Carreras: un lateral izquierdo español | OneFootball

Carreras: un lateral izquierdo español | OneFootball

In partnership with

Yahoo sports
Icon: La Galerna

La Galerna

·4 de noviembre de 2025

Carreras: un lateral izquierdo español

Imagen del artículo:Carreras: un lateral izquierdo español

A estas alturas de la temporada se puede decir ya que el de Álvaro Carreras ha sido un gran fichaje. El sábado metió un golazo, por toda la escuadra, un trallazo prácticamente en seco desde el pico del área que recordó a Roberto Carlos y a Marcelo. Es verdad que hay una cultura madridista del lateral izquierdo muy acentuada que forjaron los genios brasileños, a partir de la cual se puede hablar también de heterodoxia: Coentrao y Mendy como grandes laterales alternativos que han triunfado incluso a la vez que Marcelo o, en todo caso, que han ayudado o hecho sencilla la transición, siempre difícil en equipos campeones.

Carreras se inscribe en esa tradición. Es grande y rápido, de zancada potente y envergadura. Va al choque con contundencia aunque no es exactamente una roca. No es ni Rüdiger ni Pepe ni tampoco Carvajal, no tiene cuerpo, pero es valiente y buen marcador, hábil para el tackle y la intercepción, virtud capital en los grandes defensas del Madrid, que tienen que acostumbrarse a trabajar sin red. También ha mostrado temple y casta, como un buen torero.


OneFootball Videos


Imagen del artículo:Carreras: un lateral izquierdo español

El camino de Carreras hasta el Madrid ha sido un renglón torcido. Aunque no es exactamente el mismo caso, Carreras se parece a Carvajal: en La Fábrica desde cadete, no llegó a debutar sin embargo con el Castilla porque se fue a hacer el erasmus antes, al Manchester United, desde donde llegaría, previo paso por el Granada y la Primera División, al Benfica. Allí, una buena temporada y un gran marcaje a Lamine Yamal le abrieron las puertas, definitivamente, del Real Madrid.

El contraste con Yamal es interesante. Representa, desde luego, otro tipo de españolidad. Carreras es un tipo serio, de aspecto tranquilo y apariencia de cayetano. Los cayetanos tienen mala fama y no se sabe muy bien por qué, quizá sea fruto de la envidia, mal endémico español. Lo quinqui llama más la atención, desde luego, y el rollo bling-bling es, comunicativamente, más potente: es el campo semántico de las estrellas de la NBA, del reguetón y el trap, de la ordinariez y vulgaridad rampantes que se han hecho irremediablemente dueñas del mundo. Yamal, además, encarna el mito de la «España plural» y diversa al que con tanto regocijo se apuntó la izquierda política y cultural, que es la que domina el relato.

A estas alturas de la temporada se puede decir ya que el de Álvaro Carreras ha sido un gran fichaje

La nueva españolidad está de moda. Es prisaicamente vendible, carne de El País Semanal y de la Cadena SER. O sea. Yamal, Nico Williams, los talentos que surgen del mestizaje de los extrarradios, toda esta supuesta alternativa a lo ibérico tradicional que amplifican las redes sociales hasta el agotamiento mental se levanta, en el plano de lo simbólico, contra el lugar común que asocia al Madrid con la vieja idea cerril y apolillada de España.

Imagen del artículo:Carreras: un lateral izquierdo español

Carreras no es ni diverso ni plural, sino de El Ferrol, provincia de La Coruña, ciudad de insigne abolengo por su cercanía con Santiago de Compostela y base principal de la Armada Española. Va a lo suyo y es inteligente, no alimenta el circo en el que TikTok, Instagram e Internet en general han convertido el fútbol de hoy. Es un español que tuvo que salir fuera para competir, está adaptado a la jungla global, aprendió inglés en la Premier y volvió con mando en plaza. No tiene progenitores estrambóticos o con bellas historias de superación perfectas para que las cuente Évole. En ese sentido su origen tiene poco de inclusivo, es lo que antes se entendía por un español normal, especie hoy en peligro de extinción y rara avis en el gran escenario del mundo como el lince ibérico blanco al que le hicieron una foto el otro día.

Su zurda tiene ecos de Bale. Juega con la música anárquica y fabulosa de los grandes jugadores del Madrid, esos que siempre bailan un chotis con la muerte sobre el filo de una navaja

Pero Carreras es un cañón. Su zurda tiene ecos de Bale. Juega con la música anárquica y fabulosa de los grandes jugadores del Madrid, esos que siempre bailan un chotis con la muerte sobre el filo de una navaja. Recuerda a la energía de Carvajal, tiene su determinación y la firmeza de Nacho pero, también, la inclinación a la locura de Sergio Ramos. Quizá sea un defecto congénito de su exuberancia física, de su poderío. Tiene tiempo para aprender, desde luego. Además, a diferencia de Fran García, Carreras ha caído de pie y la gracia, como la fe, es un don: se tiene o no se tiene y está claro que el Bernabéu no se la concede a cualquiera.

Getty Images

Ver detalles de la publicación