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·3 June 2025
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El final de la temporada 2024-25 deja a Real Zaragoza en una encrucijada notable, tanto en el terreno deportivo como en el económico. El club aragonés ha registrado su peor posición desde que existe el actual formato de negocio en el fútbol profesional español: ocupa el puesto 38 de 42 equipos, solo por delante de los cuatro que han descendido a Primera RFEF. Esta clasificación supone la 18ª plaza en Segunda División, como reflejo de un año lleno de dificultades en lo competitivo.
En paralelo a los problemas en el césped, el club y la sociedad promotora del nuevo estadio, La Nueva Romareda SL, exploran vías para reforzar la salud financiera. Se encuentra ya en marcha una consulta pública dirigida a buscar empresas interesadas en adquirir los derechos de nombre del futuro campo. El proceso tiene carácter informativo y no vinculante en esta primera fase, con el compromiso de confidencialidad sobre las propuestas que se presenten.
El objetivo económico de este proceso está claro: la sociedad ha fijado un precio mínimo de 600.000 euros por temporada si el Zaragoza sigue en Segunda División y de un millón de euros anuales en caso de retorno a Primera. La cesión incluiría también la presencia publicitaria reforzada de la marca adjudicataria en el interior del estadio, sin interferencias con los acuerdos ya vigentes del club y LaLiga. El proceso contempla una preselección en los primeros siete días desde la convocatoria, tras la cual se establecerá un intercambio de información con los candidatos y, eventualmente, la elaboración de un informe de conclusiones.
En el plano deportivo tampoco llegan señales especialmente optimistas. La plantilla ha experimentado movimientos relevantes, como la vuelta de Raúl Guti en el mercado invernal tras desvincularse del Elche, club que acaba de certificar su ascenso a Primera División. La operación supuso la salida de Marc Aguado hacia el Elche y respondió a las circunstancias contractuales y salariales de ambos futbolistas. En su presentación, Guti expresó su motivación por regresar a Zaragoza y dejó una reflexión sobre el momento: “Yo soy de los que piensa que en la vida a las personas buenas les pasan cosas buenas, así que no quiero desaprovechar esta oportunidad. El fútbol me debe algo y creo que toda la ciudad lo merece también”.
La realidad, sin embargo, es que el club deberá tomar decisiones clave en las próximas semanas, no solo en lo económico, sino en la recomposición de la dirección deportiva y en la planificación de la plantilla para el siguiente curso. La gestión del naming rights del nuevo estadio y la necesidad de encontrar soluciones deportivas que acerquen al equipo a sus objetivos históricos caminan en paralelo en un Zaragoza obligado a reconstruirse en todos sus frentes.
Source: Heraldo de Aragón