De aplaudir lo de la hinchada de Nacional con Yimmi Chará | OneFootball

Parce, ayer en el Atanasio se vivió una escena de esas que te ponen la piel de gallina. Apareció Yimmi Chará en la cancha, pero esta vez vestido con los colores del Junior… y ¿sabés qué hizo la hinchada? ¡Se paró y lo aplaudió con toda! Así como lo lee, mi llave. Porque en esta tierra, cuando alguien se ha puesto la Verde con honor, se le reconoce como es.

Es que no se nos olvida que Chará fue clave en ese Nacional campeón del 2015. Ese equipo que nos volvió a ilusionar, que armó la base pa’ lo que vendría después: levantar la Copa Libertadores en el 2016. ¡Qué recuerdos, parcerito! Yimmi no fue uno más… fue un guerrero, un crack, un bacán que dejó la vida por esta camiseta.

Verlo regresar al Atanasio fue como ver a un viejo amigo que vuelve a casa, así se haya cambiado de barrio. Y aunque estaba con otra camiseta, se notaba en su mirada que este estadio le sigue hablando, que esta hinchada le sigue sonando fuerte en el corazón.

Y la ovación no fue casualidad, mi hermano. Fue ese aplauso sentido, sincero, de esos que salen del alma, como cuando ves a alguien que te dio alegrías y lo volvés a encontrar. Porque en Nacional somos exigentes, sí, pero también somos agradecidos. Y si alguien lo dio todo por estos colores, pues se le reconoce con amor.

Al final del partido, Chará se acercó a la tribuna, a esa sur que nunca olvida. Y con humildad, con ese estilo de él todo tranquilo, dijo que lleva a la hinchada de Nacional en el corazón. ¡Ufffff, se me aguaron los ojos, parce! Ese tipo de palabras valen oro, sobre todo cuando vienen de un ídolo que ya hizo historia en el Verde.

Estos gestos son los que hacen grande a este deporte, parcerito. La lealtad, el respeto, la memoria. Porque los títulos van a las vitrinas, pero los gestos se quedan en el alma. ¡Qué nota ver a la hinchada del Verde rompiendo el protocolo y demostrando clase, como siempre!

Así que desde aquí, desde el corazón verdolaga, solo nos queda decir: ¡Gracias, Yimmi! Esta siempre será tu casa. Y cuando volvás, con la camiseta que sea, el Atanasio te va a recibir como lo que sos: un bacán, un campeón, y un pedazo de nuestra historia.