Debutó en Boca con 3 goles en dos partidos, viajó por el mundo y trabaja en una empresa de explosivos | OneFootball

Muchos deportistas optan por caminos inesperados tras su retiro. Emiliano Romay, un ex futbolista de Boca Juniors, es un claro ejemplo de esta transformación: actualmente trabaja en una empresa de explosivos. Romay, quien debutó en el equipo en 1994, comenzó su carrera con un gol memorable ante Ferro.

“Al año siguiente, con 16 años, con el tema de mi paso por la selección hubo interés de Boca. En ese momento estaba el Flaco Menotti y fue sorpresivo, porque pensé que iba a jugar en mi categoría. Yo tenía edad de sexta, pero así como llegué quedé en el plantel profesional. Nunca estuve las inferiores, directamente quedé con primera división”, recordó Romay.

A lo largo de su trayectoria en Boca, Romay demostró su talento en el campo al anotar tres goles en sus primeros dos partidos. Sin embargo, las lesiones le impidieron consolidarse, y su carrera lo llevó a varios clubes, incluyendo Huracán, Niza y Santiago Wanderers. Finalmente, se retiró en 2014 jugando para Peñarol de Rafaela.

Jugó tan solo 5 partidos en Boca, 3 desde el inicio y 2 desde el banco. En su debut ante Ferro, el 24 de julio de 1994 convirtió el gol del xeneize, luego que le hicieran el penal y agarrara el rebote del penal malogrado por Manteca Martínez. Su segundo partido fue el 16 de octubre del mismo año, en la victoria de Boca 3 a 2 ante Talleres, ese día convirtió 2 goles. Luego jugó ante Racing, Central e independiente. Se marchó tras diferencias entre sus representantes y la dirigencia.

“Las lesiones fueron una constante en mi carrera”. Procesó su retiro con muchísima tranquilidad y siempre supo que tenía que salir a trabajar. Vendió chocolates, estuvo en una fiambrería y en una pizzería. Actualmente, Romay trabaja en una compañía multinacional de explosivos: “Estoy hace 11 años, tuvieron muchísima confianza en mí. Era mi primera experiencia laboral convencional”.

Transitar la vida después del fútbol no fue fácil para Romay, pero encontró su camino en la industria de explosivos. Se unió a Austin Powder, una empresa estadounidense con sede en Rafaela, donde comenzó como supervisor. Su habilidad de liderazgo lo llevó a coordinar equipos y a gestionar la producción.

Romay describe su transición al nuevo ambiente laboral como un desafío gratificante, adaptándose rápidamente a su nuevo rol administrativo. A pesar del cambio drástico, se muestra satisfecho con su elección, reflejando que cada etapa de la vida puede traer nuevas oportunidades. Este relato de Emiliano Romay resalta cómo los atletas pueden reinventarse y encontrar éxito en situaciones inesperadas tras concluir sus carreras deportivas.