El Sevillista
·1 December 2025
OPINIÓN | "De la ilusión, a la amargura", por Jonathan Hernández

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·1 December 2025

En seis jornadas hemos pasado de la ilusión y la alegría, a volver a la tristeza y a mirar con preocupación hacia abajo, con un Almeyda que parece derrotado

Era 5 de octubre, aún padecíamos los rigores del calor, cuando el FC Barcelona de Hansi Flick, Pedri, Lamine Yamal... llegaba al Ramón Sánchez-Pizjuán en la jornada 8 de LaLiga EASports, con el Sevilla con 10 puntos, a dos de Europa por historial y plantilla, pocos pensaban que era posible ganar...
Pero sucedió, y de qué manera. Goleada por 4-1, con un Barça superado por un vendaval blanquirrojo, que pudo conseguir un resultado mayor. El marcador, y el juego desplegado, llenó de ilusión al sevillismo, que soñaba con una temporada más tranquila con Matías Almeyda. Pero, desgraciadamente, nos hemos llevado un golpazo de realidad.
Ese partido fue agua en medio del desierto en el que nuestro club está sumido. Desde entonces se han jugado otros seis partidos de Liga, y solo se ha ganado uno, perdiendo los otros cinco. Hemos pasado, aunque con la boca pequeña, de hablar de Europa (si hubiéramos ganado a Espanyol y Betis, estaríamos ahí), a volver a mirar con miedo otra vez al descenso.
¿Cómo es posible que un equipo que golea al actual campeón liguero pierda luego cinco encuentros? ¿Qué pasa con ese Almeyda que tan bien supo motivar al equipo ante los azulgranas, y que parecía saber sacar potencial de los jugadores a pesar de su limitada calidad?
Tras la dura derrota en el derbi ante el Real Betis, muy dolorosa, parece que Almeyda está a punto de arrojar la toalla con los futbolistas. Al menos eso pareció en la rueda de prensa pos partido. Sería algo terrible, muy preocupante, ya que dejaría patente una ruptura y una confirmación de que ya no es capaz de lograr hacer más con ellos.
Se esperaba que ante los verdiblancos pudiéramos tener otra alegría por lo que supone ese partido, además de por jugarse en el Sánchez-Pizjuán. Pero no, no hubo reacción. Partido lamentable, sin fiereza, ni coraje, sin capacidad de intimidación. Si Manuel Pellegrini hubiera tenido a todo el ataque, hubieran logrado una goleada. Hay mucha diferencia de nivel entre ambas plantillas.
Me preocupa muchísimo la paupérrima primera parte, aburrida. No parecía un derbi en Nervión, donde siempre hemos tenido a un Sevilla al 100%, empujado por una afición entregada, encerrando al Betis. Pero nada de nada. Da mucha rabia ver lo que somos actualmente. Y duele más comprobar que, tras el pitido final, no hubo gritos contra los responsables de esta grave crisis.
¿Qué le pasa al sevillismo? Las noticias de la probable y próxima venta del club parece haberles hecho caer en la comodidad y la conformidad, pero de suceder, nadie nos asegura que eso vaya a arreglar los problemas. Solo habrá más incertidumbre, ya que no nos podemos fiar de lo que haga esta terrible Junta Directiva.
La afición debe seguir apretando para que salgan todos, que haya limpieza completa, y que en el club esté al frente verdaderos sevillistas.
Porque es doloroso ver cómo hemos pasado de tener ilusión por un Sevilla más atractivo, aguerrido y protagonista al tener en el banquillo a un argentino (que se caracteriza por esos factores) y de nuevo con ganas de ver a nuestro equipo, pero acabamos noviembre de nuevo desilusionados, con pocas ganas de fútbol, comprobando que vamos de cabeza al lío y a otra final de curso a padecer por seguir en la máxima categoría.
Y, mientras tanto, los directivos llevándose los millones con un club con un presupuesto cada vez más pobre, con problemas para confeccionar la plantilla.









































