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·19 de diciembre de 2025

El Andorra y Piqué reciben un elogio inesperado

Imagen del artículo:El Andorra y Piqué reciben un elogio inesperado

Hay clubes que ganan partidos. Y hay clubes que construyen una idea. El FC Andorra pertenece a este segundo grupo. No siempre vence, no siempre convence a todos, pero casi siempre se reconoce. Y eso, en una categoría tan volátil como LaLiga Hypermotion, es un logro mayor. Así lo ha subrayado Antonio Hidalgo, técnico del Deportivo de la Coruña, al elogiar públicamente el estilo del conjunto tricolor, una identidad que se mantiene firme desde la llegada de Gerard Piqué al proyecto.

No es un halago vacío ni un gesto protocolario. Es el reconocimiento de un rival que entiende el juego y que sabe lo difícil que es sostener una idea propia en el fútbol profesional actual.


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El sello Andorra: balón, pausa y personalidad

Desde que el club pasó a formar parte del ecosistema impulsado por Piqué, el FC Andorra ha apostado por una manera de jugar muy concreta: protagonismo con balón, salida limpia desde atrás, valentía incluso en escenarios adversos. Una propuesta que no se esconde ni se adapta en exceso al contexto, sino que intenta imponer su lenguaje.

Los datos respaldan esa percepción. El Andorra suele situarse entre los equipos con mayor porcentaje de posesión de la categoría, asumiendo riesgos que otros no están dispuestos a correr. No es casualidad: es una decisión estructural. Desde la dirección deportiva hasta el banquillo, el mensaje es claro. Se juega así porque se cree en ello.

El valor del reconocimiento externo

Que un entrenador rival como Antonio Hidalgo destaque públicamente ese estilo tiene un peso especial. El Deportivo es un club con historia, exigencia y una afición acostumbrada a mirar el juego con lupa. Que desde ahí se ponga en valor al Andorra habla de respeto futbolístico.

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En Segunda División, donde el corto plazo suele mandar, los elogios al modelo suelen llegar solo cuando van acompañados de resultados inmediatos. En el caso del Andorra, el reconocimiento va más allá del marcador. Se valora la coherencia, la insistencia, la convicción de no renunciar a una identidad incluso cuando el viento sopla en contra.

Jugar así también tiene un precio

No todo es romanticismo. Apostar por un estilo tan definido implica asumir riesgos. Pérdidas en zonas comprometidas, partidos que se escapan por detalles, críticas cuando el resultado no acompaña. El Andorra lo sabe. Lo ha vivido. Pero también ha demostrado que, a largo plazo, tener una idea clara facilita la construcción del equipo y el crecimiento de los futbolistas.

Muchos jugadores que pasan por el club mejoran su comprensión del juego, su capacidad para decidir bajo presión y su lectura táctica. Ese es otro de los intangibles del proyecto: formar mientras se compite.

Piqué y la visión de club

La figura de Gerard Piqué ha sido clave para entender este camino. Más allá del foco mediático, su influencia se percibe en la manera en la que el Andorra se posiciona en el mapa futbolístico. No quiere ser un club más en LaLiga Hypermotion. Quiere ser reconocible. Quiere que, cuando el rival prepare el partido, sepa exactamente a qué se enfrenta.

Ese objetivo, tan ambicioso como complejo, empieza a dar frutos cuando los elogios llegan desde el otro banquillo. Cuando el adversario reconoce que hay una idea, un plan y una identidad sostenida en el tiempo.

Una identidad como punto de partida

El FC Andorra no tiene el presupuesto de los grandes ni la historia de los clásicos. Pero tiene algo que muchos buscan y pocos encuentran: una forma de jugar que le pertenece. En una categoría donde la supervivencia a veces invita al miedo, el Andorra ha elegido la valentía.

Los elogios de Antonio Hidalgo no son una meta. Son una señal en el camino. La confirmación de que, más allá de ascensos o clasificaciones, construir un estilo también es competir. Y que, en el fútbol, ser reconocible es el primer paso para ser respetado.

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