La carrera que definió a Ayrton Senna: Brasil 1991, el día que ganó sin marchas y con el alma | OneFootball

La carrera que definió a Ayrton Senna: Brasil 1991, el día que ganó sin marchas y con el alma | OneFootball

In partnership with

Yahoo sports
Icon: Grada3

Grada3

·9 November 2025

La carrera que definió a Ayrton Senna: Brasil 1991, el día que ganó sin marchas y con el alma

Article image:La carrera que definió a Ayrton Senna: Brasil 1991, el día que ganó sin marchas y con el alma

El 24 de marzo de 1991, en el Gran premio de Brasil, bajo un cielo nublado y con la humedad típica de Sao Paulo, Ayrton Senna escribió una de las páginas más emocionantes en la historia de la Fórmula 1. Aquella tarde en Interlagos, el brasileño logró lo que durante años se le había resistido: ganar el Gran Premio de su país.

GP Brasil 1991, el día en que Interlagos se rindió a Senna

Pero no fue una victoria cualquiera. Fue una batalla física, mental y emocional que lo dejó exhausto, casi sin fuerzas para levantar el trofeo de aquella carrera en Brasil. Una carrera que, más de tres décadas después, sigue definiendo la esencia del piloto más carismático que haya pasado por la F1.


OneFootball Videos


Senna ya era bicampeón del mundo y un ídolo en su país. Había ganado en Mónaco, Suzuka o Estoril, pero nunca había conseguido imponerse en casa. El circuito de Interlagos parecía tenerle guardada una deuda. Cada año surgía algún imprevisto: lluvia, averías, accidentes. En 1991, al volante del nuevo McLaren MP4/6, impulsado por un motor Honda V12, todo indicaba que esta vez sería diferente.

Desde el sábado, Ayrton había mostrado su superioridad. Se quedó con la pole position, la número 55 de su carrera, y el domingo dominó desde la salida. El coche blanco y rojo de McLaren se hizo superior frente a las potentes Williams de Riccardo Patrese y Nigel Mansell. La victoria parecía encaminada, pero la Fórmula 1, como tantas veces, se encargó de añadir drama al guion.

Senna se quedó atrapado en la sexta marcha

A falta de poco más de 15 vueltas para el final, el cambio de marchas del McLaren empezó a fallar. Primero se quedó sin cuarta. Después sin tercera. Luego sin segunda. En apenas unos minutos, Senna se encontró pilotando un coche de Fórmula 1 con solo la sexta marcha disponible.

Cada curva se volvió una pesadilla. Sin marchas cortas, el motor se ahogaba en las frenadas y sufría en la salida de las curvas lentas. Los brazos de Senna se tensaban para controlar el monoplaza, que empezaba a vibrar con cada reducción forzada. Desde boxes, los ingenieros apenas podían creer lo que veían en los tiempos por vuelta. Y es que el brasileño, entonces todavía bicampeón del mundo, seguía liderando, aunque Patrese venía volando detrás.

En aquel GP de Brasil 1991, Ayrton Senna tuvo que reinventar la forma de conducir. Aprovechaba al máximo la inercia en cada curva y evitaba tocar el freno lo justo. En cada recta, exprimía el motor Honda hasta el límite. Era una lucha titánica, no solo contra los rivales, sino contra el propio cuerpo. «Mis brazos estaban rígidos, los músculos me dolían, no podía moverme», recordaría más tarde. «Pensé que iba a perder, pero no podía rendirme en Brasil».

En la radio apenas pudo hablar. El agotamiento físico era total. Cuando detuvo el coche, necesitó ayuda para salir del habitáculo. Apenas podía mover los brazos. Fue trasladado al podio por los mecánicos, completamente exhausto, con los músculos agarrotados y los ojos cerrados. Mientras sonaba el himno de Brasil, apenas logró levantar el trofeo. Lo hizo entre lágrimas. Su cuerpo estaba roto, pero su corazón estaba lleno.

Años después, Ayrton Senna recordaría aquel día con una frase que define perfectamente lo que sintió: “Aquella carrera me llevó a otro mundo. Era como entrar en lo desconocido de ser humano, con toda esa presión y el cariño de mi gente»:

Era su primera victoria en Brasil, y posiblemente la más importante de su vida. El público deliraba en las gradas de Interlagos. Los comentaristas brasileños lloraban al micrófono. Y Senna, entre el dolor y la emoción, apenas podía pronunciar unas palabras. «No sé cómo lo hice. Solo sé que no podía perder hoy, no en mi país«, dijo.

Article image:La carrera que definió a Ayrton Senna: Brasil 1991, el día que ganó sin marchas y con el alma

Pascal Rondeau/Allsport/Getty Images

El coche que hizo historia

El monoplaza que protagonizó aquella gesta en Brasil 1991 fue el McLaren MP4/6, diseñado por Neil Oatley. Tenía un motor Honda V12 de 700 caballos y una caja de cambios manual de seis velocidades. Era una máquina poderosa pero delicada. De hecho, fue el último coche con motor V12 y caja manual que ganó un campeonato del mundo.

Aquel año de 1991, Ayrton Senna comenzó la temporada con cuatro victorias en las primeras cuatro carreras y se encaminó hacia su tercer título mundial, que lograría en Japón, en Suzuka. Pero ninguna de esas victorias fue tan intensa ni tan humana como la de Interlagos.

El coche, restaurado por el departamento de patrimonio de McLaren, ha sido conservado durante años y ahora sale a subasta. Se estima que podría alcanzar entre 12 y 15 millones de dólares, una cifra que refleja no solo su valor histórico, sino también el peso simbólico de aquella jornada.

View publisher imprint