River Plate: la urgencia de un cambio de rumbo | OneFootball

River Plate se encuentra en una situación preocupante para los fanáticos, que no esperaban que fuera así el regreso de Gallardo.

El empate ante Sarmiento en Junín no hizo más que acrecentar la preocupación en el mundo River. La falta de un funcionamiento convincente ya no es una novedad, sino una frustrante constante que se arrastra desde hace tiempo, erosionando la ilusión generada tras el título de 2023. El equipo, lejos de evolucionar, parece involucionar, dejando un sabor amargo partido tras partido.

La memoria reciente solo rescata destellos aislados de buen fútbol, como algunos pasajes ante Independiente, Atlético Tucumán y el primer tiempo en Perú. El resto ha sido una colección de actuaciones grises, sin rebeldía futbolística ni individualidades que marquen la diferencia. La falta de gambeta, remates al arco y un desequilibrio individual son síntomas de un equipo que no encuentra su identidad.

Vive lo mejor del fútbol latinoamericano en La Libertadores.

Marcelo Gallardo, visiblemente frustrado en cada encuentro, no ha logrado encontrar las soluciones tácticas ni las piezas adecuadas para revertir este presente. Si bien su capacidad como entrenador no se discute, llama la atención la persistencia de errores y la falta de reacción del equipo. ¿Es una cuestión de exigencia excesiva para un plantel que no responde? ¿O las convicciones del DT no logran ser absorbidas por los jugadores?

La responsabilidad también recae en un plantel que, incluso con variantes, no muestra una actitud diferente. Los suplentes ante Sarmiento evidenciaron la misma falta de ideas y de ese “plus” necesario para ganarse un lugar. La ausencia de un líder futbolístico que maquille las falencias colectivas se hace cada vez más evidente.

Vive lo mejor del fútbol del viejo continente en Europa Futbol.

La próxima cita ante Barcelona por Libertadores, a puertas cerradas, se presenta como una oportunidad para activar ese “chip” copero que contrasta con el rendimiento local. Sin embargo, la urgencia de un cambio de rumbo es palpable. La paciencia de la hinchada tiene un límite, y la exigencia de un River protagonista y ganador es cada vez mayor. Por ahora, la espera continúa.