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La Galerna

·8 de diciembre de 2025

Amargo regalo de cumpleaños

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215 euros. ¿Qué es el dinero comparado con la felicidad de un hijo? Grada Alta Lateral Oeste. Sector 103, fila 20. Lo que viene siendo una de las mejores entradas que uno puede comprar un día de suerte en la lotería de la aplicación del club. De una en una. Por casualidad. Por perseverancia. Quitándole horas al sueño. Jamás he podido comprar dos entradas juntas desde que dejé de ir a las taquillas. El futuro digital no era esto. O sí.

Así voy año tras año consiguiendo alimentar a duras penas (la economía manda) el madridismo de mi prole: un regalo de cumpleaños, de Navidad; aunque ya no haga falta. El motor madridista está en marcha y no hay vuelta atrás. No tuvieron opción. Cuando cumplieron la edad para no asustarse de los rugidos de la grada, fueron sometidos concienzudamente a la liturgia de los toreros en una tarde de faena: pantalón, medias, camiseta, chándal, bufanda y bandera. Al Bernabéu. Tuvieron más suerte que yo, que me tocó esperar décadas para despedir por primera vez al equipo desde la grada camino de una final de Champions.


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Ellos vieron a Ronaldo en sus mejores años, a Isco, Kroos, Modric, Marcelo, Benzema, Carvajal, Ramos. Ahora se tienen que conformar con la evanescencia de Rodrygo, con los días nublados de Carreras, Valverde, Huijsen, Camavinga... con la intermitencia de Vini, con la falta de dibujo en el centro del campo, con las decisiones de Alonso. Seamos justos: ya no tenemos lo que tuvimos. Es irrepetible y no volverá. Y no es sólo un organizador lo que nos falta. Nos falta un jerarca que le dé una voz a Vini, un empujón a Trent y que recupere a Güler tras dos pases malos. Un jugador conectado con el entrenador. ¿Ven a alguno? Pues eso. No hay nadie mirando a Xabi desde el campo. Piensen en Arbeloa, en el Alonso jugador, en Ramos, en Juanito... en Pirri, ¡coño!  No. Hoy va cada uno a lo suyo. No vemos un equipo. El entrenador está solo.

Mal el Madrid. Qué mal presiona esta colección de estrellas planetarias. Tres presiones deficientes sobre la salida de balón en el primer tiempo contra el Celta, tres mano a mano concedidos frente a Courtois. En uno de ellos, además, se nos rompe Militao. Serán meses. El enfermo tenía mala pinta desde el minuto uno. El ataque, romo. Tiki taka desesperante, balones al pie esperando el destello que a veces no llega de Mbappé o de Vini. El Celta, comodísimo en su autobús y esperando el error, sacando el balón con mucho criterio en las recuperaciones. A partir del minuto veinticinco, posesiones largas del Celta en campo enemigo. Sin presión, sin una mala patada. Dos faltas del Real Madrid en el primer tiempo. Algunos jugadores desquiciados, aburridos. La mayoría, hoy, no merecieron vestir la camiseta.

Mal el Celta. Eso de "hacer tu partido" debería ser compatible con el deporte. No me malinterpreten, adoro a Bordalás y Giráldez hace lo que puede con lo que tiene. No censuro ver minutos y minutos de Radu acomodando el balón, la parsimonia, el amago, aguantando la presión del público. Eso lo arregla un árbitro en un pis pas con una tarjeta admonitoria. Censuro minutos y minutos de estridor premortem, espasmos cadavéricos, estertores y retortijones en el suelo de jugadores moribundos, tras cualquier mínimo roce o encontronazo. A esta hora no hay cifras oficiales de muertos entre los jugadores del Celta. Giráldez se pasó el partido haciendo aspavientos exagerados. Eso también te lo arregla un árbitro, si quiere, claro.

El árbitro. Alejandro Quintero. Otro sicario del CTA. Un terrorista del silbato. Permisivo con el Celta. Arrogante con el Real Madrid. Qué valientes son los árbitros en el Bernabéu, qué protegidos se sienten manipulando los partidos siempre con el viento a favor del inefable CTA. Cuatro minutos de descuento en la primera parte, con lesiones, asistencias, paradas del juego y Radu multiplicando los segundos. Cinco de alargue en la segunda... con siete cambios, tangana, innumerables pérdidas de tiempo. Existe premeditación. Ese silbatazo en un contraataque con Mbappé yendo hacia la portería rival para señalar una falta a favor del Madrid... se le ha visto el plumero a Quintero tantas veces hoy...

Para rematar la faena, tarjetas alevosas, omisiones reglamentarias de árbitro y de VAR con Bellingham sangrando por un golpe en la cabeza... ¿no se paraba el juego por golpes en la cabeza? Si ven a cámara lenta el brutal impacto del codo de Borja Iglesias sobre la cara de Bellingham no habría sido exagerada una tarjeta naranja. El VAR lo vio, a cámara lenta y con sonido Dolby Atmos. Jueguen. La jugada se saldó, sin embargo, con amarilla para Bellingham.

No habríamos ganado jamás este partido por méritos propios. El equipo fue un desastre y el entrenador fue incapaz de arreglarlo con buenas decisiones. Quintero solamente se aseguró de que no sucediera. Los árbitros CTA lo tienen super entrenado. Recuerden al hijo de Negreira: "vais sobrados, sabéis perfectamente lo que tenéis que hacer". Cuando el partido entró en una fase de desorden, en ese caos imprevisible que tanto nos gusta en el Bernabéu y que nos ha solucionado papeletas innumerables veces, emergió Quintero y lo paró como "buenamente" pudo. Se graduó. Y se ganó arbitrar la final de Copa o alguna otra prebenda, estén atentos a sus próximas designaciones.

Puede que piensen que con el Real Madrid en ebullición no es buena idea hablar de ciertas cosas, mentar la bicha. Yo pienso lo contrario. Hay una crisis de las gordas, indudablemente. Hay egos indolentes y muy poco interés por la competición. Algunos partidos les dan pereza. Hay ruido con la renovación de Vini, con la banda derecha y hay lío en el vestuario con Xabi. Ojalá nos lleve a ganar dos Champions, pero en lo personal y ante la pasividad de algunos futbolistas, no le voy a perdonar nunca no haberle dado media oportunidad a Endrick por la derecha ni haber ignorado a cantera en momentos de necesidad. Sentó a Vini el peor día para hacerlo. Le sobraron motivos en otros momentos. Xabi está tomando malas decisiones y de forma extemporánea. Y sí, tampoco Mastantuono hizo nada para merecer los minutos que tuvo.

Las crisis siempre pasan por los equipos como un vendaval y regeneran el grupo produciendo unión y catarsis cuando se corta la infección. Suelen limpiar el egoísmo, la vagancia, la hipocresía y nos alivian a los madridistas por un tiempo en que dejamos de odiarnos entre nosotros. La crisis pasará y el equipo volverá a ganar. Es inevitable.

El interregno que todos aventuramos en 2018, después de la huída de Cristiano, se aplazó de forma inexplicable. Sólo Carletto fue capaz de llevarnos a sumar otras dos Champions estirando el chicle, mientras veíamos a un Ramos desnortado cometer el mayor error de su vida. Para colmo, en agosto de 2022, Casemiro tomó una inesperada decisión cediendo el cerrojo del mediocampo a Fede Valverde, un joven centauro que funcionó sólo tal vez por la supervisión del dúo Kroos-Modric y por el aura de Ancelotti, capaz de insuflar confianza y seguridad en sí mismo hasta a los personajes de Woody Allen.

Los títulos de 2022 y de 2024 se los debemos a esa pareja, más Courtois, Vinicius y Carvajal, pero sobre todo a Ancelotti, “el alineador” que supo cabalgar la bestia de veinticinco cabezas que es ese vestuario. Qué poco valoramos la sabiduría de las canas… y qué previsible el batacazo de Xabi después de los de López Caro, de Benítez, de Lopetegui... Los entrenadores de pizarra no han funcionado nunca. Miren a Capello, a Zidane, a Ancelotti, a Mourinho. Son muy diferentes, pero Xabi (¡ay!) se parece más a Benítez que a cualquiera de ellos.

Xabi tiene los atributos y el temple para dominar la bestia. Pero la bestia es la bestia y se alimenta de presas vivas. Es bastante obvio que el entrenador ha elegido a Mbappé como caballero para sus duelos, alterando los equilibrios del vestuario. Es su apuesta frente a un ciclotímico e indomable Vini y a la incógnita todavía de Güler. Y esa decisión le está trayendo consecuencias. La bestia gruñe, se queja, y Mbappé sabe porqué. Kylian es inteligente, por eso no hay día que no busque el abrazo de Vini o que no quiera ser el amigo de todos en el césped. Contra el Girona le quiso regalar un gol a Rodrygo de forma sólo comprensible si en su cabeza Xabi le estuviera susurrando: “ayuda a Rodrygo”. El entrenador es el único madridista a día de hoy que cree recuperable al desaparecido Goes.

No ha dado con el once. No hay en la plantilla once jugadores de los que se fíe. Creo que todo el rasgar de vestiduras y arrastrar de cadenas se resume en algo tan sencillo como eso. Un equipo que llene el campo, para abajo y para arriba. Xabi fue como un niño entrando en FAO Schwartz, la tienda de juguetes más famosa de New York. Hay tantos muñecos, tanto donde elegir, que empezó experimentando en el Mundial de Clubes hasta la primera cogida. La cornada le ha hecho reflexionar y dejar de arriesgar. El fútbol es tan sencillo… once sanos, juntos para arriba y juntos para abajo. Pero tiene que tomar decisiones de las que dejan víctimas. De las que señalan culpables. De las que abren puertas. Hay jugadores que no le respetan. Es muy obvio.

El clásico se ganó por intensidad, el choque contra el Valencia por juego y el duelo de San Mamés por las dos cosas. Por fin habíamos tenido una semana en la que los agentes dobles del madridismo de redes estuvieron recogiendo cable por toda la basura que habían excretado las últimas dos semanas. Finalizado el partido contra el Celta, ya volvemos a la normalidad, a la videobasura habitual, al populismo y a la autodestrucción.

Existe un fenómeno tan estadísticamente interesante como innegable: ¿se han dado cuenta de la cantidad de seguidores atléticos y de otro pelaje que cubren en los medios la actualidad del Real Madrid? Cortegana, Lama, Burgos, Angulo.... Alguno de ellos fue a mi clase en la facultad. Sé de lo que hablo. No hay ser humano capaz de consumir todo el montón de mierda de los que dicen tener información "de dentro" cuando nadie de dentro se les acerca a una distancia a la que les pueda oler.

Pero sí creo que la película acabará mal para algunos futbolistas de la plantilla. Probablemente es necesario. Si el club aguanta a Xabi y piensa en un proyecto de tres años, no veo buenas perspectivas para los que vienen saliendo retratados con reiteración en los últimos dos meses. Si tiramos la liga en diciembre o caemos con estrépito en Champions, ni Xabi estará a salvo. Ay los turrones... vienen tres partidos que van a determinar el futuro para muchos: City, Alavés y Sevilla. Recuerden, Benitez se comió el turrón, pero no llegó a la cabalgata de Reyes.

Cómo me gustaría tomarme una cerveza con Xabi para que me contara lo que no le puede contar a nadie de ese vestuario...

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