
La Galerna
·12 de agosto de 2025
0-4: El Madrid gusta y se gusta

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·12 de agosto de 2025
En un amistoso que será recordado por las buenas sensaciones y la magia de Güler, cuya conexión con Mbappé es sumamente prometedora, el nuevo Madrid de Xabi Alonso goleó por 0-4 al Tirol en tierra austriaca.
Xabi planteó un teórico 4-3-3 con Militao como titular (magnífica noticia), Mbappé luciendo el 10 por primera vez, Vini como capitán y Brahim sustituyendo a Bellingham en la primera ausencia posoperatoria del inglés. Todas las cábalas acerca de ese reemplazo venían apuntando a Güler (que formó por detrás, como interior) o Mastantuono (aún por desprecintar y hasta presentar), como si por galones y rendimiento no correspondiera acordarse al menos del malagueño, que también está ahí.
Como era de esperar, el Madrid inició el partido dominando al actual líder de la liga austriaca, con Ceballos o Huijsen intentando infructuosos pases en profundidad a Vinícius como arma ofensiva más patente. Carreras le acompañaba por la izquierda haciendo gala de su gran calidad técnica, pero fueron primero Mbappé (con una gran centro chut) y luego Güler (al larguero en un espectacular remate marca de la casa desde la esquina del área) los que sembraron los primeros peligros.
Un amistoso que será recordado por las buenas sensaciones y la magia de Güler, cuya conexión con Mbappé es sumamente prometedora
No tardaría en llegar el primer gol, no sin antes darnos el animoso comienzo blanco otra doble ocasión, primero con el trallazo de Tchouaméni y luego con otra parada al rechace capturado por Mbappé. Fue sin embargo un centro de Brahim, con un gran cabezazo de Militao, la jugada que inauguró el marcador, sin que tardara demasiado en llegar el segundo. Güler y Mbappé constituyen una sociedad incipiente que todos esperamos ver brillar, y nos otorgaron una buena muestra de su potencial con un fabuloso balón filtrado del turco. Kylian selló el 0-2 en una media vuelta de una suavidad que habría matado a Roberta Flack.
La realización de RMTV nos permitía escuchar a Xabi desgañitándose reclamando que no aflojara la presión arriba, una de las señas representativas de lo que quiere construir. Brahim la mandó rozando la cepa del poste y rozando también el minuto 20. El Madrid robaba multitud de balones en campo contrario y los gestionaba con diligencia merced al magisterio de Güler.
Los blancos se relajaron tras el explosivo comienzo, y seguramente agradecieron la pausa de hidratación. Jugando desde la derecha, Güler dirigía la orquesta con suficiencia, y un nuevo pase de gol del turco por poco lo concreta un Brahim muy dinámico. El descanso llegó dejando una sensación de más a menos satisfactoria, pero estimable en todo caso.
Decidió el técnico tolosarra no hacer cambios a la salida del vestuario, y el comienzo del segundo tiempo pareció avalar su determinación, con un nuevo larguero de Güler, al saque magistral de una falta, y un chut del propio atacante otomano que se fue fuera por poco.
Huijsen continuaba impartiendo lecciones. Juega tan bien que, si colocas las líneas tan altas como pretende Xabi, hace de hecho las funciones del centrocampista que tanto se reclama (sin perjuicio de que también vendría bien reforzar ese puesto en la plantilla. Como para quitar la razón al paréntesis del cronista, un soberbio pase en profundidad de un Tchouaméni imperial lo aprovechó Mbappé para regatear al guardameta austriaco y sellar el tercero).
Quedaba media hora de partido y Xabi introdujo de golpe la batería de cambios habitual en estos amistosos, dejando solo sobre el campo a Güler, Brahim, Huijsen y Mbappé. Entre los recién ingresados estaba Rodrygo para dar morbo a la situación (bueno, seguramente no era para eso, el morbo está siempre en los ojos del espectador), y Alaba para ser probado en su (no tan) nuevo puesto de centrocampista.
No fueron malos minutos, pese al carrusel de sustituciones. El rival tuvo la suya a pies de Anselm, pero Lunin le aguantó bien y arruinó su contragolpe, y Güler se siguió gustando con un nuevo pase de ensueño a Mbappé. Esta vez no acertó el francés, a quien pareció dar corte volver a regatear al arquero. Se desquitó al poco con un pase a lo Laudrup hacia Alaba, cuyo centro pifió Gonzalo en boca de gol. A su vez, el madrileño se reivindicó con una gran dejada a Mbappé, cuyo tiro seco rechazó el portero. Y turno, a su vez, para resarcirse del 10: asociación entre Kylian y Rodrygo, de enorme sutileza, para que el brasileño marcara con un bellísimo pase a la red.
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