién es ese nueve?”. El primer encuentro de los madridistas fue precisamente ante los sudamericanos, que deleitaron en el césped de Chamartín y vencieron por 2-4 con dos goles de La Saeta Rubia. Scarone manifestó sobre su rival que “estos juegan muy bien al fútbol. Los Millonarios dominaron en jugadas aisladas, y nosotros nos acercamos más a su puerta y tiramos con frecuencia, pero con mala suerte. Por mi parte, estoy contento de la labor de mi equipo”. Dos días más tarde, los blancos lavaron su imagen venciendo, no sin dificultades, a los escandinavos tras remontar un 0-1 adverso. Millonarios se llevó el título y los actos de las Bodas de Oro finalizaron de manera emotiva y sencilla en una época sin lujos.
Contra Millonarios en las Bodas de Oro
Tras el parón por el torneo, el Real Madrid regresó a la Liga para las dos últimas jornadas. En casa se ganó al Racing, pero en Nervión se cayó con estrépito frente al Sevilla por 4-1. Una despedida amarga con un tercer lugar en una Liga que por momentos se tiñó de blanco. El runrún de la salida de Scarone del club se venía escuchando y leyendo en la prensa desde hacía meses y la decisión parecía estar tomada por ambas partes. Ninguna quería ampliar el compromiso para las siguientes campañas. La Copa fue la última competición con Scarone al frente del equipo. Las dos primeras eliminatorias la superaron los merengues sin demasiados problemas. Vencieron en los cuatro partidos ante Celta primero y Real Oviedo después. En semifinales se vieron las caras con el Valencia de Quincoces. En la ida, los che ganaron por 2-1 y en Madrid se percibía que era un resultado remontable en Chamartín. Sin embargo, las cosas se torcieron en el minuto 5 con un tanto de Badenes y el equipo no se recuperó completamente. Molowny igualó y el marcador no se movió más. El Real Madrid decía adiós en casa a otra campaña sin títulos para lucir en el historial en una temporada especial. Al final del choque, Scarone criticó la eficacia y el juego valencianista: “Ellos chutaron una vez y fue gol. Nosotros tuvimos más ocasiones y solamente conseguimos un tanto. El Valencia es un cuadro que se limita a tirar el balón adelante”.
Eliminados de la Copa por el Valencia. 1952
El equipo tenía en el horizonte una gira por Sudamérica con algún amistoso y la disputa de la Pequeña Copa del Mundo de Caracas, pero ya sería sin el técnico uruguayo. Scarone, unos días después de perder contra el Valencia, presentó una carta al presidente Bernabéu en la que le comunicaba su decisión de dimitir de manera inmediata. Su contrato finalizaba el 30 de junio y el club no pensaba renovarle, por lo que fue una resolución feliz para ambas partes. El uruguayo se despidió en el vestuario tras un partido entre la selección castellana y el Liverpool el 22 de mayo, y se marchó a Barcelona para recibir a su familia que llegaba de Uruguay en barco. Su sustituto inmediato para viajar a Sudamérica fue Ipiña.
La crítica al periplo de Scarone en el Real Madrid se puede resumir en la columna del periodista Gilera en Pueblo. En ella decía que el uruguayo “ha repasado su actuación como entrenador en el Madrid y se ha juzgado bien a sí mismo. En sus confesiones de despedida, hechas públicamente, ha analizado bien todo y exalta su labor, no con exceso de pasión ni con orgullo estridente, sino con amor propio, que no es lo mismo, y con pura objetividad. Pero hay algo más en la despedida de Scarone que nos ha gustado y casi conmovido: la sinceridad de sus palabras, llenas de pesar por tener que abandonar España, y esas concretas de que hay en el mundo un español más: Héctor Scarone, aparte las muy exactas de ese cumplido perdón que pide a los jugadores que entrenó (si es que en algo llegó a faltarles) pues los excesos temperamentales tuvieron como causa servir al Club. Es justo reconocer que la obra física de Scarone con el equipo ha sido casi perfecta y difícilmente superable. Si aquí se exigiera hoy a los preparadores solamente lo que se siempre se les exigió hasta hace poco: preparación física, es indudable que Scarone habría obtenido un franco éxito en su misión. Pero llegó a España en el momento crítico de la obsesión por las tácticas, de una crítica constante, no de los críticos tan solo, sino de una afición entera que busca avances técnicos cada día y quiere que el Madrid sea el mejor equipo de España cuando juega con españoles, y el mejor del mundo cuando juega contra los extranjeros. El Madrid, sus jugadores, han estado bien entrenados esta temporada. El Madrid, lo que ha dejado de ganar en la Liga, en el torneo de sus Bodas de Oro y en la Copa, ha sido por falta de jugadores de clase y por picardía o cálculo técnico de colocación de jugadores, tácticas de juego que con jugadores topos, que no discurren, corren a cargo del entrenador, pues siempre se espera que este los dirija. A Scarone le ha correspondido una difícil época y un más difícil equipo. De todas maneras, no hay duda de que Scarone vino aquí con el defecto de su clasismo sin evolución, demasiado aferrado y demasiado incrédulo y lo que puede hoy día el ajedrez del fútbol, los movimientos de peones. Él es un maravilloso ejemplo del culto a lo físico, al poder del atleta. Pero el fútbol de hoy da por hecho el fondo y las facultades de los jugadores, supuesto que lleva implícita la función del preparador, que el público puede ignorar, pero no el mando ni la crítica, porque el factor físico es esencial, ya que estamos en el fútbol como deporte. Otra cosa es el “Scarone estratega”. Aquí, quizá haya fallado. Al menos es donde no ha podido con el Madrid. Pero hay algo que es pronto para juzgar y en lo que todavía puede tener razón Scarone: en si es posible sacar más partido del grupo general de jugadores que le entregaron. Ipiña puede darle o quitarle la razón…”.
Scarone con Zamora en un partido benéfico
Fotografías: archivo de Alberto Cosín
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