El Albacete vence con la mano de Alberto | OneFootball

Hay triunfos que se celebran con el alma. Y el que consiguió el Albacete Balompié en esta jornada es uno de ellos. No fue tan solo un marcador favorable, no. Fue una declaración de intenciones. Porque hubo decisiones de enjundia.

El equipo de Alberto González, que llegaba con dudas y con el peso de un inicio de temporada irregular, se reencontró con la senda de la victoria. Y lo hizo gracias a un plan que habla de un técnico que no tiene miedo a mover ficha. A desafiar a lo evidente.

La apuesta táctica: doble lateral en izquierda

El gran golpe de efecto de la tarde fue la inclusión de un doble lateral en el costado izquierdo. Con Neva y Jonathan Gómez compartiendo banda. Una decisión poco habitual, pero cargada de sentido frente a un rival que tiene en Iván Alejo y Amath su principal amenaza por fuera.

Con esta maniobra, González buscó cerrar el grifo de los desbordes rivales. Y de los centros que suelen alimentar al ataque contrario, aun a costa de sacrificar la presencia de Jon Morcillo, quizá la mejor arma ofensiva del equipo.

Un riesgo que tuvo recompensa para el Albacete

El resultado dio la razón al técnico andaluz. El Albacete fue sólido, minimizó el impacto de las alas rivales y logró llevar el partido a un terreno favorable. La presión alta volvió a aparecer como sello definidor del estilo propio. Y las transiciones ofensivas fueron ejecutadas con la precisión de un cirujano. El equipo no solo resistió, sino que golpeó cuando tocaba, mostrando gran madurez competitiva.

Un triunfo que puede marcar un punto de inflexión

Más allá de los tres puntos, este primer triunfo tiene un valor que va más allá. Supone un mensaje claro para la afición y para el vestuario. Que el Albacete tiene entrenador y tiene plan. La valentía de Alberto González puede convertirse en el faro que guíe a un equipo que necesita estabilidad para escapar de la zona baja. Y para mirar hacia cotas más ambiciosas.

El Carlos Belmonte celebró algo más que una simple victoria. Fue testigo de la confirmación de que este equipo no se resigna. De que tiene capacidad para reinventarse. Y que, si hace falta, se deja la piel en el tablero de ajedrez para salir vencedor. La temporada es larga, pero el primer paso ya está dado.