Almeyda y el nuevo Sevilla: análisis táctico-profesional
El desafío para Matías Almeyda al llegar al Sevilla no era solo remontar resultados: era reconstruir un vestuario, una identidad y un modelo futbolístico que se había diluido. En su primera temporada ya se observan pinceladas claras del cambio: más agresividad, cohesión emocional, implicación física y apuestas tácticas audaces.
A continuación desgrano en profundidad cómo ha ido operando el cambio respecto al Sevilla anterior (23/24) y cuáles son las claves actuales que están marcando la diferencia.
OneFootball Videos
1. Contexto comparativo: Sevilla “viejo” vs Sevilla de Almeyda.
Sevilla pre-Almeyda: síntomas de fatiga:
Bajo el mando de García Pimienta —y luego con interinatos— el Sevilla transitó una temporada con resultados inestables y escasa certeza táctica.
El estilo era más conservador, con fases donde el equipo cedía iniciativa y sufría pérdidas de control posicional.
La rotación era forzada, la identidad débil y el vínculo con la afición estaba resentido.
Se vivía un clima de urgencia permanente, más de reacción que de propuesta.
Sevilla con Almeyda: hacia la reconstrucción de identidad:
Almeyda aterriza con un mandato claro: dar sentido al colectivo y sobre ese cimiento construir un modelo de juego coherente.
Ha traído nombres con personalidad (Azpilicueta, Alexis Sánchez) y también reciclado a jugadores que parecían perdidos, como Januzaj.
Se ha hablado de 29 jugadores distintos que ya han sido protagonistas esta temporada, lo que sugiere que el técnico apuesta por la rotación controlada y la participación del bloque amplio.
En lo institucional, Cordón como director deportivo ha impulsado reformas estructurales (rigurosidad, protocolos, replanteamiento del coste de plantilla).
Así, lo que antes era un equipo incierto hoy se ve como un proyecto con tendencias crecientes.
2. Modelo de juego: estructura, automatismos y necesidades
Para entender lo que Almeyda pretende, conviene desmenuzar su modelo en fases:
a) Salida de balón y construcción
El Sevilla busca neutralizar la presión rival mediante ofensivas bien orquestadas. No se refugia en el pase directo, sino que trata de progresar por fases controladas.
Se ha observado que el pivote (Agoumé) toma protagonismo para conectar con los interiores, asumir responsabilidad en el arranque.
Las bandas se utilizan para expandir el campo: jugadores como Alexis Sánchez o Sow pueden ofrecer amplitud con verticalidad.
El equipo intenta evitar pérdidas comprometidas en zonas vulnerables, repliando rápido cuando es necesario.
b) Presión y recuperación
Una de las marcas de Almeyda es la presión tras pérdida: no se permite que el rival organice con comodidad. Las primeras transiciones defensivas están muy trabajadas.
El Sevilla actual alarga su agresividad: no es solo presionar cuando el rival avanza, sino adelantar líneas inteligentes.
También hay soporte posicional: los interiores vuelven rápido, el pivote se reubica para cubrir líneas, los laterales ajustan según la intensidad de la presión.
c) Transiciones ofensivas
Cuando recupera en campo rival, el Sevilla busca verticalidad inmediata. Atacar rápido, con tres o cuatro pases máximo, buscando la portería rival.
El sistema permite que haya jugadores en distintos estados de apoyo: extremos, interior ofensivo y llegada de centrocampistas.
Las transiciones no son caóticas: tienen estructuras reconocibles, con triangulaciones y jugadores preparados para atacar segundo palo.
d) Control posicional y fases intermedias
En fases de dominio, el Sevilla busca tener superioridades espaciales. No todo es verticalidad directa. Se trabaja la combinación entre líneas, el arrastre de rivales, la ocupación racional.
Las rotaciones de posiciones entre interior y extremo buscan desestabilizar marcajes.
Si el rival consigue romper una línea, hay mecanismos de repliegue rápido combinados con ayudas diagonales.
3. Preparación física y carga: el motor del modelo
Un proyecto táctico exigente requiere piernas capaces de sostenerlo. Aquí es donde Almeyda ha hecho una intervención decisiva:
El cuerpo técnico (con Guido Bonini como preparador físico) ha diseñado cargas progresivas, enfatizando la velocidad, la potencia anaeróbica y la resistencia específica.
El equipo registra un incremento en sprints, en número de aceleraciones mantenidas y también en intensidad en los minutos finales de los partidos.
Las sesiones combinan ejercicios funcionales, circuitos de fuerza con balón y trabajo de toma de decisiones bajo fatiga.
Importante: hay gestión del descanso y recuperación, para evitar el desgaste excesivo en una plantilla que no puede permitirse lesionados constantes.
4. Mentalidad, liderazgo y cultura de vestuario
Este es quizá el pilar menos visible, pero más transformador:
Almeyda considera al vestuario como un organismo emocional. No hay jerarquías fijas sino roles funcionales.
Ha instalado una lógica de grupo donde el ego se supedita al colectivo. Aquellos que quieren más protagonismo deben ganárselo.
Ha rescatado jugadores que estaban “perdidos”: figuras como Marcao, Nianzou o Januzaj (aunque algunas pueden estar en el límite del proyecto) empezaron a mostrar versiones renovadas bajo su mando.
También practica rituales de cohesión: comidas, asados, reuniones informales que fortalecen el vínculo humano.
En conferencias, no sólo habla de sistemas: habla de sacrificio, pertenencia y orgullo del escudo.
Ese componente emocional hace que el Sevilla ya no camine con pies tibios: juega con convicción.
5. Ejemplos de micro-tácticas y ajustes durante partido
Para ilustrar cómo las ideas básicas se materializan:
Ajustes durante partido: si el rival tiene superioridad por banda, Almeyda puede retrasar temporalmente el lateral, convirtiendo el sistema en 5 defensas momentáneas.
Presión escalonada: no siempre se presiona con toda la línea ofensiva. A veces los extremos retrasan su presión cuando el rival circula hacia zonas de seguridad, forzando al pase lateral.
Pivote incrustado: en fase defensiva, Agoumé o el jugador de turno se incrusta entre los centrales para liberar un interior que presionar hacia la salida rival.
Rotaciones interiores: los dos interiores pueden intercambiarse con el interior-extremo del flanco para desorientar marcas fijas.
Movimientos de tercer hombre: en ataque posicional, el jugador que viene desde segunda línea (interior mediano) aprovecha espacios generados para atacar zona de creación ofensiva.
6. Riesgos, aristas a pulir y desafíos
Ningún proyecto es perfecto y Almeyda también tiene deberes pendientes:
La plantilla no es de primer nivel absoluto: hay que cuidar cargas, partidos seguidos y rotaciones.
En partidos donde el rival repliega con orden, el Sevilla a veces sufre para generar huecos profundos.
Las pérdidas en transición rápida del rival pueden castigarte si no estás bien replegado.
La estabilidad táctica a lo largo de los 90 minutos todavía se resiente: hay momentos de desconexión posicional.
La integración de jóvenes y canteranos es un tema crucial si el club quiere sostenerse sin grandes presupuestos.
7. Conclusión: El Sevilla que Almeyda está construyendo
El Sevilla actual —con Almeyda— ya no es aquel equipo resignado a sobrevivir. Se vislumbra un proyecto con músculo, con intención, con convicción.
Aunque el camino será largo, ya se aprecian componentes esenciales: tensión emocional colectiva, rigor táctico creciente, motor físico sostenible y apuesta por un estilo reconocible.
Este no es un Sevilla que muta por un entrenador: es un Sevilla que se reconstruye desde el núcleo. Si Almeyda consigue equilibrar ambición con cautela, podría devolver al club a su lugar —no exterior, sino interno— de orgullo competitivo.
– Recibe en tu móvil las noticias delSevilla FC y su Cantera en nuestro Canal Oficial de WhatsApp.