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·15 November 2024
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Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, no oculta su ambición: quiere ver a Erling Haaland vestido de azulgrana. Para el mandatario culé, este fichaje es mucho más que una prioridad deportiva; es un reto personal y un símbolo de la resurrección del Barça como una potencia del fútbol mundial.
Y es que el delantero noruego, consolidado como uno de los mejores del planeta, representa la combinación ideal de potencia, velocidad e instinto goleador. A sus 25 años, Haaland no solo es el presente del fútbol europeo, sino una apuesta segura para dominar el futuro. Sin embargo, lograr que su camino pase por el Camp Nou es un desafío monumental.
Laporta confía en su relación con Rafaela Pimienta, agente de Haaland, como un punto de partida para iniciar conversaciones. La cordialidad entre ambos podría ser una ventaja, aunque no garantiza el éxito.
Actualmente, el delantero se encuentra cómodo en el Manchester City, donde bajo la dirección de Pep Guardiola se ha cansado de romper récord en Inglaterra. Además, cualquier movimiento implicaría una cifra astronómica, un escollo importante para un Barça que sigue ajustándose el cinturón tras años de dificultades económicas.
Sin embargo, el próximo verano será crucial. Laporta y su equipo deberán hilar fino para ajustar las finanzas del club y generar los recursos necesarios para competir en una operación de esta envergadura. Si no se logra en 2025, el presidente no descarta seguir intentándolo en el futuro, siempre que las condiciones sean favorables.
El interés de la directiva azulgrana en el ‘9’ mancuniano, por supuesto, no es casual. Haaland posee todo lo que el Barça busca en un delantero referencia: capacidad para decidir en los momentos clave, mentalidad ganadora y una proyección a largo plazo que encajaría perfectamente en el proyecto azulgrana. Un jugador de este calibre no solo reforzaría al equipo en el campo, sino que también supondría un impulso comercial y mediático de enorme impacto.
En ese sentido, Joan Laporta sabe que fichar a Haaland no solo consolidaría al Barça como una de las instituciones con las mejores plantillas del fútbol mundial, sino que marcaría un punto de inflexión en su segundo mandato.
De igual modo, lograr este sueño significaría devolver al club al lugar de privilegio que ocupó durante la era de Messi y Guardiola, y solidificar su posición como uno de los dirigentes más ambiciosos de la historia del Barça.
El camino será largo y complejo, pero el mandatario culé está decidido a intentarlo. Porque, como él mismo asegura, los sueños no tienen límites cuando se trata del FC Barcelona.