Un 10 Puro
·3 de diciembre de 2025
Cuando Xabi Alonso 'ancelottea' el Real Madrid 'madridea'

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·3 de diciembre de 2025

Fue la primera vez que tuve que frotarme los ojos, y no por ganas de dormir, en esta temporada. El primer cuarto de hora del Real Madrid en un escenario imponente, como es San Mamés, fue impecable. De repente, esos muchachos de blanco lucían intensos, comprometidos y, cosa rara, extremadamente precisos. El Athletic Club, los Leones del Botxo, se estaban llevando un meneo que ni Olivia Newton-John bailoteando con Travolta en Grease.
La explicación es sencilla. Xabi Alonso decidió aferrarse al libreto de Carlo Ancelotti y, de repente, todo comenzó a cobrar sentido. No jugó Arda Güler, del que quien sigue esta columna ya sabe que no entenderé jamás la devoción que el menudo turco provoca en tantos aficionados y críticos, y Eduardo Camavinga lució en el centro del campo para, junto a Tchouameni y Valverde, ejercer de chicle en la acera en pleno agosto: pasas por ahí y ya no caminas más, te quedas pegado. Si encima se suelta en ataque a ratos porque las espaldas se las guarda su compatriota, resulta que hasta llega a posiciones de gol. Y hasta marca. Toma ya.
Con Bellingham ejerciendo en defensa de interior izquierda y en ataque de media punta, de repente el Madrid comenzó a fluir. Valverde se dedicó a hacer lo que sabe (fundamentalmente, cubrir defensivamente al lateral derecho y amenazar con su disparo el área rival) y no cosas para las que no está dotado y eso permitió a Trent, en su mejor partido como madridista, parecerse a Alexander-Arnold, que fue a quien fichó el Madrid, ése a quien el cambio de nombre había provocado que pareciera que estuviera ocultando su identidad, y sus cualidades, en un sistema de protección de testigos.
Con un Mbappé en estado de gracia y con Courtois convertido cuando fue requerido en el San Tiburcio habitual, todo consistía en dotar al equipo de una estructura donde todos se sientan cómodos. Soltar a Bellingham y a Güler en el mismo hábitat es contraproducente, y en San Mamés ha quedado claro. Tal vez Ancelotti tenía razón no utilizando tanto al turco, porque si hay que elegir con quién jugar... Jude tiene bastante más empaque y presencia que el otomano.
Los laterales, carrileando. Los centrales (Militao y Rüdiger, ¿les suenan de algo?), protegiendo a Courtois. Los tres medio centros, impidiendo que el rival progrese y enfocándose en no cometer pérdidas estúpidas en la salida. Y el trío resplandor, Mbappé. Vini y Bellingham, haciendo lo que tienen que hacer y por lo que se les fichó: desequilibrar ofensivamente. Es la receta de la leche en polvo, pero quizás Ancelotti no era tan mal chef pese a tirar del recetario de la nonna (abuela). Xabi ha encontrado el camino (¡hasta hizo los cambios en el 78'!) y sus jugadores le siguen. El de Ancelotti. ¡0-3, albricias!









































