Da igual la pelota
·29 December 2025
Historias del fútbol español: La colonia de Cañizares en 2002

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Hay episodios en la historia del fútbol que parecen escritos por un guionista caprichoso. Ningún aficionado español olvida el extraño accidente que dejó a Santiago Cañizares fuera del Mundial de 2002, un suceso tan inverosímil que, con los años, ha adquirido un tono casi legendario. Sin embargo, tras la anécdota extravagante se esconde también una de las decepciones más profundas en la carrera de un portero que llegaba a aquella cita en su mejor momento.
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Aquel mayo de 2002, Cañizares estaba concentrado con la selección española en La Roja de José Antonio Camacho. Era el portero titular indiscutible, uno de los líderes del vestuario y una pieza clave de un equipo que afrontaba el Mundial con una generación brillante. En plena concentración, mientras se preparaba para una sesión rutinaria, sufrió un accidente tan absurdo como doloroso: un frasco de colonia se le cayó al suelo y la explosión del cristal le produjo un corte profundo en el pie —concretamente en un tendón del dedo derecho—.
Lo que podría haber sido apenas una anécdota doméstica se convirtió de inmediato en una tragedia deportiva. La lesión lo dejó sin capacidad para apoyar el pie, y los médicos fueron tajantes: no estaría recuperado a tiempo para disputar el Mundial. Apenas días antes de viajar a Corea y Japón, Cañizares recibió la noticia que ningún futbolista quiere oír. De golpe, pasaba de ser portero titular de España en un Mundial a quedarse fuera de la lista.
El golpe emocional fue enorme. Durante años, el propio Cañizares admitió que aquel momento fue uno de los más duros de su carrera profesional. España, por su parte, tuvo que recurrir a Iker Casillas, que entonces era un portero joven, talentoso pero aún en formación. Lo que siguió después ya es historia: Casillas asumió la responsabilidad, paró penaltis decisivos y se convirtió en uno de los héroes del torneo, abriendo el camino hacia la leyenda que construiría con los años.
La lesión de Cañizares, por absurda que pareciera, tuvo un impacto enorme en la narrativa del fútbol español. Transformó la carrera internacional de un portero en su plenitud, cambió el destino inmediato de la selección y dio paso a una era dominada por la figura de Casillas. Y, al mismo tiempo, convirtió aquella historia de un frasco de colonia roto en uno de los episodios más recordados —y a veces injustamente trivializados— en la memoria colectiva del deporte español.
Para Cañizares, aquello fue una herida que tardó en cerrar. Para el resto del país, un recordatorio de que el fútbol, incluso en su nivel más alto, sigue siendo vulnerable a los accidentes más inesperados. Y así, el Mundial de 2002 quedó marcado por un suceso tan doméstico como trascendental: una colonia, un corte y el giro repentino de un destino que parecía escrito.
Autor: Izan Delgado
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