¿Déjà vu? Ojalá… | OneFootball

Echando la vista atrás (tan solo una década), el aficionado culé se ve inmerso en una infinidad de errores y desaciertos por lo que a los fichajes y gestión económica se refiere. Un mandato en la presidencia del club que se hace muy difícil de recordar entre la afición, nos ha lastrado, y de que manera, durante diez años seguidos, privándonos de la oportunidad de volver a nacer y volver a ser lo que fuimos tras tocar el cielo esa mágica noche en Berlín.

La celebración del Barça tras proclamarse Campeones de Europa 2014/2015. Fuente: Cadena Ser

Hasta que nos centramos en el presente, y volvemos celebrar. La afición blaugrana se ha vuelto a enamorar tras dejar de hacerlo con la marcha de Leo Messi, con la pequeña diferencia de que esta vez el encanto se encuentra en la comunión de todo un equipo y no en el conjuro del mejor jugador habido y por haber.

Es innegable pensar que la posible llegada de Nico Williams es la guinda del pastel a un equipo que ha demostrado ser el claro dominador del futbol actual, y es por eso que al barcelonismo le sale la «risa tonta» cada vez que escucha él nombre. Pese a las dificultades económicas que aún condicionan a la entidad azulgrana y los constantes desvíos ridículos de Félix Tainta, parece ser que el tren de Nico con destinación «Estació de Sants, Barcelona» vuelve a transitar.

Dejando de lado el que seguramente será el culebrón del verano, pongamos en valor los aciertos materializados o por materializar, y sobre todo el momento en el cuál se han ejecutado.

En primer lugar, la llegada de Hansi Flick, que ha supuesto un antes y un después en el juego del equipo y ha cosechado la raíces de lo que pude ser un equipo que logre gestas memorables (por si no las ha hecho aún) durante los próximos años.

La celebración del Triplete Nacional 2024/2025. Fuente: F.C.Barcelona

En segundo lugar, la llegada de Joan García a las filas culés. El de Sallent es la gran apuesta para ser el portero de presente, pero sobre todo de futuro, que defienda la portería azulgrana, tomando el relevo de un Marc-André Ter Stegen muy condicionado por el Mundial de la temporada que viene, siendo el único título que le queda al alemán por conquistar.

En tercer, y último lugar, la llegada de un «9» de futuro. Las elecciones de 2026 que dictaminarán el elegido para asumir el cargo de la presidencia del Futbol Club Barcelona hasta 2030, y seguramente aceleren las negociaciones de Joan Laporta y su cúpula directiva en busca del sucesor de Robert Lewandoski. Prometer a los socios la llegada de un delantero de clase mundial como Julián Alvarez o Alexander Isak moverá muchas papeletas, pudiendo llegar a ser un factor clave para deteriorar a la oposición que intenta mermar el segundo mandato de Laporta.

Culés, dejémonos de florituras y apretemos los dientes para que se cumplan nuestros deseos. En este nuevo y veloz amanecer azulgrana, el eco de glorias pasadas resuena con fuerza en el presente. Como un «déjà vu», el presente Barça se mira en el espejo de 2015 y reconoce en su gesto aquello que le ha llevado a ser lo que es. ¡Confiemos!