Orgullo Rojo
·2 November 2025
Limados

In partnership with
Yahoo sportsOrgullo Rojo
·2 November 2025

Independiente goleó, convenció y, por primera vez en mucho tiempo, aplaudió una noche entera en Avellaneda. Fue 3-0 ante Atlético Tucumán, con una actuación que combinó presión alta, intensidad, eficacia y -sí, por fin- fútbol. Una señal tan inesperada como necesaria, en medio de un semestre que venía golpeando sin piedad.
El Rojo salió a jugarlo como una final y lo resolvió como un equipo serio. A los 14 minutos cayó el primero: Loyola presionó, robó alto, cedió rápido para Gabriel Ávalos y el paraguayo, con un toque sutil, dejó mano a mano a Matías Abaldo, que definió firme abajo para abrir la historia. Golazo de manual: presión, pase y efectividad.
El envión siguió. Dominio absoluto, circulación y agresividad ofensiva. Y el segundo llegó como consecuencia lógica: pase de Loyola, derechazo letal de Ávalos desde afuera y la pelota pegada al palo. Mansilla la vio pasar. 2-0 y la cancha explotando. Ávalos, figura. Loyola, omnipresente. Independiente, distinto.
En el segundo tiempo, Atlético amagó a arrimarse, pero el Rojo volvió a golpear rápido. Tiro de esquina perfecto de Santiago Montiel y cabezazo quirúrgico de Felipe Loyola para el 3-0. La noche soñada del chileno: gol, asistencia y presión clave en el primer tanto.
Después llegó la impotencia tucumana, dos expulsiones y un final que pudo ser goleada aún mayor. Incluso Ávalos tuvo su chance, pero Mansilla le atajó un penal que le negó el doblete y el grito final al estadio.
Poco importó: Independiente ganó, goleó y gustó. Un equipo que, cuando juega así, recuerda que tiene herramientas, que tiene plantel y que tiene -aunque se haya escondido demasiado tiempo- personalidad.
El panorama sigue siendo complejo: dos fechas por jugar, nueve equipos peleando por esos últimos lugares y una tabla que no perdona. Pero mientras la matemática diga "sí", en Avellaneda nadie se resigna. Este triunfo no asegura nada en la tabla, pero limpia la cabeza, empuja y vuelve a encender una fe que parecía enterrada.
El Rojo volverá a jugar el lunes 10 de noviembre a las 19, visitando a Riestra, con la obligación de sostener esto: la actitud, el juego y, sobre todo, la esperanza.
Independiente ganó. Goleó. Y, esta vez, dejó a su gente sonriendo. ¿Milagro o punto de partida? El tiempo lo dirá. Por lo pronto, hoy en Avellaneda se siente algo distinto: alivio. Y ganas. Muchísimas ganas.
Live


Live


Live


Live


Live




Live


Live


Live

























