MUNDO MILLOS
·25 de noviembre de 2024
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La RAE define ‘bisagra’ como un herraje de dos piezas que permiten el giro de una estructura al unirse. Y el término acuñado al fútbol tiene que ver con enlazar un partido clave con las aspiraciones de un equipo en un momento particular de un torneo.
Tanto la previa del juego contra Deportivo Pasto como en el análisis de la victoria leí a varios hinchas hablando de su importancia. Lo duro que fue el rival, lo seguramente difícil que va a ser para los otros equipos y su buena campaña del semestre los avalan (sin contar la cantidad de penales a favor). Y me puse a pensar si éste era un partido que merecía el calificativo de ‘bisagra’ o cuál podría ser entonces.
Se viene un derbi bogotano precedido por nuestro triunfo y una derrota insospechadamente abultada de Santa Fe en Medellín. Cosa que a mí no me genera ninguna sensación de confianza. Es cierto que hay que tratar de aprovechar lo anímico y ratificar la posición en la tabla con seis puntos, pero hay que verla más de cerca. El vecino aparecía último por el -5 al terminar la fecha uno, pero con un 1-0 mañana volvería a pasarnos para quedar como escolta del primero.
Ése era el afán que nos asistía con el punto invisible, que demerita cualquier goleada si su poseedor empata en puntos contra un rival. De ahí el carácter bisagra del clásico de mañana para aferrarnos al primer lugar y sacarle la verdadera y única ventaja que nos asiste contra Santa Fe y que no entendimos contra Bucaramanga en el primer semestre: ganar los duelos directos. Precisamente por esto la fecha 5 será el verdadero segundo tiempo contra ellos.
Y ni hablar de Nacional. Más allá de la incertidumbre por el calendario y si se vaya o no a cumplir, en el papel hay un doble enfrentamiento para terminar e iniciar vueltas 1 y 2 respectivamente. Ganar en Bogotá, como lo he dicho todo el año, la obligación. Y al menos robar puntos en el Atanasio para cumplir la misma meta que contra sus amigos bogotanos sobre los duelos directos. Máxime que tienen un +6 en goles con el que a hoy no podríamos competir en una igualdad de puntos.
Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, en la última fecha viajaremos a Nariño. No solamente Pasto sería rival directo y en sumo complicado, sino que en Bogotá -sólo los dioses sabrán cuándo por cuenta de Dimayor, Aventura y Cepeda- habrá un nuevo pacto entre santafereños y verdolagas para favorecer a quien vislumbre mejor destino. No es secreto ni es nuevo en el fútbol, hay muchos capítulos de ese libro entre clubes y naciones.
Qué jodido hablar de un partido bisagra cuando todos lo son. Por eso Millonarios tiene que hacer lo que no logró contra Pereira. Hacer su tarea, apostarle a ganar sus cinco partidos y depender de sí mismo, si desea llegar a la final y ser campeón. Sea que Dimayor cuadre esa final de 2024-2 para navidad o, en una opción muy congruente, de Día de los Inocentes. Mañana, la segunda final.
El canto de gol para acompañar esta columna es ‘Contigo estaré bien’ del artista iruindarra Juantxo Skalari:
Carlos Martínez Rojas@ultrabogotano