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·17 September 2025
Liverpool 3-2 Atlético de Madrid: Van Dijk apaga la rebelión de Llorente

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·17 September 2025
Un drama inicial. Si la visita del Atlético de Madrid a Anfield se presuponía compleja ante la amplia lista de bajas de los de Simeone, el inicio del partido se encargó de confirmar las malas noticias. El Liverpool, motivado por el escenario, salió como de costumbre. Con la guadaña en la mano y con las ganas de hincar el diente.
No hizo falta mucho para que llegara el mordisco y apareciera la sangre. Apenas cinco minutos para ser exactos. Para muchos ese tiempo es insuficiente, para el cuadro inglés no es el caso. Porque en la primera metedura de pata de Lenglet con una falta en la frontal, la fortuna sonreía a los reds y daba la espalda a los colchoneros.
Una falta mal tirada, un pie que se cuela sin que nadie lo espere y un balón que entra llorando al fondo de la red. Un primer mazazo de los que duelen y un golpe de realidad que suele venir acompañado. En el caso del Atlético, en forma de otro gol en contra. El de un Salah que se colaba como Pedro por su casa en un área en el que la defensa seguía sin hacer acto de presencia.
Lejos queda el muro que un día fue la defensa del Atlético de Madrid. Un día era la base sobre la que se cimentaba todo. Hoy es un flan que acostumbra a generar disgustos. En Anfield ya los había generado, pero lo positivo estaba en que a peor no se podía ir. Dicho y hecho. Con el botín en el bolsillo y la presión en el lado contrario, el escenario cambiaba.
Era el Atlético el que tenía que dar un paso al frente y era el Liverpool el que podía permitirse el lujo de esperar para poner la sentencia. En una fina línea se movía todo. En la de poner el sello al partido o en la de volverle a dar vida. Como si de tenis se tratara, golpes en ambos lados. Advertencias, pero no certezas.
Así, el tiempo se iba en una primera mitad que parecía finiquitada hasta que llegó el que hizo de Anfield su jardín en 2020. Marcos Llorente, buenos recuerdos para los colchoneros, pesadillas para los reds. De lateral o delantero volvía a vestirse de goleador para silenciar Anfield y reenganchar a los suyos al partido.
Por más que el gol de Llorente volvía a abrir el partido, era complicado pensar en una remontada colchonera. Cada vez que el Liverpool pisaba el acelerador, el Atlético temblaba. La amenaza de cada ataque inglés era visible y de ser más contundente en tareas defensivas dependía el tener verdaderas opciones de poder rascar algo de la visita a Anfield.
Cobraba todavía más importancia teniendo en cuenta que el Liverpool estaba basando su juego al contragolpe. Y cuando las flechas rojas corren, pararles es casi imposible. Pero la fortuna que al principio era esquiva, cambiaba y se volvía aliada. Solo así se explica el remate al poste de Salah con todo a su favor.
El egipcio tenía en sus botas volver a ampliar el colchón, pero desperdiciaba la oportunidad. Y eso era combustible del bueno para un Atleti que, pese a las bajas, estaba jugando de tú a tú ante el Liverpool y en Anfield. Eso sí, el marcador seguía sin darle premio a los de Simeone y el tiempo se esfumaba cada vez más deprisa.
El Atlético necesitaba una chispa de suerte, de magia, de algo que igualara la balanza. Y si en Anfield hay alguien que parece estar tocado por una varita ese es Marcos Llorente. Si él había devuelto a la vida a su equipo, él mismo se encargaba de poner el empate en el luminoso.
Tenía que ser el hombre que amargó la última noche de fútbol antes del Covid al Liverpool y a Anfield. No podía ser otro el encargado de mandar el balón al fondo de la red. Algo tiene con el feudo inglés el comodín de Simeone y, al igual que lo hiciera entonces, ese as bajo la manga aparecía encima de la mesa.
Pero cuando la épica parecía estar del lado colchonero, llegó la tragedia. La amargura en estado puro, un final retorcido que el destino le tenía preparado a los de Simeone. En el descuento y en un saque de esquina aparecía la torre neerlandesa, el faro red. Con su cabeza, como un martillo, para aniquilar la rebelión rojiblanca.
Van Dijk hundía con su gol al Atlético y elevaba al Liverpool hacia la primera victoria. Un partido de los que se recuerdan con el tiempo. La gloria para los de Arne Slot. La cara amarga para el Atlético. Derrota digna, pero de las que duelen.
Liverpool: Alisson; Frimpong (Bradley, min. 57), Konaté, Van Dijk, Robertson (Kerkez, min. 86); Szoboszlai, Gravenberch, Wirtz (Ngumoha, min. 74); Salah, Gakpo (Mac Allister, min. 57) y Isak (Ekitike, min. 57).
Atlético de Madrid: Oblak; Llorente, Le Normand, Lenglet, Javi Galán; Giuliano, Barrios, Gallagher (Molina, min. 60), Nico González; Raspadori (Koke, min. 51) y Griezmann (Sorloth, min. 60).
Goles: 1-0 Robertson (min. 3); 2-0 Salah (min. 5); 2-1 Llorente (min. 45+2); 2-2 Llorente (min. 80); 3-2 Van Dijk (min. 92)
Amonestados: Bradley (Liverpool) / Lenglet, Le Normand (Atlético de Madrid)
Árbitro: Mariani / VAR: Di Bello
Estadio: Anfield