Offsider
·3 de febrero de 2022
In partnership with
Yahoo sportsOffsider
·3 de febrero de 2022
El fútbol asiático está en auge, y que mejor que alguien que juega allí para contárnoslo. Hoy hablamos con Osmar Ibáñez, jugador del FC Seoul. Agradecer a Osmar la amabilidad y cercanía a la hora de realizar la entrevista.
En España has jugado en Racing y Salamanca. ¿Cómo recuerdas esa experiencia?
En su momento fue agridulce. En el Salamanca muy bien, pedí salir al Racing B y me facilitaron el llegar al filial del Salamanca. Me sirvió para liberarme de la presión de estar tantos años en la cantera del Racing, de ir acercándote al mundo profesional. En el Salamanca tuve un entrenador que me dio mucha libertad, y no me sentí tan atado como con el Racing. Me dio experiencia, además de independizarme, así que cuando volví al Racing me sirvió de mucho.
Una vez llegué al primer equipo, lo viví como una experiencia agridulce, aunque ahora lo recuerdo como una buena experiencia, porque tuve la suerte de convivir con gente muy buena y que ha hecho carrera, y vivir lo que es el mundo profesional. Presión, competencia, no parar… digo agridulce porque no tuve mucha continuidad, antes había tenido relevancia y jugaba, pero en el profesionalismo hay una gran competencia. Es otra etapa, pues aprendes muchas cosas, pero ves cosas feas del fútbol y te llevas palos. Son experiencias, las tienes que llevar. Ahora, a toro pasado, no la disfruté mucho porque todo era malo. Si jugaba, era malo. Si no jugaba, era malo. La situación del club era mala. Tuve siete entrenadores en dos años, y era muy complicado tener confianza de un entrenador. Fue una etapa muy enriquecedora, y me ayudó muchísimo a formarme como jugador y persona.
Después marchaste al Buriram United. ¿Cómo se dio ese fichaje?
La situación del Racing no era buena, había muchos impagos. Yo no era un jugador importante, y así me lo comunicaron. No sé como ni quién, pero se puso mi nombre encima de la mesa. Yo necesitaba salir del Racing, porque no jugaba, y apareció esa oportunidad. Por contactos, supongo, por lo que me comentaron. Necesitaban un defensa y yo había tenido una experiencia en Primera División, así que fui con mucha ilusión. También con un poco de miedo, porque antes el fútbol no estaba tan internacionalizado, y la gente no salía de España, porque el fútbol español estaba en lo más alto. En España no tenía oportunidades, y me quedaba dar un paso atrás a Segunda B. Luchar por ascender, que te vieran… demasiados pasos atrás, y entendí que mi carrera iba a ser fuera de España. Fuera de España había fútbol, en otros países, y viajé y conocí gente nueva.
¿Cómo valoras tu estancia en Tailandia?
Corta, pero muy buena. No lo pasé bien en algunos casos, porque el equipo aunque era el mejor equipo de Tailandia y me abrió muchas puertas, la ciudad era un poco remota, había que coger aviones, yo quería que mi mujer estuviera conmigo… y era un poco difícil convivir allí. Pero bueno, necesitaba poner en práctica lo aprendido y saber de lo que era capaz. De todos los entrenadores que tuve se me quedó algo, y necesitaba ponerlo en práctica. Disfruté mucho, me adapté muy rápido, compañeros tailandeses me ayudaron mucho, y tuve la suerte de que el equipo se metió en Champions asiática, así que valoro ese paso como muy muy positivo.
Estuviste un corta etapa en Japón. ¿Cómo valoras esa etapa?
Fue un poco difícil. El nivel de los jugadores y de la liga es superior, por lo que te obligan a estar más preparado y concentrado que en otras ligas. Además, mi situación fue diferente, pues en el club había una plaza más de extranjeros de la permitida, por lo cual cada partido uno se debía de quedar fuera, y en mi posición habían jugadores importantes. Eran circunstancias que iban un poco en mi contra, y se me hizo difícil triunfar allí. Me dio un poco de pena, porque es un país que me gusta. Comida, gente… el tema futbolístico me gustó mucho, porque son formas de ver el fútbol diferentes. Fue un poco triste que solo durara un año, pero pude volver a donde estoy mejor, en Seúl.
Fichaste por el Seoul, donde has estado muchos años menos esa etapa en Japón. ¿Estás cómodo allí?
En Seúl estoy muy cómodo, he tenido suerte de que los entrenadores me han dado mucho protagonismo en el equipo y los compañeros me han respetado siempre. La ciudad tiene un tamaño enorme, y tienes mil posibilidades. Tanto a mi mujer como a mi nos gusta la comida, así que la adaptación no ha sido un problema. Estamos muy cómodos, con muchas ganas de no solo jugar, si no de ayudar a hacer crecer al club. Y eso ellos lo perciben el hecho de no solo ayudar dentro del campo, si no con la preocupación de hacer crecer al club. Estoy muy cómodo y hemos ido extendiendo contratos, con muy buen recibimiento y mensajes de apoyo, y cuando te ayudan tanto siempre vas aún más motivado.
¿Por qué decidiste fichar de nuevo por el Seoul?
Mi ex entrenador, el que me fichó primeramente y estuve los tres primeros años, volvió a fichar por el club, y el equipo estaba en una posición muy peligrosa, peleando por el descenso. Se salvaron en las últimas jornadas, y eso cambió todo. Yo estaba preparado para no volver, pero este entrenador me volvió a llamar. Me comentó que tenía grandes planes y que quería contar conmigo. Convenció al club de dar un golpe sobre la mesa para ficharme. Mi mujer y yo ya conocíamos el lugar, y sabiendo que tengo al entrenador apoyándome, y el club también me mostró ese cariño y aprecio por mi trabajo.
¿Cómo es vivir en Corea del Sur?
Es muy diferente. Comida, horarios, lenguaje… al fin y al cabo es como te lo tomes. Si yo vengo aquí y empiezo a comparar todo, voy a añorar mucho mi casa. Lo suyo es descubrir este país, su gente, y he descubierto muchas cosas que me gustan. Es cierto que el horario es muy distinto al español: el sol sale muy temprano, las cenas están muy marcadas, se trabaja bastante, y el ocio no es la prioridad. Se busca cuando se puede, pero en España vivimos más para el ocio y para estar con los amigos. Aquí se hace cuando se puede, y se lo pasan muy bien, como en todos los lados, pero son mucho más disciplinados en tema horarios y trabajo, respeto con la edad, gente mayor y tal. Pero en general, me levanto y llevo a los niños al colegio, nos vamos a trabajar y volvemos, tampoco es que hagas nada especial. Hay que respetar y aprender unas normas sociales y ya está. El día a día muy bien, y el adaptarse a la comida te da mucho. Hemos caído en un buen sitio, tenemos mucha suerte, y el trabajo nos va muy bien. Se echa de menos volver a casa, pero mi mujer e hijos están bien, y eso es fundametal.
¿Qué opina tú familia de que vivas en países exóticos?
Es donde me ha llevado mi vida. son mis decisiones y mi trabajo. Estoy haciendo mi camino, y lo estoy haciendo bien. La distancia pesa, no son dos o tres horas, y no es fácil. Cuando voy, en navidades o en fechas así, el recibimiento es muy cercano, y se te humedecen los ojos. No es que tengan una opinión, respetan lo que hago. Es algo pasajero para mi, son unos años y es para tener un futuro mejor que si estuviera allí. Lo llevan bien, dentro de lo que cabe con la distancia.
Por último, ¿cuáles son tus planes de futuro?
Bueno, la retirada la veo cada vez más cerca, pero tampoco tengo planeado cuando va a ser. Prefiero pensar en el presente, y luego cuando acaba cada temporada mi mujer y yo empezamos a hablar de como irá. He renovado aquí por dos años más otro opcional, y espero cumplir los tres, y acabaría con 36 si acabo este contrato. Todavía no he pensado a largo plazo, porque a saber por donde va mi camino. Hay que disfrutar el hoy, ver por donde van los tiros, pero no queremos movernos mucho sobre todo por los niños. Van a necesitar estabilidad, hacer amigos… No se cuanto más fútbol me quedará, luego me podría hacer entrenador, pero no lo sé. Pero de momento me centro en disfrutar.
Autor: Pablo Triguero