Opinión| Honor a quienes lleven el Betis en el corazón | OneFootball

Qué bonito debe ser jugar para el club de tu vida, aquel que apoyaste de niño y que hoy te brinda la oportunidad de ser profesional en este bendito deporte. Qué bonito debe ser formar parte de la historia del Real Betis y cuántos estaríamos dispuestos a pagar lo que sea simplemente por soñarlo.

Adrián San Miguel es Betis desde que nació y hasta que muera. Un aficionado y canterano que un día consiguió elevar sus sueños a la realidad más bonita y verdadera, defender la portería verdiblanca. Y, desde entonces, no dejó de hacer Betis allá donde pasó su estela.

Volvió, para hacer vestuario, para ayudar al club en una transición necesaria donde se habían perdido veteranos y se había ganado juventud. Volvió como tercer portero y no puso pega alguna, como quien vuelve a donde fue feliz.

Y por destinos de la vida y giros que da este deporte se encontró de nuevo bajo los palos de la portería del Villamarín, y no se achantó. Se enfundó de carácter, de personalidad, tiró de coraje y, para ser honestos, cosechó algún que otro error que nos muestra que s fútbol que un día nos levantó del asiento, poco a poco se apaga.

Pero Adrián seguirá siendo Adrián, el del mano a mano a Sorloth, el que levanta el puño con garra y el que se emociona en el vestuario tras conseguir el pase a una final europea. Es puro Betis, como yo que escribo y tú que me lees, tal cual.

Seguirá siendo el sueño de un canterano que apuntó alto y ganó la recompensa más grande del mundo, la que solo unos pocos pueden alcanzar, la que no da ni el amor ni el dinero. Honor a aquellos que lleven el Betis en el corazón.