Diario La Escuadra
·3 de octubre de 2024
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6 años después regresaba el himno de la UEFA Europa League al nuevo San Mamés. 6 años después, Iñaki Williams volvía a jugar competición europea en San Mamés tras caer antaño ante el Olympique de Marsella. El héroe, tal vez pudo haber tenido otro nombre, pero no otro apellido. Una nueva noche mágica en La Catedral ha sido la cuna de la primera victoria de los Leones en la competición de plata de europa. El nerviosismo y la prisa se han apoderado de los leones durante los primeros minutos. Combinaban, probaban y luchaban por ese gol que no llegaba. Sin embargo, los Williams han vuelto a aparecer. Fue Nico quien la cedió e Iñaki quien perforó la malla ante una grada que rugía al unísono frente a sus leones. Rugían con alegría y con hambre, porque este equipo nunca se rinde y ellos tampoco.
Un inicio accidentado por el cambio de lado solicitado por el AZ tras el sorteo inicial que se ha visto traducido en un toma y daca inicial, del que sobresale una grandísima ocasión de Yuri Berchiche en el minuto 5, que probaba con un zurdazo cruzado desde la frontal del área tras una buena combinación de equipo que ha acabado golpeando con mucha potencia en la cruceta de la portería de Owusu-Oduro.
Sería en el mismo Yuri Berchiche sobre quien caería la siguiente acción de peligro del encuentro, pero esta vez 10 minutos después de varios intercambios de golpe y una presión muy elevada por parte de ambos equipos. Un nuevo disparo desde la frontal del área cargado de veneno del hispano-argelino que el guardameta neerlandés ha detenido con algunas compliaciones.
Pasaba media hora y un Athletic superior se impacientaba ante el empate. Estaba claro que un punto hoy no les valía a los de Ernesto Valverde en este regreso del nuevo San Mamés a la competición de plata europea. Probaba de nuevo Yuri, especialmente ofensivo hoy, lo hacía Iñaki Williams, también Ruiz de Galarreta hasta en dos ocasiones… pero se le resistía el tanto a los leones en la primera mitad a pesar de dominar con bastante solvencia al cuarto clasificado de la Eredivisie.
Los neerlandeses se revolvían y llegaban a la portería de un tranquilo Julen Agirrezabala que detenía sin demasiadas complicaciones las escasas internadas que llegaban a su meta, pero sería Nico Williams quien cerca del fin de la primera mitad se revolvería de Maikuma para provocar una falta peligrosa en la frontal del área visitante y la primera cartulina amarilla de un partido que se ha ido al descanso con el marcador inicial.
Tras una primera mitad de intensidad y nerviosismo, los hombres de Ernesto Valverde han salido mucho más convencidos al césped, y en apenas 5 minutos han vuelto a plantarse en el área rival. Un posible penalti sobre Nico Williams que el colegiado húngaro no ha considerado punible y un error en el remate de Gorka Guruzeta han sido las acciones más destacadas de una retahíla de golpeos athleticzales que no han llegado a a dirigirse hacia los tres postes.
Pasaba el tiempo y la banda izquierda rojiblanca seguía siendo un puñal, esta vez con Nico Williams como principal agitador del avispero. Lo intentaba regateando, disparando y asistiendo, pero el balón seguía sin dirigirse hacia los tres postes. El AZ, totalmente relegado a ese papel secundario que nadie desea un partido de fútbol, se resignaba a verlas venir durante los 20 primeros minutos de la segunda mitad, totalmente inoperante ante un Athletic Club que generaba ocasiones de todos los colores pero no era capaz de mandar el balón al fondo de las mallas.
El AZ despertaba ligeramente pasada la hora de juego, pero cuando parecía que peor estaba el Athletic, es cuando ha llegado el ansiado tanto. Una conducción de Nico por el costado izquierdo llegaba con música a las botas de su hermano Iñaki, que respondía a ese centro lateral cargado de fraternidad con un zarpazo que perforó la red de los visitantes. 1-0 en el marcador y sensación de que el equipo aún quería más.
Ante el gol, parecía que los neerlandeses habían despertado del trance al que habían sido inducidos durante 70 minutos de juego, sin embargo, nuevamente el héroe de la noche ponía un pase acaramelado para un Oihan Sancet que fallaba inexplicablemente ante la meta vacía. Sería el mismo Ohian quien, tras una increíble acción de Nico Williams, remataría la faena recogiendo un balón muerto en el punto de penalti y enviándolo al fondo de la red para sentenciar el encuentro con el 2-0 definitivo.