Major League Soccer
·3 December 2025
Messi y Müller redefinen la MLS Cup: una final a la altura del Super Bowl

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·3 December 2025

Este sábado, el fútbol estadounidense vivirá un capítulo que ya está instalado entre los eventos deportivos más atractivos y globales de los últimos años: la MLS Cup 2025, que enfrentará a Inter Miami CF y Vancouver Whitecaps en el Chase Stadium de Fort Lauderdale.
Será la primera final de liga para ambas franquicias, pero es la presencia de Lionel Messi y Thomas Müller lo que ha elevado este partido a una dimensión distinta, y el sábado 6 de diciembre (2:30 pm ET - MLS Season Pass, Apple TV, FOX, FOX Deportes), podremos disfrutar de la definición más esperada en la historia de la liga.
No es solo un partido por el título de liga en MLS. Es la continuación de una rivalidad histórica, un choque de narrativas nacionales y un evento que, en términos de expectativa mediática y alcance cultural, rivaliza con lo que hemos visto recientemente en la MLB, la NFL y la NBA.
En este 2025, el deporte estadounidense ha presenciado grandes momentos: la Serie Mundial ganada por los Dodgers, el electrizante ascenso de Shai Gilgeous-Alexander para convertirse en el MVP de las Finales NBA y darle su primer título en la historia al Oklahoma City Thunder, o la contundente derrota de Patrick Mahomes y los Chiefs en el último Super Bowl ante Jalen Hurts y los Philadelphia Eagles. Pero la MLS Cup 2025 llega con un peso especial, no solo por el duelo Messi-Müller, sino por lo que representa en la construcción del fútbol como espectáculo masivo en Norteamérica.
Repasamos por qué este partido es comparable —y quizá superior— a otros grandes eventos deportivos recientes en Estados Unidos.
La MLS Cup 2025 no es un partido más. Es un fenómeno. Un choque de narrativas, superestrellas, legado e impacto mediático que muy pocos eventos en Estados Unidos pueden igualar.
Cuando la comparas con el Super Bowl, la Serie Mundial o las Finales de la NBA, esta final no queda atrás… las desafía. Y en muchos sentidos, las supera:
En términos de impacto cultural, esta MLS Cup no solo se sienta en la misma mesa que los gigantes del deporte estadounidense… se convierte en la conversación principal.
Porque no todos los días tienes un Messi vs. Müller con millones de ojos —de todos los continentes— puestos en cada toque.
Y porque no todas las finales, gane quien gane, están destinadas a quedar marcadas en la historia del deporte norteamericano.
Esta sí.
No hay una narrativa que envuelva más esta final que la de Lionel Messi vs. Thomas Müller, dos jugadores cuyos destinos se han entrelazado de forma dramática en algunos de los momentos más recordados de la historia moderna del fútbol.
La historia entre Messi y Müller está marcada por golpes duros y momentos decisivos. Todo comenzó en 2013-14, cuando el Bayern Munich aplastó al Barcelona con un 7-0 global en semifinales de Champions, con Müller anotando tres goles entre la ida y la vuelta. Dos meses más tarde, en la final del Mundial Brasil 2014, Alemania volvió a imponerse en tiempo extra y Messi sufrió otra caída dolorosa ante un equipo con Müller como pieza clave.
Messi encontró revancha en 2014-15, liderando al Barcelona en un 5-3 global que incluyó dos golazos del argentino en la ida, aunque Müller descontó en Munich. Sin embargo, el golpe definitivo llegó en 2020, en la burbuja de Lisboa: el histórico 2-8, con Müller firmando dos goles y dos asistencias, la derrota más dura de la carrera de Messi.
Dos de las derrotas más traumáticas que vivió el argentino tienen a Thomas Müller como testigo y protagonista. Que ambos estén frente a frente ahora, en territorio estadounidense, en la final más importante de la MLS, convierte este partido en algo más grande que el deporte local: es una pieza de la historia del fútbol mundial.
Para entender el impacto social y emocional de esta final, es útil compararla con lo que Estados Unidos vivió hace apenas un mes en la Serie Mundial de la MLB, donde los Dodgers —un super equipo que defendía el título— enfrentaron a los Toronto Blue Jays, el equipo que cargaba consigo a toda una nación detrás.
Los Dodgers llegaron como campeones defensores, con la figura global Shohei Ohtani —MVP de la Liga Americana en 2024— en un pico histórico.
Su paralelismo es evidente: Inter Miami llega con Messi, MVP de la MLS en 2024, y con un roster “galáctico” construido para ganar sí o sí.
Shohei Ohtani tuvo en el Juego 3 una actuación ofensiva considerada la mejor de la historia moderna en una Serie Mundial.
Con Messi, cualquier noche de leyenda siempre es posible —y eso mantiene a todos de cara a esta final en un estado de expectativa permanente.
Canadá se unió detrás de los Azulejos, aunque el vínculo local no era tan directo como el de estos Whitecaps, en los que el factor canadiense en el roster del equipo es aún más fuerte.
Vancouver representa mucho más fielmente al fútbol del país que lo que Toronto representaba al béisbol.
En la Final de la Conferencia Oeste ante San Diego FC el 30 de noviembre, los Whitecaps incluyeron seis jugadores canadienses en su roster de día de partido:
Otros canadienses —Adekugbe, Mackenzie, Anchor, Brienza, Coupland— no estuvieron en esa convocatoria, pero forman parte del plantel.
Los Toronto Blue Jays solo tenían a un canadiense: Vladimir Guerrero Jr., hijo del dominicano Vladimir Guerrero, un ícono de los Expos, y miembro del Salón de la Fama de la MLB en Cooperstown.
El lazo emocional entre ciudad, equipo y país es incomparablemente más fuerte en Vancouver.
Toronto cayó a pesar de estar en casa y a una sola victoria de coronarse en la Serie Mundial. Los Dodgers, con toda su maquinaria, celebraron de nuevo como el gigante que suele imponer su peso cuando más importa. ¿Seguirá el patrón? ¿Ganará otra vez el poder estadounidense sobre la historia romántica del equipo canadiense?
La sensación de déjà vu está en el aire: un país entero volcado detrás de su representante; un equipo canadiense intentando romper el molde, desafiar la narrativa y demostrar que, en el deporte norteamericano, las potencias también caen. Vancouver llega con identidad, con alma, con jugadores nacidos y formados en casa, con una conexión real con su bandera, mucho más profunda de lo que Toronto podía presumir en la MLB.
Pero al frente está Inter Miami, un equipo armado con estrellas y contrataciones de jóvenes muy importantes, un símbolo del espectáculo estadounidense y, sobre todo, un Messi que ya conoce de noches históricas.
La historia ya la hemos visto antes: el favorito poderoso contra el aspirante que carga el corazón de un país. Pero esta vez, en un deporte donde un gesto, un error o un destello cambian destinos, la pregunta queda abierta. Y en Fort Lauderdale, la única certeza es que la trama se siente familiar… pero el desenlace aún no está escrito.
El deporte estadounidense ha demostrado en los últimos años que la narrativa pesa tanto como la competencia. Y ningún deporte lo hace mejor que la NFL.
Patrick Mahomes, MVP 2018 y 2022, ganador de tres MVPs en los tres Super Bowls que ha ganado, llegó a la Final de la AFC enfrentándose a Josh Allen, MVP de 2024.
Un choque de gigantes que definía la conferencia.
Ganó y se abrió paso hasta el más grande de los eventos profesionales en estas tierras, pero en el Super Bowl, todo cambió:
Fue un choque lleno de narrativas:
El resultado: los Chiefs vivieron su peor pesadilla.
Todo.
El descenlace en la NFL en 2025 nos enseñó que:
Los Chiefs, como Inter Miami, eran favoritos absolutos. Mahomes, como Messi, es la cara global de su deporte.
Pero el Super Bowl nos recordó que ningún guion es seguro.
Así llega Messi a esta final: como un MVP en la cúspide, pero en un deporte donde un error, un rebote o un partido inspirado del rival puede cambiarlo todo.
Si Vancouver busca inspiración, la puede encontrar en la NBA.
En junio de 2025, Shai Gilgeous-Alexander, canadiense, lideró una de las temporadas individuales más brillantes de la historia moderna.
Canadá vibró detrás de él. La NBA lo celebró como un nuevo rostro global.Y el país norteño sintió que podía competir de tú a tú con Estados Unidos.
Lo que Shai hizo en junio podría ser un anticipo de lo que Vancouver sueña en diciembre:
Vancouver quiere convertirse en lo que Shai fue para el baloncesto: un símbolo de orgullo nacional.
Y enfrentan al rival perfecto para construir ese legado: Messi, el mayor obstáculo posible, el monte Everest de cualquier final.
No hay ninguna estrella en NFL, NBA o MLB comparable en impacto a Leo Messi.Ni Mahomes, ni Ohtani, ni incluso LeBron. Su figura trasciende fronteras.
Con Müller enfrente, la final tiene un valor internacional único.
La era reciente del deporte estadounidense está marcada por figuras individuales cargando historias enteras.
Esta final no se queda atrás.
Si Messi gana, habrá conquistado el máximo logro que un futbolista puede obtener en la MLS. Si pierde nuevamente ante un equipo con Müller, se sumará un capítulo doloroso a su rivalidad.
Es un guion que ni Hollywood escribiría mejor.
El impacto económico, social y mediático de Messi ha sido extraordinario.Llevarlo a una final frente a un rival con carga histórica, nacional y narrativa es lo que la liga soñó desde su llegada.
Una MLS Cup así no es común.Es, posiblemente, la más importante de la historia.
En definitiva, la MLS Cup 2025 no es solo una final: es un punto de inflexión. Un duelo que mezcla legado, emoción y alcance global como pocas veces se ha visto en el deporte estadounidense. Pase lo que pase, este partido quedará grabado como uno de esos momentos que redefinen eras, elevan ligas y marcan para siempre la historia del fútbol en Norteamérica.
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