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·30 September 2025

No quieren jugar en el Camp Nou: El vestuario se le rebela a Laporta

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El regreso al Camp Nou estaba previsto como la gran noticia de la temporada para el FC Barcelona. Un momento histórico en el que los aficionados podrían reencontrarse con el estadio tras meses de obras. Y paralelamente el que el club podría empezar a respirar económicamente con nuevos ingresos.

Sin embargo, la ilusión de la directiva no es compartida en el vestuario, donde empiezan a escucharse voces en contra de un retorno precipitado.


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Los jugadores, acostumbrados a la atmósfera de Montjuïc, no acaban de ver clara la mudanza a un Camp Nou provisional. No ven claro empezar jugando ante apenas 27.000 localidades y una imagen de vacío que podría convertirse en un lastre anímico.

Y es que 27.000 plazas en una recinto para 104.000 es apenas un cuarto de entrada. Y los jugadores temen sentirse solos en esta nueva singladura.

Los jugadores prefieren Montjuïc lleno

El recurso del Olímpic de Montjuïc no ha sido un camino de rosas. Los incómodos desplazamientos y la lejanía de la grada con el césped, por la pista de atletismo, fueron quejas constantes la pasada temporada.

Sin embargo, con el paso de los meses, la plantilla se ha habituado al entorno y ha descubierto una ventaja evidente en Montjuïc. Un estadio con más de 50.000 personas que transmite calor y energía en cada partido. Aunque los aficionados estén lejos.

Ese contraste con lo que encontrarían en un Camp Nou a medio aforo preocupa seriamente a los capitanes. La sensación de vacío puede resultar demoledora tanto para los jugadores como para la afición.

Por eso, varios futbolistas de peso han transmitido al presidente que prefieren esperar a que las dos primeras graderías estén completamente terminadas antes de regresar. Es decir, quieren volver a un Camp Nou que les acoja con 66.000 plazas.

Laporta necesita activar los palcos VIP

El dilema para Joan Laporta es evidente. El presidente tiene prisa por regresar al Camp Nou, no solo por motivos sentimentales, sino también económicos. La venta de palcos VIP y el aumento de ingresos vinculados al regreso al estadio son cruciales para cuadrar las cuentas y cumplir con las exigencias de LaLiga.

La presión de los patrocinadores es máxima. Muchos contratos incluían cláusulas que aseguraban presencia en el Camp Nou durante la temporada. Y cada retraso en la inauguración definitiva supone un quebradero de cabeza financiero.

Para Laporta, mantener al equipo en Montjuïc hasta junio supondría un golpe durísimo en el presupuesto.

Rebelión silenciosa en el vestuario

Aunque no se ha planteado de manera pública, la postura de los jugadores es clara. Prefieren un Montjuïc lleno, con ambiente competitivo, antes que un Camp Nou desangelado en el que las gradas vacías generen desmotivación.

Incluso futbolistas veteranos han reconocido que jugar en un estadio semivacío puede ser mucho más frío que disputar partidos en un campo más pequeño, pero con ambiente pleno.

La tensión entre lo deportivo y lo económico está servida. Laporta sabe que forzar el regreso puede traer consigo la incomodidad del vestuario, pero retrasarlo significaría asumir un riesgo financiero enorme.

En medio de esta encrucijada, la temporada avanza y la decisión debe tomarse en cuestión de semanas.

Se habla del retorno al Camp Nou con motivo de la visita del Girona el 18 de octubre. Y la UEFA ya da por sentado que el próximo partido de Champions del Barça en casa se disputará en el Camp Nou. Será en el Barça-Olympiacos el 21 de octubre.

Una decisión que marcará la temporada

La cuestión no es menor. Jugar en un estadio lleno o semivacío no solo afecta a lo anímico, sino también al rendimiento deportivo. El Barça se juega títulos, reputación e ingresos en un año clave.

Si el vestuario logra imponerse, Montjuïc seguirá siendo el hogar provisional hasta final de curso. Si Laporta se sale con la suya, el Camp Nou abrirá sus puertas de manera parcial. Aunque la imagen que se transmita no sea la deseada.

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