Balaídos espera una reacción | OneFootball

Foto: Marta G. Brea / Faro de Vigo

El Celta vuelve a centrar su mirada en LaLiga con una urgencia marcada: reencontrarse con la victoria en Balaídos. Superado, al menos en el plano emocional,  el tropiezo europeo ante el Bolonia, el conjunto de Claudio Giráldez regresa al campeonato doméstico con una losa histórica sobre los hombros. Ocho jornadas consecutivas sin ganar en casa han colocado al equipo celeste en una situación límite, igualando el peor registro del club en el último siglo, firmado hace dos temporadas bajo la dirección de Rafa Benítez. Si este domingo no logra imponerse al Athletic Club, Balaídos será escenario de una marca negativa inédita en la historia centenaria del Celta.

La paradoja es evidente. Mientras el estadio vigués ha dejado de ser ese refugio casi inexpugnable de la campaña pasada, el equipo ha encontrado oxígeno lejos de casa. Los números como visitante sostienen al Celta en la clasificación: cuatro triunfos consecutivos a domicilio, el último de ellos tan sonado como meritorio en el Santiago Bernabéu. Una racha que debería servir de impulso anímico para romper la sequía ante su afición, aunque el contexto no es el más favorable.

La euforia generada por la victoria frente al Real Madrid se vio rápidamente atenuada por la dura derrota sufrida el jueves ante el Bolonia. Un resultado que complica seriamente el futuro europeo del equipo y que abre la incógnita de cómo afectará este golpe en el rendimiento liguero. El calendario no da tregua y el Athletic, rival exigente y competitivo, pondrá a prueba tanto el físico como la fortaleza mental de los celestes.

Además, Giráldez afronta el encuentro condicionado por varias ausencias importantes y por el desgaste acumulado de piezas clave en ataque. Bryan Zaragoza y, especialmente, Borja Iglesias llegan justos de fuerzas tras el intenso compromiso europeo, lo que añade dificultad a un partido ya de por sí cargado de presión.