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Un 10 Puro

·22 de octubre de 2025

Del rocanrol al zeibek

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Dijo Xabi Alonso, en aquella rueda de Prensa de su presentación, aquello de que comenzaba el rocanrol, animando al aficionado madridista de cara a lo que se avecinaba en la nueva etapa con el comandante tolosarra en el banquillo del Santiago Bernabéu. De momento, rocanrol hay poco, pero ante la Juventus, al menos, el Real Madrid bailó algo: un zeibek.

Suena horrible, ciertamente, pero es el baile tradicional de los guerreros otomanos. Y, quién lo diría, ese turquito con pinta de pedir perdón hasta para lavarse las manos que se llama Arda Güler es el tipo a quien le han encargado la ambientación musical de los blancos. DJ Güler dio una clase magistral de fútbol ante la Vecchia Signora. No sólo controlando la ofensiva de su equipo, sino también derrochando 'eneryía' (imposible decir o escribir esa palabra y no acordarse de Ancelotti) en defensa: diez recuperaciones de balón.


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No tengo que esconderme, porque además me lo habrán leído o escuchado y no soy de los que corren a borrar cosas: a mí Arda Güler no me terminaba de entrar por el ojo, así que era uno de esos conductores suicidas por una autopista de circunvalación de Estambul, rodeado de cimitarras dispuestas a dejarme sin buñuelos de Todos los Santos. Pero no cuesta nada retractarse. El chico se está dejando el alma, está creciendo a pasos agigantados y hasta está consiguiendo que me plantée el comprarme un kebab por probar a qué diantres sabe eso. Bien por él, lo del kebab me lo seguiré pensando.

A Güler le necesita este Real Madrid que sigue buscando el rocanrol como el comer, porque de momento, la falta de movilidad ofensiva de sus jugadores es desesperante. Hay muñecos de futbolín con más capacidad de encontrar espacios que este equipo que aún busca su identidad. Menos mal que Güler descerraja defensas como quien hace punto de cruz.

Dan algo de miedo, eso sí, las facilidades defensivas que sigue permitiendo el equipo blanco. Courtois tuvo que hacer dos paradones a una Juve, a esta Juve de Igor Tudor (cada vez que le enfocaban parecía que estaba viendo a Chus Mateo), que tampoco es que sea Elvis Presley meneando las caderas en ataque, más bien un niño de dos años soplando las velas de la tarta de cumpleaños. Pero aún y así, fueron capaces de buscarle las cosquillas al belga, incluso otra vez en el tiempo añadido como en Getafe. Pero nada que hacer. Si el belga está inspirado, es casi insuperable pese a que le descompongan sus compañeros. ¿Será suficiente para el Clásico del domingo? ¡Que se abra el baile!

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