
La Galerna
·3 October 2025
Nasser, Jan, Ceferin y otros golfos de postín

In partnership with
Yahoo sportsLa Galerna
·3 October 2025
Suele atribuirse a Winston Churchill la frase “La política hace extraños compañeros de cama”. En realidad, puede que sea yo la que ahora mismo, tal vez erróneamente, se la esté atribuyendo. Todas las citas que circulan por ahí, sin excepción, son de Churchill, George Bernard Shaw o Jorge Valdano, así que, en virtud del alto porcentaje de acierto que me corresponde, espero no fallar. (Bueno, faltaría la de “Sandro, ¿qué más quieres que te dé?”, que es de Ángel María Villar y sigue siendo un ejemplo pintiparado para explicar la coma del vocativo).
Parafraseando a Churchill, o a quien sea, podríamos concluir por el mismo precio que el fútbol hace extraños compañeros de cama. Mirad si no a Javier Tebas y Jaume Roures. Un falangista votante de VOX lleva lustros refocilándose en la piltra (metafóricamente hablando) con un indepe trostkista, a trueque de toda o casi toda la pasta del mundo, eso sí. Siempre hay alguna razón para estos inopinados ayuntamientos carnales, y suele ser financiera. Como dijo Woody Allen -también a él, ahora que recuerdo, pueden atribuirse muchas citas-, “ser rico es mejor que ser pobre. Aunque solo sea por razones financieras”.
Imaginamos que también habrá alguna razón para el ayuntamiento carnal (nunca mejor dicho) que os muestro ahora, que además no constituye una pareja sino un trío.
Ceferin, Laporta y Nasser Al-Khelaifi exteriorizaron su amor en el palco de Montjuic (o donde quiera que jugara el club cliente de Negreira su partido de Champions, que ya me pierdo con tanto estadio de ida y vuelta o rumor de estadio), además de en sus deslumbrantes alrededores y otros románticos escenarios. Ceferin y Nasser ya constituían una pareja de hecho bien conocida. La nueva contribución proviene de Jan Laporta, quien como anuncia Albert Ortega por boca de RAC1 (o al revés) anda ahora a partir un piñón con ambos mandatarios, siendo la presunta explicación de este acercamiento una supuesta renuncia de Laporta al plan de la Superliga.
Ya me extrañaría a mí que un hombre íntegro como Laporta faltara a su palabra. Tiene que haber alguna otra explicación. Para ser sinceros, ya hubo un acercamiento del bueno de Jan al presidente de la UEFA cuando este declaró públicamente que el asunto Negreira era “el más grave” del que había tenido noticia en el mundo del fútbol y Jan se hizo carne ante sus ojos para sacarlo de su craso error. No sabemos qué se dirían entre hombres de ley y de acrisolada honradez como ellos para terminar limando asperezas. Ceferin aspira a triunfar algún día en la política de su país, Eslovenia, y se dice que Jan conoce a un factótum del hampa liublianesa en cuyo poder obran unas fotos de Aleksander ayudando a cruzar la calle a una anciana ciega y del Atleti, pero ni por un momento daré yo pábulo a semejantes habladurías.
Para abundar en la buena relación entre ambos estadistas, comenta ahora Albert Ortega, como explicábamos, que Laporta piensa renunciar al sueño de la Superliga. Si tal cosa ocurriera, y Jan cayera definitivamente en manos de Aleks y Nasser, no nos cabe duda de que Florentino Pérez reaccionaría de manera airada, pero como decíamos antes ni mucho menos esperamos que un hombre de palabra como Jan pueda traicionar a nadie, en este mundo ni en el próximo.
De manera algo críptica, Ortega añade que "la UEFA ha accedido a algunas de las peticiones del Barcelona", aka el club cliente de Negreira. Es imposible no preguntarse qué peticiones pueden ser. Hay tantos desmanes culés que potencialmente Jan querría ver perdonados que no sabríamos ni por dónde empezar. Parece claro, en todo caso, que a cambio de una indulgencia generalizada ante dichos pecados Jan se abstendría de publicar las fotos de Aleks ayudando a la viejecita a cruzar la calle. No olvidemos que Jan tiene sólidas inversiones en el sector de material audiovisual de hombres ayudando a ancianas a cruzar pasos de cebra.
Hay que ver cómo se arregla lo del trío, eso sí. El amor libre tiene sus aristas y, aunque personalmente Jan tenga pocas, siempre hay riesgos en el ménage a trois.
Getty Images