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·21 de octubre de 2025
Boca llega al final del torneo entre dudas y sin margen de error

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·21 de octubre de 2025
Boca Juniors atraviesa otro cierre de temporada marcado por las dudas y la presión. El equipo parece ese alumno que estudia solo lo justo para rendir un examen, confiando más en la suerte que en la preparación. Una vez más, el conjunto xeneize llega a la etapa decisiva con el rendimiento en entredicho, mirando la tabla de reojo y dependiendo únicamente de sí mismo, aunque eso ya no sea garantía de éxito.
La reciente derrota ante Belgrano en La Bombonera, justo cuando se cumplen 300 partidos de Juan Román Riquelme como dirigente, dejó al equipo fuera del reducido y en la quinta posición de la tabla anual. Esa ubicación lo aleja de los puestos de clasificación a la Copa Libertadores 2026, un golpe duro en lo que probablemente sea el año más complicado de la gestión de Román. Con solo un torneo por disputar desde mitad de año, Boca llega al tramo final completamente obligado a ganar.
Aun así, el panorama no es del todo sombrío. Desde una mirada optimista, el equipo todavía depende de sí mismo: si gana los cuatro partidos restantes, se clasificará tanto a la siguiente ronda de la Copa de la Liga como a la próxima Libertadores. Sin embargo, si no logra sumar los 12 puntos, deberá rezar para que sus rivales directos no lo superen en ninguna de las dos tablas.
El calendario tampoco ayuda. Boca deberá visitar a Barracas Central y Estudiantes, recibir a River Plate en un nuevo Superclásico en La Bombonera y cerrar el torneo frente a Tigre, también de local. Más allá de los rivales, el principal problema pasa por el propio rendimiento: de los últimos 20 partidos, el equipo apenas ganó cuatro, un registro que explica por qué llega al cierre con la calculadora en la mano.
Este escenario se repite con frecuencia. En la Copa de la Liga 2024, Boca —entonces dirigido por Diego Martínez— se clasificó a última hora, eliminó a River y cayó por penales ante Estudiantes. Luego, la eliminación de la Sudamericana, los malos resultados en el torneo local y la llegada de Fernando Gago marcaron un año lleno de altibajos. Más tarde, la derrota ante Alianza Lima y el duro golpe en el Monumental derivaron en la salida del entrenador, dejando al club otra vez sin rumbo.
Sin técnico fijo, Mariano Herrón asumió nuevamente para cerrar la temporada. Bajo su mando, Boca eliminó a Lanús, pero fue despedido de la competencia por Independiente en La Bombonera. Todo esto confirma una tendencia repetitiva: el equipo llega a los tramos finales con turbulencias, bajo nivel y un futuro incierto.
La obligación de ser campeón siempre acompaña a Boca, pero este flojo año futbolístico y la posibilidad de quedar fuera de la Libertadores por tercer año consecutivo agravan la situación. Por eso, más que un deseo, la clasificación a la Copa se ha vuelto una necesidad institucional. Queda por ver si este plantel, golpeado pero con nombres de jerarquía, logra revertir la historia en los próximos cuatro partidos y conseguir el boleto que su historia le exige.
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