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La Galerna

·16 de octubre de 2025

Caer de pie

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El presumible regreso de Bellingham al once del Real Madrid fija la atención en un jugador que ha caído de pie tanto para Xabi Alonso como para la siempre puntillosa afición del Bernabéu: Franco Mastantuono. Fichado sin cumplir la mayoría de edad, no deja de sorprender su facilidad para saltarse “la mili”, que diría Ancelotti, y ganarse tan rápido y con tan poco reproche un sitio en el once.

El caso merece que reparemos en él. Sin mucho más que cuatro vídeos y un nombre digno de utilizar como irónica arma arrojadiza contra los suspicaces, la afición del Bernabéu coreó al argentino en la primera jornada, contra Osasuna, antes de pisar el césped (entró en el 68’ por Brahim). De fútbol impetuoso, incisivo en la conducción y voluntarioso en la recuperación, Mastantuono pasó al hispano-marroquí en los siguientes encuentros hasta el punto de haber logrado una presencia de jugador de primer nivel: nueve partidos de diez (siete como titular). La producción ya es otra cosa: un gol (Levante) y tres amarillas.


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La singularidad de su bendecido aterrizaje contrasta con el que, justo hace 30 años, en la infausta temporada blanca 95/96, tuvo el desdichado Freddy Rincón. Recapitulemos.

Después de recuperar la cima liguera un año antes tras los cuatro títulos de Cruyff (Tenerife mediante), el Madrid de Valdano se reforzó en el verano de 1995 con Juan Eduardo Esnáider, recuperado tras brillar en el Zaragoza, Miguel Soler y Rincón, quinto extranjero de una terna en la que estaban Zamorano, Redondo, Laudrup y el citado delantero argentino. Y todo lo que pudo salir mal terminó peor. Desde la pretemporada, con las malas sensaciones en el Teresa Herrera y contra el Tenerife, hasta la pérdida del primer título, la Supercopa de España, frente al Deportivo de la Coruña.

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Fue en la ida, en Riazor, donde una jugada pareció el preludio del fracaso de Rincón con la camiseta blanca. Con empate a cero en el marcador, el colombiano recuperó un balón en la banda derecha y lanzó un zapatazo al poste. Quién sabe lo que hubiera sucedido en ese encuentro (terminó con un 3-0 facilitado por la expulsión de Buyo) y al paso de Rincón por Chamartín de haber acabado aquel disparo en gol.

El mismo misterio que ha colocado a Mastantuono en el pedestal sin más gloria que un gran potencial finiquitó la carrera de Rincón a las primeras de cambio sin ganarse nunca ni al entrenador (sólo disputó 14 partidos y no consiguió ningún gol) ni a la grada, que ese año sufrió el escarnio de una de las peores campañas que se recuerdan: sextos en Liga, eliminados en cuartos de la Champions por la Juventus y de la Copa en octavos por el Espanyol.

Getty Images

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