Agente Libre Digital
·7 June 2025
Nostalgia, goles y mucho fútbol

In partnership with
Yahoo sportsAgente Libre Digital
·7 June 2025
La mañana del 7 de junio es uno de esos días en los que el Real Madrid demuestra que es mucho más que una institución deportiva. El estadio Santiago Bernabéu sería el encargado de alojar un año más el Corazón Classic Match, el partido que reúne a leyendas de diferentes etapas con un fin benéfico.
El dinero recaudado por las entradas iría destinado al programa de inserción laboral de jóvenes en situación de riesgo o vulnerabilidad social a partir de los 16 años. El precio reducido de las entradas hizo que las gradas del estadio se colorearan con padres e hijos, distintas generaciones, distintos referentes, pero una misma pasión.
El combinado blanco concentraba a futbolistas en momentos vitales muy dispares, desde los recién retirados Marcelo, Pepe y Varane, hasta los míticos Butragueño, Amavisca y Solari, pero todos ellos quedaron eclipsados por la presencia de Toni Kroos. El alemán de 35 años abrió una herida que muchos madridistas aún no habían cerrado.
Los bávaros, por su parte, también contaban con caras conocidas de la talla de Weindenfeller o Sokratis. Un Bernabéu hasta la bandera dio una calurosa entrada a ambos combinados. Cuando el luminoso apenas marcaba tres minutos, Toni Kroos cedería un pase a Marcelo que, de memoria, colgaría al segundo palo con su comba característica para que Julio Baptista inaugurase el marcador.
La presencia de los grandes futbolistas que recientemente habían colgado las botas hizo que se presenciase un partido atípico en cuanto a fluidez de balón y recursos técnicos. Las llegadas alemanas caían a cuentagotas, pero en uno de esos balones profundos Bender logró hacerse el hueco suficiente en el corazón del área como para mandar la pelota a la escuadra sin despeinarse.
A Lucas Barrios le apeteció opacar a su compañero y sacó un latigazo aún más duro y esquinado poniendo el segundo para los visitantes. Los aficionados presentes no pararon de animar, de revivir viejos recuerdos y, sobre todo, de disfrutar.
El punto álgido de la mañana llegaría con el Madrid teniendo que lanzar una pena máxima, pese a las reticencias iniciales del alemán, la presión del público y de sus compañeros hizo que Kroos tomase la pelota e hiciese lo que mejor se le da, enviarla con mimo al fondo de la red.
Entre vítores y abrazados se llegó al merecido descanso.
Una vez dio comienzo la segunda mitad, los futbolistas de uno y otro equipo se rindieron a los parroquianos allí presentes dando un espectáculo de rabonas, taconazos y un sinfín de recursos técnicos. Lejos del recital estilístico emergió Raúl con el pragmatismo que marcó su carrera, con ese olfato y ese oportunismo del gol que sólo él tenía para rematar en plancha un balón suelto en el área y mandarlo lejos de los dominios del guardameta visitante.
Pepe hizo valer ese poderío aéreo que tantas alegrías le dio hasta hace no mucho, pero primero Weindenfeller y después el larguero le privaron de celebrar. Kiko Casilla también quiso llevarse su postal de recuerdo y se estiró hasta en dos ocasiones para pelear por su portería a cero particular.
A falta de un par de minutos para la conclusión, el Borussia aprovechó para igualar la contienda gracias a un desajuste defensivo en el área blanca. En el marcador se reflejaba un empate, pero en las gradas se reflejaba la victoria de la solidaridad.