IAM Noticias
·14 de agosto de 2025
Chevalier rescata a Luis Enrique

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·14 de agosto de 2025
El portero francés pasó de villano a héroe. El PSG igualó con dos goles en el 85′ y en el 94′ un 0-2 del Tottenham. Chevalier frenó a Van de Ven en la tanda de penaltis.
Luis Enrique sigue con ángel. De estar en la lona y con un superlío a la vuelta de la esquina por elegir a su capricho Chevalier, por delante de Donnarumma, a igualar en el minuto 94 una final de la Supercopa que tenía perdida justamente ante el Tottenham. Dos destellos, de dos suplentes, Kang-in Lee y de Gonçalo Ramos, salvaron del chasco al PSG. Y lo mandó a los penaltis (la UEFA ya quitó la prórroga en la Supercopa en 2023). La lotería de los once metros fue muy injusta con el Tottenham y coronó por primera vez en su historia al PSG con la Supercopa de Europa. Chevalier, el criticado durante los 90 minutos del partido, se erigió como héroe tras parar el lanzamiento de Van de Ven. El error de Mathys Tel condenó a un Tottenham, cuyo trofeo se le escapó por la yema de los dedos cuando ya lo celebraba.
En el minuto 85 el conjunto de París caía por 0-2, tras los goles de Van de Ven y Cuti Romero tras dos acciones a balón parado. Y Luis Enrique estaba en el disparadero porque Chevalier, su protegido, estuvo fallón en el tanto del central argentino nada más comenzar la segunda mitad. Las comparaciones con Donnarumma eran una constante y en todas dejaban mal al entrenador asturiano.
El destino o la suerte salvó a Luis Enrique de un nuevo fiasco. Una segunda pesadilla consecutiva tras la derrota frente al Chelsea en la final del Mundial de Clubes. Un triunfo en la Supercopa que llegó con más suspense de lo esperado. Hasta el minuto 67 no había tirado a puerta el conjunto de París, justo antes del gol anulado a Barcola por fuera de juego previo de Fabián. Antes perdía con merecimiento por dos jugadas a balón parado, solventadas por Van de Ven en la primera mitad (minuto 39), y por el flamante nuevo capitán ‘spur’ Cuti Romero (minuto 48).
El infalible PSG, ganador poderoso de la Champions, se salvó de besar de nuevo la lona. Luis Enrique, el entrenador, que llevó al Olimpo al PSG sigue con patente de corso. Un título que es más que una victoria para el técnico español. Sale reforzado del primer envite serio de la campaña tras una previa explosiva con el caso Donnarumma. Él mismo se echó sobre sus espaldas la pesada carga del superlío Donnarumma, y con el hándicap de una cortísima preparación, lleva de nuevo al PSG al éxito aunque sea casi sin merecerlo. Luis Enrique sale una vez más airoso de un nuevo embrollo, habitual acompañante allá por donde va.
El Tottenham fue justo vencedor durante 94 minutos de partido. El equipo de Thomas Frank fue mucho mejor que el PSG, pero se le apareció el miedo a ganar. El gol de Van de Ven certificó una primera parte muy seria de los ‘spur’. Sin el balón (difícil quitárselo al PSG), pero dominando los espacios a los parisinos. Achraf y Nuno Mendes, puñales en partidos pasados ni se acercaron a la área de Vicario. Eso ya fue su primera batalla ganada.
Al entrenador danés le salió bien el plan. Intentó enjaular el ataque del PSG y sorprendió con línea de cinco defensas (con Porro y Spence como carrileros largos). Destaparse menos atrás y dejar el ataque a la imaginación de Kudus (partidazo el suyo), a la velocidad de Richarlison y a las jugadas a balón parado. Menos es más. En una jugada de estrategia, el poderío por arriba de los jugadores del Tottenham se impuso y entre Palhinha y Van de Ven fabricaron el primer tanto del partido. Chevalier, el protagonista involuntario del choque, sacó una mano milagrosa, pero el disparo posterior del central holandés era imparable. El francés, el elegido (por capricho) por Luis Enrique, Luis Campos y Al Khelaïfi para ser el titular de la portería del PSG tenía toda la presión sobre sus hombros y la solventó como pudo. Estuvo atento al primer latigazo del choque. Un disparo de Richarlison, que sacó a mano cambiada. Hizo una meritoria interveción en el 0-1 a pesar del gol… y se cargó de culpa en el 0-2 de Cuti Romero. El francés estuvo blando al duro cabezazo del central argentino (tras gran asistencia de Pedro Porro). No eligió Chevalier bien nario para no estar fino con las manos. De buenos reflejos y, según Luis Enrique, ideal en el juego de pies para el PSG que imagina, no tuvo su mejor estreno hasta que los penaltis y el acierto ante el tiro duro del central holandés ‘spur’ le hizo caer de pie en su estreno.
Fue un partido en el que sorprendió para mal el PSG. Ni en una situación límite como el 0-2 en el minuto 48 dio buenas sensaciones. Sin João Neves, sancionado, Luis Enrique apostó por Doué en el medio, en la línea de tres, y patinó dejando a Fabián en el banquillo. Naufragó. Solo se salvaron Vitinha y la obstinación de Barcola, aunque muy intermitente. Dembélé, Kvaratshelia, Doué, Achraf, Mendes fueron una sombra de los jugadores de hace unos meses. No encontró en ningún momento el poderoso frente de ataque parisino la manera de hacer daño a los ingleses. Se notaba que iba con una marcha menos, ya sea porque no podían o por estrategia. Mucho control de balón, pero sin velocidad ni peligro. La ausencia de pretemporada en los de París se percibió muchísimo sobre el césped del estadio Friuli de Údine. Físicamente evidenciaron que estaban varios peldaños por debajo.
La entrada de Fabián en la segunda mitad dio algo de criterio al PSG. Poco a poco lograron encajonar en su área al Tottenham, pero no encontraron la expiración de otros días hasta que dos destellos de Kang-in Lee y de Gonçalo Ramos llevaron a la épica a la Supercopa.
Triunfo heróico de Luis Enrique, que sigue salvando obstáculos en el PSG. El español logró certificar la teoría de que serían mejores sin Mbappé y el equipo ganó cuatro títulos tras su marcha. Y lo más importante, parecieron mejor equipo y sin egos. Ahora no ve adecuado a Donnarumma para su juego y logra la Supercopa y comienza el camino al Sextete en la 2025-26. Afirmó que Dembélé sería mejor año tras año y Ousmane le da la razón a las cabezonerias del asturiano. En el Parque de los Príncipes ya están expectantes a la siguiente brillante idea del español. Los ocho títulos bajo la caseta del PSG le dan margen, aunque debe andarse con cuidado ya que en la Ciudad de la Luz lo único intocable es la Torre Eiffel.
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